Por su propia estructura, la cerámica es fusión, materia que cambia de estado debido a la acción del fuego. Por ello y desde distintas producciones, la artista Yordanka Aguilar convierte este material en motivaciones para transitar los caminos del arte, la artesanía y el diseño.

Solamente el conocimiento da la libertad de hacer y modificar la nobleza del material; es en ello, y aunque el manejo del oficio es complejo, que la artista aborda plurales terrenos, en los que el dominio sobre el uso del torno alfarero es imprescindible y a la vez se hace sublime para expresar voluntades y formas. Entonces es cuando Reflejos muestra vasijas que, como formas de representación cerámica, preservan la fusión entre lo tradicional y la revolución que figura realizarse en la contemporaneidad.

En una veintena de piezas, el tratamiento de las vasijas es extensivo al conjunto de obras que conforman la exposición, predominando imponentes curvas cual simulación del vaivén de las olas, a lo que se suma la combinación de zonas esmaltadas, dejando ver al barro en su genuina expresión sobre superficies lisas y texturadas. La muestra que comprende la génesis de este quehacer, centra por estos días su estadía en el espacio transitorio del Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana. Es así que Reflejos encierra la acción de hacer cerámica para pensar, adquirir conocimientos y ponerlos en post de la comunicación, entretejiendo un sistema de redes abiertas y ramificables, como una suerte de mensajes que nos une y a la vez nos distingue. Por ello, y ante la vista de todos, una de las particularidades de la expo fue la realización en frente de los invitados del proceso creativo de una vasija. Como célula principal, el torno alfarero, regalando a todos la experiencia de crear su arte a partir de fragmentos de arcilla.

Cultivar este hacer, fue lo que llevó a Yordanka a ser merecedora de la Beca de Creación, en el contexto del proyecto “Promoviendo la inclusión sociocultural de las mujeres en el Centro Histórico de La Habana Vieja, a través de la gestión del patrimonio cultural y la atención psicosocial con perspectiva de género”, desarrollado por Kcd Ongd y la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo (AVCD) y por la que hoy disfrutamos de una muestra que estará expuestas hasta próximos meses.

Pensemos entonces, en la cerámica como formadora de un entretejido quehacer que engloba una red de riesgos para la configuración de nuevas figuraciones y el espíritu indomable de este milenario arte fusión.