Más que vaticinar la proximidad de un invierno que en ocasiones transcurre de manera casi imperceptible, diciembre es para los cubanos y, muy en particular para los capitalinos, sinónimo de una peculiar fiesta del séptimo arte, cuyo carácter esencialmente popular la distingue de sus homólogas en otras partes del mundo: el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

A esa especie de “reflejo condicionado” que arrastra el último mes del año para quienes habitamos en el archipiélago caribeño han contribuido 45 años de existencia de un evento que, además de justipreciar y hacer visibles en otros confines las producciones cinematográficas de esta región geográfica, ha incidido en la formación de un público conocedor, el cual es muy apreciado por quienes desde el extranjero viajan a La Habana para sumarse al culto jolgorio.

Reverenciar esa historia y el esfuerzo que ha conllevado poder acumularla, es propósito de la próxima edición del FINCL, prevista para desarrollarse entre los próximos días 5 y 15, con una estructura similar a la de los últimos tiempos, en la que estarán presentes el concurso oficial, los eventos teóricos, las acciones relacionadas directamente con el sector industria, las presentaciones especiales, un panorama cinematográfico internacional, así como exposiciones, lanzamientos de libros, conciertos y la participación de reconocidas figuras.

Y aunque el sólo hecho de arribar a la edición número 45 ya constituya en sí mismo un tributo a los fundadores del evento y a quienes lo han mantenido VIVO, como reza el slogan, habrá homenajes que se materializarán de forma explícita, como la entrega del Coral de Honor a la estadounidense Carole Rosemberg, quien ha sido gran colaboradora de la cultura cubana en general, a partir de su labor en el Havana Film Festival, de Nueva York, y la Asociación de Amigos Norteamericanos de la Fundación Ludwig de Cuba.

La invitación al cineasta argentino Tristan Bauer, asiduo participante en el FINCL, para que presida el jurado de largometrajes de ficción y el panel que sesionará sobre el cubano Sergio Giral y el brasileño Geraldo Sarno, ganadores de sendos Premios Coral en la primera edición de la cita habanera, también se inscriben en el agradecido empeño.

No podía faltar en estos homenajes el que se le deparará a Alfredo Guevara, fundador del ICAIC y del Festival, del cual fue presidente durante un largo período. A él se le dedicará un panel en la jornada de clausura, acción que marcará el inicio de las conmemoraciones por el centenario de su natalicio en 2025.

Hacer que en doscientas salas de cine recientemente recuperadas a todo lo largo del país se exhiban títulos memorables de esta fiesta del séptimo arte e, incluso, donde las condiciones tecnológicas lo permitan, puedan verse algunos de los que se proyectarán en La Habana, tal vez resulte la más profunda reverencia al cumpleaños 45, a la historia de un Festival que ha tributado a la cultura latinoamericana, a su reconocimiento internacional y a un mayor entendimiento entre nuestros pueblos.