En el décimo aniversario del fallecimiento de Luis Mariano Carbonell Pullés, recordamos a quién con sus obras llenas de picardía criolla y una voz peculiar, se ubicó en el pentagrama literario cubano. Trascendiendo fronteras con una poesía matizada por recursos de su versátil actuación, iba del humor al drama entre estampas callejeras, con pinceladas del teatro vernáculo cubano, lo que le hizo situarse en el más alto sitial de la popularidad.
De nuestro Acuarelista Antillano, su instinto profesional, el carisma, la revelación de su narración oral y una lírica fraguada en el devenir de una extensa carrera respaldada por una voz que llevaba gran parte de la carga emotiva.
Su mayor tesoro, no estuvo en elogios o dintinciones que le fueron otorgadas como la Orden Félix Varela, Distinción por la Cultura Nacional, Premio Nacional del Humor (2003), Premio Nacional de Música (2003), Artista Emérito de la UNEAC, Micrófono por el 70 Aniversario de la Radio Cubana y Premio Internacional Casa del Caribe, sino en el derroche del más sentido y sincero cariño del público que lo admiraba y recuerda.
Con un repertorio de reconocidos autores, el humor mordaz, la delicada sensibilidad con la que narraba las historias y su gestualidad, lo hicieron un símbolo de la idiosincrasia criolla. De ahí que y son de José Zacarías Tallet escuchamos estampas como “La Rumba".
...”Repican las claves, suena la botija,
se rompe el bongó.
¡Chaqui, chaqui, chaqui, chariqui!
¡Chaqui, chaqui, chaqui, chariqui!
Llega el paroxismo, tiemblan los danzantes
y el bembé le baja a Chepe Cachón;
y el bongó se rompe al volverse loco,
a niña Tomasa le baja el changó.
¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan!
¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan!
Al suelo se viene la niña Tomasa,
al suelo se viene José Encarnación;
y allí se revuelcan con mil contorsiones,
se les sube el santo, se rompió el bongó...
O "Velorio de Papá Montero" de Nicolás Guillén, convietiéndose en una pieza de referencia de su repertorio.
... el son te salió redondo
y mulato, como un níspero
bebedor de trago largo,
garguero de hoja de lata,
en mar de ron barco suelto,
jinete de la cumbancha:
¡qué vas a hacer con la noche,
si ya no podrás tomártela,
ni que vena te dará
la sangre que te hace falta,
si se te fue por el caño
negro de la puñalada!
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!
Ya se acabó Baldomero:
¡zumba, canalla y rumbero!
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!...
Fragmentos del poema.
Entre tambores batá, seducido por la melodía del piano arribamos a un nuevo aniversario del fallecimiento de nuestro Luis Carbonell. ¡Y sí, nuestro, de Santiago, de Cuba y del mundo.
Fue música, estampa, espiral en el arte de la recitación, y una luz en la lírica y el ritmo que nutrió la identidad nacional de la narrativa oral. Único e irrepetible, llegaba a tocar la fibra sentimental de cada cubano con su ingenio y gracia, puente para el conocimiento popular de la poesía de tantos poetas. Es en él donde la recitación se hizo arte, y una fiesta íntima impactada por la buena dicción, el gesto preciso, el estilo original de la poesía antillana y la entonación exacta debido a trabajos vocales que realizó con el cuarteto de Facundo Rivero, Mario Fernández Porta, las D’Aida, el Cuarteto del Rey, con Linda Mirabal.
Sobre sus primeros pasos en entrevista refirió: Todo ocurrió a partir de un día, “Un productor me pidió que recitara algún poema, entre número y número, para no hacer tan seguidas las canciones. Antes de terminar el programa, que duraba una hora, debí volver a recitar, por el gran número de llamadas telefónicas. Sin proponérmelo, sin querer, casi por casualidad, comencé a recitar”.
Actualmente la obra de Carbonell es patrimonio cultural. Su contribución en la difusión de la literatura y la música de Cuba y otras naciones de habla hispana, fue un esfuerzo y el hacer de toda una vida, que merece el agradecimiento eterno por dejar una huella profunda en la memoria de la creación artística.
Fragmento del poema "Esa Negra Fuló" de Jorge de Lima
¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
Dime, ¿dónde está el perfume
que tu señor me mandó?
¡Fuiste tú quien lo robó!
¡Fuiste tú quien lo robó!
El señor fue a ver a la negra,
que el capataz azotó;
la negra se quedó en cueros,
y el señor dijo: -¡Fuló!...
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!...
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