Más allá de la vigencia que, en la práctica, pueda tener hoy día en la escena cubana el legado de Vicente Revuelta, una de las principales figuras de la vanguardia teatral en el país, resulta innegable la admiración que tras siete años de su desaparición física permanece indeleble en muchos de quienes pudieron disfrutar de sus actuaciones y montajes; pero más aún entre aquellos que de alguna forma alcanzaron también a ser sus discípulos.
Si alguna duda hubiera sobre el particular, el homenaje que durante los pasados días 5 y 6 organizaran la Casa Editorial Tablas-Alarcos y la Casona Vicente Revuelta, a propósito del aniversario 90 del natalicio del fundador del grupo Teatro Estudio, dio muestras fehacientes del modo en que su huella ha ido calando cada vez de manera más profunda en algunos de nuestros teatristas hasta lograr, incluso, ser reinterpretado por ellos con los códigos propios del medio.
Resulta verdaderamente hermoso, como bien dijera en el Coloquio Noventa Revueltas Omar Valiño, director de la editorial, el modo en que la efeméride ha coincidido con la concepción por parte de dos dramaturgos del patio de sendas obras que tienen como figura protagónica a aquel actor y director siempre atormentado por la búsqueda de la verdad y el sentido de la profesión.
En el día inaugural del tributo, justo en la fecha en que viniera al mundo Vicente Revuelta, en la Sala Llauradó, de la Casona de Línea que hoy lleva su nombre y donde realizara la última etapa de trabajo, tuvo lugar una función especial de la obra Misterios y pequeñas piezas de Carlos Celdrán, a cargo del grupo Argos Teatro.
Misterios y pequeñas piezas. Fotos Buby. CUBAESCENA.
Lo que, según su autor, comenzó con la intención de ser un ensayo sobre el desaparecido artista, fue convirtiéndose en un monólogo y luego en el texto que tiene en el rol protagónico a un Caleb Casas objeto de abundantes elogios por la forma visceral con que logró incorporar la figura de Vicente.
“Mi miedo era hacer el cliché de Vicente. No quise marcarle gestos; era un personaje que tenía que venir desde una construcción interior”, dijo Celdrán en el Coloquio. “He tenido que subir tres escalones dentro de mí; buscar más concentración para encontrar esa imagen”, apuntaba a su lado el actor, en un encuentro sostenido en la tarde de este jueves en la Sala Llauradó.
Carlos Celdrán y Caleb Casas.
El acto de Teatro del Caballero, puesta en función especial horas más tarde en la sala Raquel Revuelta, fue la otra obra que, inspirada en la figura del homenajeado, formó parte del programa.
Refiriéndose a la esencia de esta propuesta, su codirector y protagonista, José Antonio Alonso, a quien además pertenece la idea original de la pieza, expresó en dicho encuentro:
“Estoy en un momento en que voy al teatro y me aburro. No hay verdad. Vicente hablaba a menudo de las máscaras y resultan máscaras faciales muchas actuaciones que se hacen sin sentimiento (…) Qué rico es cuando trabajas y puedes traducir lo que llevas dentro. Creo que eso era lo que él le pedía a quienes se paran sobre el escenario”.
José A. Alonso junto a Ámbar Carralero, editora jefe de Tablas-Alarcos.
Ciertamente resulta hermosa la coincidencia de estas obras, listas para el Noventa Revueltas y reveladoras de la permanencia del maestro. Pero lo realmente demostrativo de la fuerza de la herencia que deja, es que sea su voz la escogida por dramaturgos contemporáneos para expresar las interrogantes creativas y existenciales que los atormentan. Que, inspirados en él, asciendan hasta el fondo de ellos mismos.
La entrevista que para la televisión le hiciera en 2009 Rolando Almirante a Vicente Revuelta y un libro que aborda el papel que jugó en la introducción del método de Stanislavski en nuestro teatro, El largo viaje hacia la verdad, de Carlos Sarmiento, fueron asimismo presentados como parte del tributo.
También lo fue la exposición fotográfica que recrea la trayectoria actoral del Premio Nacional de Teatro 1999, la cual podrá ser apreciada por quienes decidan ir al reencuentro con esa figura casi mítica que nos devuelve Carlos Celdrán en Misterios y pequeñas piezas, obra que estará en la cartelera de la Sala Llauradó durante todo el presente mes, haciendo más extensa la reverencia por los 90 años de Vicente; un gesto de admiración y gratitud que habrá de ser tan duradero como la propia búsqueda de la verdad y del sentido de la vida.
8 de Junio de 2019 a las 18:21
mucho me alegra estén recordando y homenajeando a Vicente, figura imprescindible de la escena cubana, algo olvidada estos últimos tiempos...saludo a quienes tuvieron la feliz idea y no lo dejen ahí...continúen explorando el vasto universo de este genio
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