En la tarde del pasado 26 de abril en el Aula Magna de la Universidad de La Habana tuvo lugar la entrega del Premio Nacional en Conservación y Restauración de Monumentos al que convoca el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural en el marco del 18 de abril, Día Internacional de Monumentos y Sitios. Las propuestas a lauros emergen de los Centros Provinciales del Patrimonio Cultural cuyos especialistas presentan un riguroso expediente científico en que se hace constar los principios rectores de la intervención realizada en el año fiscal anterior a un bien del territorio ya sea en la categoría de Conservación o en la Restauración.
Se trata de un concurso cuyos resultados no solo validan el quehacer en la defensa del patrimonio cultural de la nación en tiempos contemporáneos, sino que además deviene expresión de continuidad a una postura que en Cuba encuentra sólidas raíces en las historias locales del siglo XVIII y principio del XIX, cimientos desde los cuales se proyecta un proceso de continua actualización. En el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana del 2000 ―dedicada a Italia―, Marta Arjona, entonces Presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, comentaba:
En sentido general, los criterios sobre la restauración y conservación en nuestro país están basados en estudios, experiencias y conclusiones que van desde la Carta de Atenas hasta la declaración de Oaxaca. Estos documentos bases, resultado de conferencias, congresos, y convenciones internacionales, han devenido en obligados materiales de consulta y de hecho, han conformado una filosofía de la restauración, que todos nosotros, de una u otra forma, la hemos asumido en la proyección de nuestro trabajo. [1]
Acreditan dicho planteamiento tres ejemplos: 1) “en la temprana fecha de 1929” el periodista trinitario Rafael Rodríguez Altunaga aboga por la declaratoria de Trinidad como Monumento Nacional en un artículo publicado en el periódico El Comercio [2], 2) Cuba se inscribe en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el 17 de noviembre de 1947, apenas dos años después de fundada y 3) dentro de los firmantes de la Carta Internacional para la Conservación y la Restauración de Monumentos y Sitios, conocida como la Carta de Venecia (1964), se encontraba el arquitecto Fernando María López Castañeda, fundador y secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Monumentos en Cuba entre 1963 y 1974. [3]
Precisamente la Carta de Venecia establece los principios básicos de la Conservación y la Restauración de Monumentos, estableciendo como tal “la creación arquitectónica aislada así como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilización particular, de una evolución significativa, o de un acontecimiento histórico”, explicitando que no solo se refiere “a las grandes creaciones sino también a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural” [4]. La diversidad cultural reclama en el ámbito del patrimonio un espacio desde entonces.
Atendiendo a las diferencias conceptuales entre las categorías de Conservación y Restauración, abordemos en este espacio, como se indica en el título, las nominaciones del 2018 relacionadas con la primera de ellas, quedando para otra ocasión la segunda. Con el objetivo de orientar a los menos avezados en el tema se sintetizan los artículos directamente relacionados con esta categoría en la Carta de Venecia: Art. 4) implica primeramente la constancia en su mantenimiento, 5) resulta favorecida por su dedicación a una función útil a la sociedad, pero la evolución de usos y costumbres no puede conllevar a la pérdida de su organización ni elementos decorativos, 6) el grado de transformación durante la intervención depende de la subsistencia de su marco tradicional y 7) el monumento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en que está ubicado. En condición de historiador del arte, los comentarios aquí tratados toman como referencia este último artículo.
Para esta edición las propuestas fueron testimonios culturales de San Luis de Occidente, Artemisa, Tapaste, Manicaragua, Cienfuegos, Holguín, Bayamo y Mayarí Arriba, un abanico de pueblos y ciudades de diferentes regiones del país que tipológicamente apuestan en zona urbana, construcciones y sitio histórico, veamos algunas de ellas.
En la primera de las tipologías se inscribe la Zona de valor Histórico Cultural San Luis, ciudad pinareña a la que por sus valores urbanos arquitectónicos dedicamos dos artículos en noviembre de 2014 [5]. Se trata del área primigenia del pueblo consolidado por doña Juana Romero a partir de las haciendas San Luis y El Tirado que adquiriera en febrero de 1808, propiedad de la cual cedió una caballería para el centro urbano en 1927. “San Luis de los Pinos” (1827), “San Luis de la Ceiba” (1879) o, para distinguirle de San Luis de la Enramada, en Santiago de Cuba, San Luis de Occidente, tiene su núcleo en la intercepción de la Iglesia Parroquial de San Joaquín (1831-1841), financiada por Juana Romero, y el Parque Martí, en cuyo centro se encuentra el busto al Apóstol “Erigido por suscripción popular a iniciativa de la Junta de Educación y el magisterio local […]” y en especial por la maestra Sarah Esther Cordoneda García en el centenario del pueblo, 1927.
Distingue el conjunto urbano la Calle Real o Juana Romero, un paseo de finales de los 40 del siglo XX en que se distinguen las esculturas Homenaje a las madres, del artista de la localidad Atilano Armenteros Ramos, y el busto al General Antonio Maceo y Grajales, así como la Logia Masónica (no. 18), el Club Guillermo Moncada (23) y las casas del Dr. Agustín González (95) y Sarah Cordoneda (123), de estirpe neocolonial, ecléctica, Decó y ejemplar de la arquitectura tradicional, respectivamente. Por su valor documental, la casona de Juana Romero no. 57, sede del Museo Municipal, proyecto que al amparo de la Ley 23 desarrollaron Martha Arjona, José (Pepe) Linares, María Teresa Iglesias y el sanluiseño Julio César Valdés (Chiquitico), profundo conocedor de la historia del arte y pionero en la organización sistemática de la ciencia museológica en Pinar del Río.
Recordemos que en el caso de los conjuntos históricos artísticos la Carta de Venecia establece en su artículo 14 que han de ser objeto de atenciones especiales a fin de salvaguardar su integridad y asegurar su saneamiento, tratamiento y realce; de ahí que los trabajos de conservación y restauración que en ellos sean ejecutados deben inspirarse en los principios correspondientes a ambas categorías de intervención.
En la tipología arquitectónica estuvieron propuestas a Premio Nacional de Conservación la Casa de la Música de Artemisa, el Hotel Hanabanilla y la Casa Museo Los Asaltantes en Bayamo como ejemplares de la construcción civil republicana; la Casa Natal Calixto García como exponente del repertorio doméstico del período colonial y la Vivienda sita en Avenida 16 no. 3902 entre 39 y 41, en Cienfuegos; y, en el religioso, la Iglesia de la Purísima o Inmaculada Concepción de Tapaste.
La Casa de la Música de Artemisa está ubicada en la calle 33, No. 5205 entre 52 y 54, hermoso inmueble ecléctico de 1925 según la inscripción del elemento que corona la balaustrada que lo corona. Asociación de Instrucción y Recreo de la Colonia Española constituida el 15 de febrero de 1903 en Artemisa, función que se amplía en 1941 al adoptar el nombre de Casino Hispano Cubano por acuerdo de su junta general. Al triunfo de la Revolución pasó a ser la sede del Círculo Social Obrero Julito Díaz y en los años 80 del pasado siglo, Discoteca Municipal. En el 2011 entró en proceso de mantenimiento constructivo y a partir del 2014 en rehabilitación para Casa de la Música por acuerdo del Consejo Provincial de la Administración, el Ministerio de Cultura y la Egrem en el 2014. Con el esplendor original abrió sus puertas al público el 6 de enero de 2017 y en la intervención contó con la colaboración del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
Inaugurado el 26 de julio de 1975 en Manicaragua, provincia de Villa Clara, el Hotel Hanabanilla deviene expresión de la vinculación entre componentes estéticos y ambientales con el desarrollo técnico constructivo en Cuba entre 1969 y 1979, al tiempo que constituye huella del proceso de institucionalización en base a un sistema territorial que conllevó al fomento de estructuras turísticas y recreativas basadas en el aprovechamiento del valor paisajístico del territorio cubano con el uso de diversos sistemas de prefabricación [6]. El Hanabanilla tiene por emplazamiento la Sierra del Escambray, el principal grupo montañoso del centro de Cuba, y debe su nombre a un embalse que si bien se culmina en 1960 encuentra sus antecedentes en 1916 con el proyecto de una hidroeléctrica en el salto de la Siguanea del río Hanabanilla [7]. Por las condiciones de su emplazamiento es una instalación que invita al senderismo en un paisaje de hermosos cafetales, a visitar el Salto con la cascada más alta de Cuba, el restaurante intramontano Río Negro o al Macizo de Guamuaya, a una altitud de 364 metros sobre el nivel del mar.
El Habanilla es obra del arquitecto Alberto Rodríguez Surribas, pionero, junto al arquitecto Antonio Quintana Simonetti, en el uso de “Moldes deslizantes” en 1968 y proyectista general de 6 hospitales materno infantiles construidos por cubanos en las localidades de Supe, Recuay, Otuzgo, Santiago de Chuco, Carhuaz y Yungay, Perú, entre 1971 y 1972. Para el Habanilla combinó Rodríguez el Sistema Girón con algunos prefabricados de hormigón armado ejecutados a pie de obra, un modelo de 128 habitaciones que no solo encontró resonancia en los embalses de las presas Zaza y Minerva, sino también en los hoteles Moa, Manzanillo y Guantánamo. [8]
La Sala Museo Los Asaltantes, ubicada en la calle Augusto Márquez entre Alfredo Uset y Capotico en la ciudad de Bayamo fue declarada Monumento Nacional por resolución 151 del 10 de julio de 1998. En su historia cuenta el haber sido un establecimiento destinado a hospedaje bajo el nombre Gran Casino, del comerciante Juan Manuel Martínez, quien en estado de bancarrota coloca en la fachada del inmueble el texto “Se vende” en el segundo lustro de la década del 50 del pasado siglo, detalle que despierta en el joven Renato Guitar Rosell la posibilidad de alquilar el edificio el 20 de julio de 1953 so pretexto de montar en él un negocio agrícola pero con el objetivo de reunir en él a los jóvenes asaltantes del Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 19553. Su inauguración como espacio museal ocurre el 26 de julio de 1982 como extensión del Parque Museo Ñico López de Bayamo, de 1978, un sitio en el que se exponen documentos, objetos históricos, vestuario, muebles, numismática y arte.
La Casa Natal Calixto García, por su parte, data de finales del siglo XVIII y se registra en la calle Miró no. 7, esquina a la calle Frexes, en la ciudad de Holguín. Dentro de sus valores se destaca el haber sido cuna del gran adalid de la región el 4 de agosto de 1839, declarada Monumento Nacional por resolución 03 del 10 de octubre de 1978 de la Comisión nacional de Monumentos, abriendo al público el 25 de julio del próximo año. En el presente es sede del Museo Memorial y el Centro de Información de las Guerras de Independencia.
Del repertorio en el periodo colonial, como se ha indicado, se propone la Iglesia de la Purísima o Inmaculada Concepción, ubicada en la calle 24 entre 17 y 19 en Tapaste, San José de las Lajas que fuera inaugurada el 11 de marzo de 1788 como auxiliar de la Parroquia de San Antonio del Río Blanco del Norte, acto de fuerte simbolismo en la historia del pueblo al tomarse como fecha de fundación de Tapaste.
La historia de la Iglesia de la Purísima Concepción revela dos hechos de significativo valor cultural. Por un lado, constituye uno de los últimos vestigios del quehacer del ilustrado obispo don Santiago José de Hecheverría y Nieto-Elguezúa, primero netamente cubano por haber nacido en Santiago de Cuba en 1725, quien durante sus funciones, entre 1769-1787, no solo centra su atención en la apertura y reconstrucción de edificios religiosos sino también de obras civiles entre las que se destaca la construcción del camino Bayamo-Santiago, que hasta entonces era solo un trillo, y la organización de los estudios de San Carlos y San Ambrosio. Otorga aprobación a este templo en 1885.
Por otro, resulta signo de patriotismo local al tener como iniciativa el deseo de los vecinos de la hacienda Tapaste de contar con esta institución en su territorio, iniciando así su independencia de San Antonio del Río Blanco, proyecto en el que se relacionan entre sus principales protagonistas al teniente coronel y alcalde de la zona José Ricardo O′Farril Herrera, Ambrosio de Zayas Bazán y José González Rodríguez. A ellos se debe la fábrica de madera y guano cuya reconstrucción, de mampostería y un esbelto campanario abre al oficio el 8 de diciembre de 1819. Se considera el inmueble de mayor valor en la localidad y en ella se destaca una autenticidad apenas alterada por la reconstrucción de la cubierta en 1986.
Cerró las nominaciones al Premio Nacional de Conservación 2018 en la tipología de Sitio Histórico del periodo republicano, el Museo II Frente: institución emplazada en la Ave. de los Mártires s/n, en Mayarí Arriba, Municipio de II Frente, Santiago de Cuba; que se inaugura el 25 de julio de 1967 y el 10 de octubre de 1978 mediante resolución 03, La Comandancia adquiere la condición de Monumento Nacional.
Avala su valor histórico, el haber radicado allí la comandancia del II Frente del Ejército Rebelde al mando del comandante Raúl Castro Ruz, puntal básico en la lucha contra la dictadura batistiana, y dentro de las acciones de importancia contra la tiranía se destacan la toma de Alto Songo, La Maya, Sagua de Tánamo y Mayarí, entre otras. En la actualidad se nombra Complejo Histórico Segundo Frente Oriental Frank País García y en él se encuentra el Mausoleo dedicado a los mártires del II Frente.
Notas:
[1] Martha Arjona Pérez: “Homenaje”, en Recuento, pp. 87-88, Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, La Habana, 2003. La Carta de Atenas o “Convención de Monumentos de Arte e Historia” fue declarada en la Conferencia Internacional de Atenas, Grecia, en 1931, y constituye los antecedentes de la Carta de Venecia, de 1964. V. “Carta de Atenas”, en Documentos Fundamentales para el Patrimonio Cultural, pp. 133- 135, Instituto Nacional de Cultura de Perú, Lima, 2007.
[2] Alicia García Santana: “Introducción”, Trinidad de Cuba. Ciudad, plazas casas y valle, p. 21, Consejo nacional de Patrimonio Cultural, 2004.
[3] Ivet Enamorado Rodríguez: “Estudio museológico de la colección de crucifijos del Museo de Arte Sacro de La Habana Vieja”, Trabajo de Diploma Licenciatura en Artes Plásticas en el perfil de Conservación y Restauración de Bienes Muebles, Tutor: Marcos Tamames. Universidad de las Artes (ISA), La Habana, 2016, p. 39.
[4] “Carta de Venecia”, en Documentos Fundamentales para el Patrimonio Cultural, pp. 137- 139, Instituto Nacional de Cultura de Perú, Lima, 2007.
[5] V. Tamames: “Paradojas en la toponimia de San Luis” y “San Luis de Occidente. Patrimonio cultural en su paisaje urbano”, Cubarte, La Habana, 3 y 10 de noviembre de 2014.
[6] Roberto Segre, Eliana Cárdenas y Lohania Aruca: Historia de la arquitectura y urbanismo: América Latina y Cuba, p. 322, Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1986.
[7] V. “Embalse Hanabanilla”, Juan de las Cuevas Toraya: 500 años de construcciones en Cuba, pp. 209-210, Chaví Servicios Gráficos y Editoriales, Madrid, 2001.
[8] V. Juan de las Cuevas: Ob. cit., pp. 321, 141 y 349, respectivamente.
Deje un comentario