Álbum blanco para Silvio Rodríguez es el título de la más reciente producción discográfica del talentoso Enrique Carballea, figura imprescindible en el panorama fonográfico cubano, que ha logrado en este material, reunir once composiciones creadas por el consagrado Rodríguez (cantautor cubano, fundador del movimiento de la Nueva Trova) entre los finales de la década de los 60' y los 70' del pasado siglo.
Voces inconfundibles del pentagrama internacional confluyen en el fonograma licenciado con el sello cubano Bis Music para aportarle nuevas tonalidades a las ya conocidas canciones y marcar para la historia los nuevos temas.
La nómina de intérpretes está integrada por el brasilero Chico Buarque; los cubanos Beatriz Márquez, Eduardo Sosa (fallecido recientemente), Diego Gutiérrez, Carlos Lage, Mauricio Rodríguez (hijo de Silvio), Yusa, Roly Berrío y Leonardo García; el argentino León Gieco; la española Serena Domínguez y el chileno Manuel García.
Los arreglos de Álbum Blanco... conducen a un viaje por géneros como el jazz, el rock,… y, por supuesto, ritmos cubanos.
Dialogar con Carballea es siempre motivo de aprendizaje y satisfacción, su vasta experiencia en el ambiente musical aportan mucho al interlocutor, y una vez más fui yo la agraciada.
“... la principal motivación para este disco es Silvio y su inusual coherencia, por encima de la genialidad que lo caracteriza, algo poco común en genios como él. Tener una obra tan extensa, que nos representa a la mayoría, y defenderla de manera coherente no solo en el escenario, sino en la vida, hace de Silvio un ser especial, y a eso le sumo su autorización para producir siete temas inéditos de su autoría, lo que me provocó un gran susto que devino en una gran responsabilidad...”, comentó.
La selección de temas e intérpretes no fue empresa fácil, por la amplísima obra del cantautor y el respeto que despierta en el gremio.
"...inicialmente escogí veinte canciones de las que se grabaron dieciséis, seleccionamos una pequeña época, para establecer límites que facilitaran el trabajo, por eso nos centramos en los finales de la década de los 60' del pasado siglo fundamentalmente, época que jugaba con el momento en que se hizo el Álbum blanco de los Beatles.
Quise juguetear con el tiempo en que Silvio descubrió la obra de César Vallejo, cuando estaba más cerca de Noel Nicola, Pablo Milanés y Santiago Feliú, y se "tiraban canciones", provocando un momento irrepetible en la historia de la cultura cubana. A esa época está dedicado este disco.
En el caso de los cantantes seleccionamos a amigos y desconocidos, gente que estuviera cerca de su obra y otros que la descubrieran por primera vez. Estos no son los mejores momentos de la interpretación vocal en Cuba, y eso hizo más difícil la selección de las voces para cada canción, pero le tomé la palabra e hice lo que entendí pertinente, siempre respetando su obra y los más de 50 años de amistad que nos unen…".
El título del disco responde al de uno de los temas inéditos en él contenido (Blanco), canción que tiene mucha preponderancia en el volumen, al tiempo que parafrasea el mencionado disco de los Chicos de Liverpool.
Para responder a la interrogante de por qué grabar el disco en PM Records y no en la disquera de Rodríguez, el entrevistado utilizó los siguientes argumentos: "... Pablo y él han sido dos hombres de luz a quienes la vida puso a coincidir en tiempo y espacio, se quisieron y respetaron mucho y por ese respeto tomamos la decisión de grabarlo allí, para homenajear a Milanés, sabía que él nos bendeciría con la energía que hay en su estudio, a eso le sumé el hecho de que la canción que abre el disco: Canción para Yolanda y Pablo fue dedicada especialmente a ellos por Silvio, en el año 1968.
... confieso por primera vez que tuve la suerte de trabajar en la oficina de Silvio y en la de Pablo y vivir muy de cerca el amor que se profesaban los dos... ".
Para la concepción de este volumen fueron varios los escenarios de grabación: Cuba, Santiago de Chile, Buenos Aires, Barcelona, Nueva Orleans, Nueva York y Miami; pero el núcleo central fue en el estudio de Pablo (PM Records) y una canción en el estudio de Silvio, titulada Cayó una estrella.
La cercanía de Enrique Carballea con los exponentes cubanos de La Trova es un tema que siempre me ha resultado fascinante al ver el trato respetuoso y a la vez familiar que se tienen, el conocimiento detallado de las creaciones de todos los músicos identificados como trovadores y la sensibilidad con que habla de ellos, por ese motivo le pregunté por qué esa unión y la respuesta fue:
"... tocaba la guitarra en los años 70', formé parte de la primera versión del grupo Monte de Espuma, donde el líder era Donato Poveda y la voz principal era la de Xiomara Laugart. Cantábamos las canciones de Donato y, fuera del escenario, temas de Silvio y otros trovadores. Después conocí a Santiago Feliú, quien fue un hermano muy querido desde entonces y durante cuarenta años, y a partir de ahí me enamoré de esa música.
También he sido muy afortunado con los trovadores cubanos, tuve la suerte de ser el primer productor de Emiliano Salvador, el de Sergio Vitier, de grabar un disco con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y con la producción de Eduardo Ramos. He trabajado con el 90 por ciento de los músicos de aquella genial formación, produje para Sarah González y todo eso conformó una época muy hermosa que llevo en el alma.
Cuba le debe mucho a aquella generación de excelentes músicos, a lo que ellos aportaron al lenguaje del cine sonoro y eso fue lo que me formó; aunque soy geógrafo por estudios, con ellos me convertí en melómano, y lo único que he hecho desde que los conocí es respetarlos...".
Junto al experimentado Joaquín Borges-Triana, Carballea lleva las riendas de un espacio llamado Segundo piso otra vez en el Centro Cultural Fresa y Chocolate (23 entre 10 y 12), donde se dedican a producir conciertos y filmar audiovisuales. Lo que él considera la única manera de agradecer todo lo que aportaron y siguen haciendo por la cultura cubana los trovadores.
Títulos muy conocidos como Pequeña serenata diurna y Yo digo que las estrellas, aparecen en el disco que llega con las notas escritas por Borges-Triana: inteligente y conocedor de la música cubana y universal, sus principales exponentes, géneros y estilos.
Sus oportunas reflexiones sobre los aportes de un disco como Álbum Blanco... a la música cubana actual fueron las siguientes: "...discos como este son fundamentales porque están dentro de lo más auténtico de la tradición cancionística de Cuba, la misma que se remonta a Pepe Sánchez, a fines del siglo XIX y que comenzó con un tema como Tristeza, y de quien Silvio es un continuador.
Que en el material hayan once temas y siete de ellos inéditos ya es de por sí solo un aporte, a lo que se suma la participación de destacados intérpretes cubanos y foráneos; es entonces y un gran lujo que hay que aprovechar...".
Imposible dialogar con este estudioso cubano y no tocar el tema del estado de salud de la canción de autor en el país actualmente, en ese sentido acotó: "... es un momento muy complejo y de transición, todo está conspirando contra las canciones, las formas de comercialización, la carencia de espacios donde presentarse, el fenómeno migratorio y otras realidades hacen de este un momento para apoyar a los nuevos que están tratando de incursionar en el género, abrirles opciones para su "maduración", para que no desaparezca.
Quiso la historia que Álbum blanco para Silvio Rodríguez saliera a la luz en el medio siglo de uno de los más importantes discos de Rodríguez: Días y Flores, lo que no es resultado de un interés del equipo de producción, sino uno de esos azares que hacen coincidir tiempos.
"... Días y Flores tiene una valía extraordinaria, es el repositorio de donde salieron montones de canciones que han perdurado y, en mi opinión, existe un elemento de continuidad entre ambos discos, no solo por ser la obra de Silvio, sino porque ambos son ramas de un mismo árbol...".

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