Más de 40 años homenajeado al Adulto mayor desde el Sistema Nacional de Casas de Cultura


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El Sistema Nacional de Casas de Cultura celebra cada año en sus instituciones la Jornada por el “Día Internacional de las personas de la Tercera edad”, por lo que días antes al 1ro de octubre como fecha oficial conmemorativa se engalana cada parlamento cultural existente en dicho sistema, con el objetivo de concientizar la necesidad de tener en cuenta los desafíos del envejecimiento de la población en el siglo XXI, así como promover el desarrollo de una sociedad para todas las edades, representa una vía  hacia la lucha por la igualdad social desde esta perspectiva, a fin de sensibilizar  sobre las desigualdades durante la vejez e incidir en cómo reflejan las desventajas a lo largo de la vida, resaltando el riesgo intergeneracional de un incremento de la desigualdad durante estas longevas edades.

Como premisas esenciales o como pretensiones podemos mencionar las de explorar los cambios sociales y estructurales en el marco de las políticas del curso de la vida, tales como el aprendizaje permanente, medidas laborales proactivas y adaptativas, protección social y cobertura sanitaria universal. Además, reflexionar sobre las prácticas, lecciones aprendidas y el progreso alcanzado en la eliminación de las desigualdades a las que hace frente este sector poblacional, así como evaluar los esfuerzos encaminados a cambiar los estereotipos que afectan a la vejez.

                  

Sin duda, de profunda significación la aparición en nuestro país de un programa social con altas pretensiones comunitarias y multisectorial, dado el incremento del envejecimiento poblacional, lo cual presenta un importante componente generacional. Esto pone en vigor y da fe de cómo hemos incorporado políticas innovadoras, relacionadas con los sistemas de salud, seguridad social o bienestar de las personas de la tercera edad. No obstante, las personas pertenecientes a este grupo poblacional se enfrentan a diario a las incomprensiones y desigualdades sociales.

Uno de los programas priorizados por el estado cubano es la atención a este sector poblacional, considerado como de los más vulnerables, por lo que se les brinda especial atención mediante el Programa Integral de Atención al Adulto Mayor que consta de tres subprogramas: Atención comunitaria, Atención institucional y Atención hospitalaria, desde que se inició en nuestro país, han sido las Casas de Cultura un miembro fiel y seguro en el cumplimiento de sus objetivos, metas y proyecciones, su función de acompañamiento, tributando a través de la nobleza y la dulzura que nos caracteriza cuando de trabajo sociocultural se trata, esto reviste en que no solo se atiende al Adulto Mayor desde las cuatro paredes de la institución, pues también como de costumbre se aprovecha el escenario comunitario donde nuestro ejército se hace participe.

                                           

Como olvidar nuestra participación en los Congresos Internacionales “Longevidad Satisfactoria”, varios fueron los especialistas, instructores de arte y promotores culturales que vieron en ese espacio el necesario intercambio, reflexión y dialogo, así como la posibilidad de socializar las experiencias, iniciativas y proyectos pertenecientes al sistema de Casas de Cultura relacionadas a la atención al Adulto Mayor.

Si de iniciativa se trata, justo sería mencionar la Cátedra del Adulto Mayor, donde inclusivamente las personas de edad que lo deseen pueden integrarse, la primera se fundó en el 2000 en la Universidad de La Habana, después se generalizó en todo el país. En estas se imparten asignaturas que contribuyen a su cultura general integral, demostrando que nunca es tarde para adquirir nuevos conocimientos y cambiar la forma de vida. Nuestras Casas de Cultura y Centros Provinciales de Casas de Cultura han contribuido en su quehacer sistemático con el concurso de muchos de sus especialistas, instructores de arte y promotores culturales.  También se pueden integrar a los Círculos de Abuelos en los que realizan actividades físicas, recreativas y culturales, por lo que nunca es tarde para comenzar una vida más sana, en la que realice ejercicios físicos y cultiven su mente. Dentro de sus posibilidades deben mantener una nutrición adecuada. Promover sus capacidades, participar en las actividades de la comunidad, adquirir nuevos conocimientos y compartirlos con las amistades. Asistir a excursiones, teatros, cines, exposiciones, conciertos o festivales.

 

Para las Casas de Cultura queda claro que el envejecimiento no presupone un período de deterioro funcional, en especial si se mantiene una vida física, mental y social activa, el arte y la cultura que brindan nuestros instructores de arte coadyuvan al bienestar social a través del disfrute, esparcimiento, así como al goce artístico y cultural. La sociedad debe brindarle al adulto mayor el espacio social que por derecho le corresponde, con paciencia y amor. No basta con prolongarle la vida con los programas sociales, sino, forjarle un adecuado futuro que le permita alcanzar una adecuada calidad de vida en los años venideros, por lo que en toda planificación estratégica incluimos con toda pretensión la atención a las personas ancianas o de la Tercera Edad, además es común promulgar contenidos y experiencias significativas a través de nuestras Radio bases, boletines, páginas web, mientras en nuestra Revista “A las raíces” encontraremos también artículos que cuentan historias de vida, vivencias, entrevistas, ensayos y otros formas literarias relacionadas con el Adulto Mayor.

Desde la aparición del sistema de Casas de Cultura han sido cientos de individuos de la Tercera Edad participe de los servicios que brindan nuestras instituciones culturales, creo en primer lugar mencionar aquellos ancianos y ancianas como el mayor de los públicos, es común encontrar en nuestras actividades caracterizadas pertenecientes a la programación cultural asiduos y fieles seguidores de dicho sector poblacional, las visitas in-situ con acciones específicas en los Hogares de Ancianos en todo el país es parte de nuestra cotidianidad,  también de forma recurrente los encontramos en los propios procesos de creación artística y literaria formando parte de unidades artísticas en las diferentes manifestaciones, insertados en los festivales que se celebran, las exposiciones de colectivos plásticos y talleres literarios, mientras las palmas para esos instructores de arte que deciden continuar su labor de instruir y educar a través de la cultura a pesar de su jubilación, además, otra gama de gran participación de exponentes de la Tercera edad, es sin duda, las aficiones culturales, donde los clubes del danzón, del son, y artesanos populares tradicionales cuentan con la mayor cantidad de miembros en este sentido. 

Mención aparte la relacionada con la significación de los cultores o portadores de tradiciones, son precisamente los pertenecientes a la tercera edad los que por sus conocimientos y saberes constituyen tesoros humanos vivos, al poseer como nadie los conocimientos, habilidades y técnicas necesarias para (mantener), crear o producir determinados elementos del Patrimonio Cultural vivo, como sabemos, son seleccionados por sus comunidades y reconocidos por el Estado como testimonios de sus tradiciones culturales vivas y del talento creativo de grupos presentes en su territorio, además han representado líderes indiscutibles como parte de los procesos de salvaguardia de los sellos identitarios; sobre todo, en la viabilidad de cada expresión tradicional, su rol de informantes y guardianes de su propio Patrimonio ha jugado un papel primordial y determinante, desde el propio ejercicio de la confección del Atlas Etnográfico de Cuba: Cultura Popular Tradicional y el Atlas de los Instrumentos en la Música Tradicional Cubana con sus tres volúmenes en la década del 80 hasta nuestros días con la confección de los inventarios de los elementos tradicionales en contextos comunitarios como parte del Cumplimiento de las Directrices Operativas de la Convención de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial  de la UNESCO (2003).

Varios son los nombres que me vienen a la mente, muchos de ellos no se encuentran, pero el poder y profundidad que presentan los procesos de transmisión generacional hacen que su legado se mantenga en cada comunidad portadora de tradiciones, los mismos que generaron los procesos de formación etnodemográfica del  etnos- nación cubano; cultores insignes, como: Eva Gaspar en la comunidad de Violeta con su entonces grupo Naggó, Ciego de Ávila, Silvia Hilmo (Titina) en Las Tunas con su Petit-Dancé, Magdalena Mora Herrera (Piyuya), líder del Gangá de Perico en Matanzas, Miguelina Baró, reina del Arará en Jovellanos, Matanzas, las legendarias exponentes de la Tumba Francesa “La Caridad de Oriente” en Santiago de Cuba: Venet Danger (Tecla) y Glaudiosa Venet Danger (Yoya), o qué decir de Héctor Ruíz Pérez (Tico); rey de la caringa en los Bailes campesinos de Majagua, mientras sería interminable la lista de parranderos que han significado hitos en la cultura cubana, aunque me gustaría nombrar a los constructores artesanos de carrozas Roberto Prieto en Camajuaní y Guillermo Duyos en Remedios, exponentes del punto cubano como Angelito Valiente, Adolfo Horta Ruiz (el Indio Naborí), Justo Vega, entre otros. Ellos y muchos más representan lo más genuino y auténtico de nuestra cultura, gloria y agradecimiento eterno por constituir iconos imprescindibles en el cultivo de una arte y una cultura, joyas indiscutibles que atesoran el Patrimonio Cultural de la Nación.


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