Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Serbia en fecha tan lejana como agosto de 1943, cuando aún ese país europeo pertenecía al Reino de Yugoslavia, la cultura ha constituido uno de los más sólidos puentes para el intercambio bilateral y, dentro de ella, el cine ha jugado un papel protagónico.
Estos vínculos particulares se acrecentaron tras la desintegración a comienzos de la década de 1990 de la República Federal Socialista de Yugoslavia, a cuya cinematografía los realizadores serbios, junto a otros extranjeros invitados por ellos a colaborar, aportaban el 50 % de cuanto allí producía esa industria.
El intercambio de muestras de cine y las mutuas visitas por parte de cineastas de las dos naciones, entre ellas la de uno de sus más importantes directores, el también músico Emir Kusturica, quien en 2016 participó en el rodaje de “Siete días en La Habana”, del argentino Pablo Trapero, ha caracterizado esta etapa.
Lamentablemente, la pandemia de covid-19 vino a ralentizar dicha colaboración en el séptimo arte, la cual, sin embargo, ha cobrado nuevo dinamismo tras la firma en febrero del pasado año de un acuerdo de cooperación en esta esfera, por parte de los ministros de Cultura de las dos naciones.
Prueba de su efectividad, lo constituye ya la Semana de Cine Serbio que, tras un impasse de seis años, reaparece en una cuarta edición que habrá de celebrarse del 25 al 28 del presente mes en la Sala del Acapulco, con cinco largometrajes de ficción y un documental, estrenados todos entre el 2022 y el 2023.
La variedad de géneros y temáticas se hace apreciable en los filmes “Una primavera más” (2022), de Maden Kovačević; “Cristal índigo” (2023), de Luka Mihalović; “Corte” (2022), de Siniša Cvetić; “Por qué se arrugan mis pensamientos?” (2023), de Milorad Kovačević; “Tormenta” (2023), de Miloš Radunović.y “Érase una vez en Serbia” (2022), de Petar Ristovski, seleccionado para la inauguración.
Dicho programa viene acompañado por una muestra de carteles cinematográficos realizados por diseñadores de ese país entre los años 1945 y 1989, prevista para inaugurarse el propio día 25 a las 11:00 am en el vestíbulo del Cine Chaplin.
La exposición es representativa de tres períodos: 1945-1970: etapa en la que los carteles eran dibujados a mano; la década de 1970, cuando en ellos solo aparecían imágenes, sin ningún dato relacionado con el filme en cuestión, y la década de los 90, en la que ya contaban con un diseño más contemporáneo.
Tales propuestas, la cinematográfica y la expositiva, son reveladoras del gran esfuerzo que, en aras de presentar un evento de calidad, han desplegado el Film Center Serbia, el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país, su Embajada en La Habana, los Ministerios de Cultura de ambas naciones, así como el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Icaic, cuyas celebraciones por el aniversario 65 de su fundación se inician con este evento.
Es de esperar entonces que en un futuro próximo sean las películas cubanas las que ocupen por unos días la pantalla de algún cine belgradense, acrecentando en sus espectadores el conocimiento de un pueblo al que le unen más de 80 años de amistad.
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