Fotos: cortesía del entrevistado
Luego de un tiempo regresa a La Habana el cantautor Alexander Laborde —Alexander LP como es reconocido en el gremio musical— y lo hace con varias propuestas donde reina su constante sentir por tierra nipona, donde reside, y esa insaciable sed de beber en la savia de sus ancestros culturales.
Durante casi un mes el cantautor, graduado de guitarra clásica en la musical localidad de Guanabacoa, no ha cesado de andar por las calles habaneras para adentrarse en un universo que, por distante que parezca a su cotidiano hacer, no lo es, sobre todo porque Cuba se mantiene dentro de él.
Esa ha sido la primera razón por la cual gesta un álbum denominado Corazón cubano, propuesta que tiene su referente en My feeling, una lectura propia de canciones fundamentalmente cubanas que, con la anuencia de su hermano y excepcional músico César López, en un segundo volumen también podrá ver la luz.
En tanto, mientras cada proyecto toma cuerpo, Corazón cubano comienza a latir y lo hace fuerte desde Producciones Abdala.
En principio fueron grabados cuatro títulos en los que el amor, la nostalgia y la búsqueda interior constituyen los móviles esenciales de la propuesta. Un regreso al trovador de letras sencillas, de armonías combinadas entre la acústica esperada y la inserción de cuerdas que remontan a una tímbrica particular, son algunos de los rasgos que ya distinguen a este Corazón cubano, que Alexander defiende a toda costa.
La introspección es la línea de comunicación elegida por Laborde en este disco, y en ello la creatividad del productor y multinstrumentista César López, le otorga matices que las palabras no siempre necesitan referir.
El fonograma apela a lo íntimo y se abre a sonoridades contemporáneas donde la clave cubana juega con el bossa, la guajira y el son que, sin grandes alardes armónicos, armoniza con el mismo peso que sostienen estribillos contagiosos, siempre pensados desde el buen decir. En tanto lo trovadoresco yace en esa sincopa trasparente y cristalina que —por momentos— remeda a Sindo y enaltece a Matamoros.
César López ha logrado que Alexander exprese al compás de las cuerdas, unido a todo el potencial de lo percutido. Así se hilvana un universo que sobriamente transita por canciones a la que nunca les falta filin, aun sin proponérselo. En estos días en los que Laborde ha acudido a más de una emisora radial e intervenido en algún que otro espacio televisivo, ha significado ese apego a la raíz nacional que está expreso en cada tema que defiende.
Y si defensa se trata no solo lo musical está abordado en este viaje a La Habana, también ha podido presentar al público su más reciente video clip titulado “A pedacitos”. Tema que comparte y afirma su cercana relación a dos hermanos de Cuba, el ya mencionado César López y el campeón olímpico Mijail López.
Una manera otra de mostrar desde el audiovisual esos lazos que no penden de un hilo por la distancia, sino amén de ello, son tan fuertes que pesan con la solidez de una música que hasta la “tierra del sol naciente” vibra con toda autenticidad.
Alexander Laborde junto a su agrupación Puros Habanos ha logrado en estos años llevar la música y autores cubanos a planos de preferencia en escenarios japonenes y otras naciones asiáticas. Esperamos que este “añorado encuentro” en casa, solo retrasado por la insistente Covid, signifique acortar todas las trazas de la distancia hasta verlo disfrutar en vivo de este “Corazón cubano” que no cesa de latir fuerte de Japón a La Habana.
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