Continúan los debates en Sigestic´19. Foto: Adriana Tomey/ETI.
Ante el crecimiento de dispositivos, sistemas y servicios conectados a la red que conforman la llamada Internet de las cosas, numerosas son las oportunidades y beneficios que se abren para la sociedad. Sin embargo, junto a su desarrollo disímiles preocupaciones relacionadas a la seguridad de la información parecen ganar terreno en los debates sobre estos temas.
Sobre este particular versó la conferencia “Seguridad en el Internet de las cosas”, del Dr. Raydel Montesino Perurena, Vicerrector Primero de las Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), al intervenir en el taller sobre ciberseguridad que acoge el Segundo Encuentro sobre Sistemas de Gestión de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (SIGESTIC´19).
El catedrático comentó que aunque parezca una realidad distante para muchos cubanos, se debe tener en cuenta que cada día es mayor la penetración de estas tecnologías en nuestra sociedad. Asimismo, alertó que por la rápida de aparición de nuevos dispositivos inteligentes muchas veces no se tienen en cuenta los elementos de ciberseguridad.
Entre los desafíos más apremiantes del desarrollo del Internet de las cosas se encuentra la gran cantidad de equipos interconectados —20 mil millones en todo el mundo—, los diseños de bajo costo que no garantizan la protección tanto de los datos personales como de su propio funcionamiento, la heterogeneidad de dispositivos y redes, las restricciones de recursos y la educación.
“Los fabricantes tienden a centrarse en la funcionalidad, los requisitos de compatibilidad, la conveniencia del cliente y el tiempo de comercialización en lugar de la seguridad. Mientras tanto, se soslaya la protección de datos en dispositivos cada día más necesarios en áreas caves como la medicina, la industria o incluso en la construcción de edificios inteligentes”, apuntó.
No dejes que te pesquen en la red
Los fraudes relativos al correo electrónico corporativo estafaron más de 3000 millones de dólares a empresas en los últimos tres años, con ataques diarios a más de 400 compañías. En este escenario, el phishing emplea la ingeniería social y algunos subterfugios técnicos para robar a los usuarios datos de su identidad personal y las credenciales de sus cuentas.
Sobre los métodos para la detección de este tipo de ataques versó la conferencia de Antonio Hernández Domínguez, en la continuación del panel “Instrumentos y estrategias para la ciberseguridad” en SIGESTIC´19. Entre las principales problemáticas a la hora de combatir el pishing, el catedrático explicó que se producen demoras para identificar y clasificar direcciones de correo electrónico peligrosas.
Entonces, una de las propuestas más interesantes vistas hoy en el evento radica en la creación de una plataforma que permita la integración y la posterior correlación de patrones de comportamientos obtenidos a través de bases de datos internacionales. Su objetivo radica en la detección de correos electrónicos potencialmente peligrosos y convertirse en una barrera contra el robo de información.
Mientras Cuba apuesta por la informatización de la sociedad, un elemento donde los productos de factura nacional juegan un rol decisivo no solo para abaratar costos sino también para fomentar una necesaria independencia tecnológica, iniciativas como esta llegan para abrir puertas a nuevas maneras de aportar a esos objetivos.
Grandes centros, pequeños costos
Pensar en los centros de datos como grandes consumidores de energía eléctrica es una imagen cotidiana. Sin embargo, entenderlos también como reguladores del sistema energético nacional e incluso como productores de electricidad implica una dósis mayor de esfuerzo.
Romper ese esquema fue uno de los objetivos de la conferencia “Participación de los centros de supercomputación como agentes activos en el mercado eléctrico”, del uruguayo Sergio Nesmachnow, profesor del Centro Nacional de Supercomputación.
“Los grandes gastos de energía eléctrica siempre forman parte de los problemas de cualquier centro de cálculo. Por eso nuestro proyecto propone eliminar el modelo clásico entre un emisor de electricidad y un receptor que solo puede gastarla. Ahora aspiramos a participar de forma inteligente en el mercado eléctrico”, explica.
La experiencia traída por Uruguay se basa en la relación mutuamente beneficiosa entre el centro de cálculo y la entidad encargada de generar y controlar la electricidad. Mediante un contrato, las instituciones de supercómputo se comprometen a evitar sobreconsumos que puedan cargar en exceso la red, e incluso regular su necesidad de energía en los horarios de mayor demanda.
Asimismo, pueden utilizar sus baterías y otros sistemas de reservas para incorporar esa energía al sistema nacional en caso de existir déficit de generación.
“Con esto buscamos aplanar la curva de consumo, evitar el uso de energías no renovables e incluso cuidar las redes eléctricas. Las ganancias son muchas, no solamente económicas por concepto de cumplir el contrato”, agrega el investigador.
Entre las acciones que propone el proyecto para cumplir los consumos planificados, aparecen evitar el uso de la climatización en los horarios picos y diferir tareas fuera de esos momentos. A su vez, promover las energías limpias y crear algoritmos capaces de planificar el consumo a largo plazo.
En medio del actual contexto energético, la experiencia de Uruguay no solo resalta por lo novedosa que resulta, sino porque propone un esquema ajustable a otras entidades altas consumidoras de electricidad. La eficiencia y el uso inteligente de los recursos bien pudieran repetirse en otros escenarios.
HPC-Cuba: Pasos hacia el desarrollo
La computación de alto desempeño consiste en un conjunto de servidores que funcionan como una potente computadora, capaz de concentrar un gran volumen de cálculo y un elevado número de procesadores con grandes prestaciones de memoria RAM y almacenamiento.
Estos sistemas permiten realizar millones de operaciones matemáticas o simulaciones muy complejas en un tiempo más corto que el empleado por los tradicionales ordenadores de escritorio, y por tanto disminuyen los tiempos de investigación. Al tema se acercaron también los participantes de SIGESTIC´19, como parte del Segundo Seminario Internacional sobre nuevas tendencias y aplicaciones para plataformas de computación de alto rendimiento.
Según explicó el Dr. Héctor Cruz, uno de los líderes del proyecto HPC-Cuba, en la actualidad existen en el país cuatro grandes centros de cálculo con capacidad para prestar servicios de decenas de investigadores y centros de desarrollo del país. Ellos están distribuidos en la Universidad de las Ciencias Informáticas, la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), la Universidad de Oriente y BioCubafarma.
Con una velocidad de conexión de un gigabyte por segundo, el clúster alojado en la UCLV es uno de los más activos de Cuba, mientras que la incorporación de BioCubafarma al proyecto lo dotó de una mejor infraestructura y un alcance mucho mayor.
De cara al futuro, el proyecto aspira a incorporar a más investigadores no solo al uso de estas tecnologías, sino también a la formación de investigadores tanto de otras universidades del país como de empresas y centros de investigación. Para ellos, los talleres, cursos e intercambios previstos para las próximas jornadas serán esenciales para una idea que llegó a Cuba para potenciar su desarrollo.
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