Rostros absortos, poseídos por las ansias de transitar en espacios donde se conjuga el arte y el entretenimiento, pero al mismo tiempo da la posibilidad de establecer cierta interacción con las piezas expuestas.
Esta es la propuesta MUSEUM de Marlon Portales; artista que expone en Galería Orígenes, y que nos regala imágenes captadas a través de la cámara fotográficas que luego llevó a la pintura, cual representación cartográfica sobre la visita del público a reconocidos museos del mundo.
Plurales situaciones expresadas a través de sus creaciones y un quehacer que pregunta ¿cómo es consumido el arte a la altura de este siglo? Inquietudes que comienzan un juego visual, y lo presenciamos de la mano de un creador que tiene puesta sus pinceladas en los acontecimientos del hacer contemporáneo. Entonces, el espacio se convierte en un factor estimulante para contribuir a la observación de fenómenos de cómo el público asume e interactúa con obra de arte. Busca definir en términos formalistas y bajo la perspectiva del relato con el que debe trabajar el visitante y aprender a apreciar las piezas junto a sus secuencias históricas. Pinturas que no son más ventanas hacia escenas imaginadas, sino objetos con derecho propio. Entonces, es fácil entender por qué a la luz de esta experiencia, despoja a sus cuadros de todo lo que pueda resultar una distracción, incluso visual: marcos, y las imágenes que los propios visitantes observan.
Reconstruyendo experiencias e indagando sobre estas problemáticas del arte, Marlon recrea las historias que se dan cita en espacios cargados de testimonios, escarbando en cada escena, pues las obras toman nuevos horizontes, expectativas y realidades. Entonces, el viaje adquiere otro proceso de búsqueda conceptual, que presupone un punto de partida y la inquietud que cada espectador despierta por saber hacia donde se dirigen las miradas y lo que verdaderamente esta ocurriendo allí.
Asumiendo el arte desde una visión investigativo, recrea en una especie de retratos colectivos e individuales, visitantes anónimos que suscitan el interés por algo, que a primera vista no se sabe que es, pero la intención es confrontar el comportamiento humano, dentro de la materialización de una realidad estética.
Registros fotográficos vienen siendo como un gesto de documentación de seres que son usados como material de estudio, u objeto de escrutinio ante la mirada del creador; pero también como invitación para que el artista se involucre en un proceso de reconocimiento y compresión de la manera en la que él se relaciona con el arte. Ante la dinámica museológica y la expresividad cultural, afloran herramientas que adquieren matices simbólicos. Así en ese deambular, un sin número de actitudes y compromiso, sostienen un dialogo con la creación y procesos en los que se funden ideas y una disciplina.
Esta, es el tipo de obra que se refuerza con el uso del lenguaje corporal, en algunos casos preciso y en otro más alegórico. Existe todo un proceso detrás de cada pieza, que entretejen tramas, narrativas, y presupuestos de vida. Un arte pictórico que se nutre de recursos provenientes en ocasiones del subconsciente creativo; donde el rigor la abstracción informalista, y el ejercicio de las formas, son matrices formales fieles a su hacer, para discursar en torno a preocupaciones sobre su condición como artista.
Portales cuestiona los elementos relacionados con los valores, la educación y las tradiciones, y sobre ello refiere: “desde este contexto, hago una especie de reflexión sobre qué ha pasado en estos casi 55 años en cuestiones como: arte, sociedad, ideología, política y cultura en sentido general”. Por tanto, documentar fenómenos de la recepción artística en espacios como museos, centra la atención en el proceso en el cual el arte asume una corriente intersubjetiva de experiencia. A la vez, hace coexistir tendencias sociales de sucesos contemporáneas, y un nuevo paisaje en franca ruptura con una visión consolidada, irrumpe.
Viajes a través de la cultural, una reflexión armónica en la que piezas labran inquietudes y se van integrando al sedimento de una memoria sensible y de una herencia intelectual. De esta forma, Marlon hurga en procesos en constante transformación. De ahí, que las zonas donde las ausencias exploran como fuente argumental el intimismo, muestran el plano sugestivo de soluciones que refuerzan el ideario como sinónimo de la realidad de los tiempos que corren.
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