Siempre es un gusto toparse en esta Habana ruidosa, dinámica e intempestiva con una presentación en vivo de Rolando Luna. Desde su primera nota al piano, en el concierto de ayer, se adueñó de la escena con su alegría y habilidad para transmitir sus emociones a través no solo del instrumento, ddurante la cita vespertina en el Teatro Martí, primera de varias en la institución con motivo de la 38 edición del Jazz Plaza.
Lo que es capaz de hacer con su instrumento podría compararse con muy pocos momentos en la escena nacional: su peculiar manera de decir, de transmitir, fluye con la canción y hace que la canción fluya.
Por eso lo que sucedió en el Teatro -ya se intuía- era un hecho sobrecogedor, digno de dedicar todos los sentidos. Un concierto en dos tiempos donde la primera parte estuvo reservada exclusivamente para el piano. Sobre el escenario Rolando y el piano, el piano y Luna: no era necesario más.
Se escucharon las primeras notas de Claro de Luna, de Debussy, y ya sabíamos que estábamos trascendiendo el plano terrenal para acceder a un estado donde Rolandito marcaba el rumbo y el ritmo. Solo dos certezas: con él se sabe dónde se empieza y dónde se termina, lo que sucede en medio es una magia que solo el intérprete controla con especial naturalidad, seduciendo al público con un performance orgánico y sincero.
Su versión de la obra de Debussy no dejó puntada sin hilo y cuando quisimos darnos cuenta ya nos envolvía con obras más particulares de su repertorio, pasadas por el tamiz exquisito de su improvisación, por supuesto.
Y ahí estaba Coloreando mariposas, una composición del artista, con reminiscencias de la obra de importantes compositores cubanos como Moisés Simons y Lecuona. Se trata de una pieza que, al decir del anfitrión, compuso durante una de sus giras por Europa y donde intentaba plasmar paisajes de lo cubano, un intento por no sentirse tan lejos de su tierra mediante la música.
No faltó una mirada su más reciente producción musical, Mi alma en canciones (2022), con Guarina, de Sindo Garay, una alabanza a la trova tradicional desde el piano, otra de las tantas paradas en ese viaje lleno de deleite que es su último fonograma producido con la EGREM y así cerró la primera parte del recital.
Foto: Isabelle Leymarie
Luna no tiene secretos con el espectador, menos con el piano. Se muestra tal cual es y solo hay que darle “un filo” y él busca la melodía, la crea, la desmenuza y la devuelve hecha canción – solo hay que verlo en su rostro-. Ello demuestra cuan ilimitado puede ser su acervo musical, un intérprete que al decir del maestro Rember Egües es el “Messi de los pianistas cubanos”.
Para el segundo tiempo, con el auditorio ya en el bolsillo, no escatimó y llamó a escena al trompetista Carlos Sarduy e Irving Acao en el saxofón y lo que vino a continuación fue un mano a mano entre los tres que recordó temas del repertorio de El Comité y su disco ¿Y qué? (So what?)(2018).
Era ese su homenaje a esa formación que reunió en otro momento virtuoso, también sobre ese mismo escenario, pero en en el JAZZ Plaza del 2020, a Harold López-Nussa y Luna al piano, Rodney Barreto en la batería, Yaroldy Abreu en la percusión, Gastón Joya en bajo y contrabajo, Carlos Sarduy e Irving Acao, todas importantes figuras del jazz contemporáneo cubano.
Foto: Lissey del Monte Valdés
Volvieron a sonar en el Martí algunos temas de aquel proyecto y el trío comandado por Luna sacó del tintero Nada más de Irving Acao y Son a Emiliano, de Gabriel Hernández; para cerrar, Jazz Plaza, de la autoría de Carlos Sarduy. Y el ensamblaje entre saxofón, trompeta y piano nos recordaba los valores y el porqué de esta gran fiesta musical que es el jazz y Rolando saltaba a improvisar y las miradas entre Irving y Sarduy lo decían todo: estaban en su salsa, en casa y eran capaces de trasladar esa sensación de familiaridad a cada rincón del auditorio.
Foto: Isabelle Leymarie
Con semejante presentación Rolando Luna deja así la puerta abierta para que en los próximos días pasen por la escena del Martí otras importantes figuras del panorama del jazz nacional e internacional, desde Arturo O’Farril, Yasek Manzano, Axel Tosca, Florian Weber, Xiomara Laugart entre otros. Sigamos fluyendo entonces con la buena música y los creadores que la hacen posible.
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