Orígenes de una tradición


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Imposible avanzar con pasos firmes si no se conocen los orígenes, siguiendo esta máxima el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC) presentó  la temporada Orígenes de una tradición, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.

Dedica a las seis décadas de  su primera presentación pública (Teatro Mella, 25 de julio de 1963), los artistas de la legendaria compañía regresaron a la escena la creación que lesdescorrió, las cortinas dentro y fuera del país.

El Ciclo Yorubá (libreto Rogelio Martínez Furé y coreografía Roberto Espinosa) retomó fuerzas de los códigos danzarios contemporáneos para lucir en la escena en honor  a quienes fueron pioneros en su defensa.

Las danzas a Elegbá, Obatalá, Yemayá y Shangó fueron ejecutadas con dignidad y respeto por primeras figuras de la compañia, quienes tomando como referencia la versión primigenia les pusieron su impronta para dejar por sentado su compromiso con la preservación de las expresiones de la cultura popular y tradicional cubana.

Es así que entre Jhonly Drago y Richard Posada fueron ejecutados los pasos y evoluciones del inquieto Elegbá, al estilo de Yessell Ramos tomó cuerpo Obatalá, mientras que la maestría interpretativa y la conocida calidad como danzantes de Yulién  Fernández (Yemayá) y Yandro Calderón (Shangó), volvieron a ser ovacionadas por un público conocedor de las influencias lucumíes en la identidad litúrgica cubana.

Especialmente acogido fue Babalú Ayé, deidad caracterizada de manera impresionante por Yosiel  Vegas (Chiqui), quien además desde su rol como maestro y junto a Miriam Izquierdo y Keyla Galarraga prepararon, en apenas dos meses, a los niños y jóvenes que desde los talleres comunitarios dieron la bienvenida al público en el lobby de la Sala.

La certeza de los pasos ascendentes que da la actual generación del CFNC se vio expresada no solo en la fuerza danzaria, también el trabajo de los cantantes (Edgar Berroa, Akemis Terán, Ariel García y Pablo Pedroso) lució sus mejores galas en la recién finalizada temporada.

Ellos guiaron un Coro Yorubá muy bien concebido, donde las desafinaciones fueron imperceptibles, algo poco común en el trabajo vocal de la agrupación.

La creatividad del maestro Manolo Micler (Premio Nacional de Danza 2017) volvió al popular escenario con En mi Patio obra que concebida a duo con el joven Leiván García (actual director) recrea mucho de lo que sucede en un solar de La Habana.

El triángulo amoroso entre Pedro  (Harold Ferrán), Cacha (Jane  Aveille) y Santiago (Yessell Ramos) centró el desarrollo de la obra a la que llegó como invitado especial el músico Shama Milán (Septeto Nacional Ignasio Piñeiro).

Osado y divertido el joven Julio César Ordoñez dio vida a un expresivo vendedor de dulces que logró la sonrisa  de los presentes, con sus ocurrencias.

¿Perfecta? No, como toda obra humana la temporada  del Folklórico Nacional en la Sala Avellaneda puede ser superada, pero lo cierto es que la presencia activa del público y sus aplausos a cantantes y bailarines fueron muestras de una  satisfacción que regresa al ánimo de quienes asistieron a la cita.

Varios son los detalles que pueden quedar mejor, a mi juicio, pero eso es motivo para otro comentario.


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