La tarde del viernes, 21 de enero de 2022 estuvo hermosa; y el reloj me indicaba que debía seleccionar el rumbo de la tarde.
A pesar del habitual conflicto de intereses, entre valiosas propuestas que ocurren de manera simultánea; mis pasos terminaron recorriendo el habitual camino hacia el Teatro Nacional de Cuba. Allí, a las 6:00 PM, se presentaba el pianista, percusionista, compositor, arreglista y productor cubano Roberto Julio Carcassés; junto a sus invitados.
Roberto Carcassés: Foto: Jorge Villa.
Los últimos 20 años en la vida musical de este artista, han estado ligados indisolublemente a la banda Interactivo; de la cual es el fundador y líder. Sin embargo, muchos seguramente lo recuerdan como parte de Estado de Animo, formación que acompañara durante años, al desaparecido cantautor cubano Santiago Feliú (además de hacer trabajos propios). Igualmente podrán identificarlo en colaboraciones con disímiles artistas e incluso, creando música para cine.
La Sala Covarrubias, desbordada de público; recibió aquellos primeros acordes que llegaron desde el piano. Roberto Carcassés en solitario, ofrecía una versión de su obra Mi cubana; tema habitual en el repertorio de Interactivo. Luego de obtener el merecido reconocimiento del público, invitó a Rafael Paseiro en el contrabajo, y a Oliver Valdés en la batería; para ejecutar Destello nocturno y Camino a Madrid; piezas donde ambos tuvieron protagonismo.
Roberto Carcassés, Rafael Paseiro y Oliver Valdés. Foto Jorge Villa.
En ese momento, invitó con acierto al saxofonista Carlos Miyares; para hacer dos temas: Dublín y Meditación. Para este segundo, contaría también con los servicios del quinteto femenino de cuerdas Opening y del percusionista Adel González.
Carlos Miyares. Foto: Jorge Villa.
Roberto Carcassés, Carlos Miyares, Quinteto Openin, Rafael Paseiro, Adel González y Oliver Valdés. Foto: Jorge Villa.
Miyares tomó un descanso, mientras Carcassés mantenía a las féminas en escena, para ejecutar su obra Estos días. En la misma Oliver Valdés tuvo a su cargo el cajón flamenco; mientras Paseiro y Adel González, completaban la nómina.
Rafael Paseiro. Foto: Jorge Villa.
Para interpretar ADN (que será parte del nuevo disco de Interactivo), volvieron Paseiro y Oliver a sus instrumentos iniciales; mientras que la cantante Teresa Yanet Senra se sumaba a la escena. En adición a Carcassés y Paseiro, también participaron con excelentes trabajos de improvisación, Juan Carlos Marín en el trombón y Adel González en la percusión.
Teresa Yanet Senra. Foto: Jorge Villa.
Roberto Carcassés e Invitados. Foto: Jorge Villa.
La siguiente interpretación, contó con las improvisaciones solistas del flautista, compositor y arreglista cubano Orlando Valle “Maraca”. Se trataba de la obra Tony y Jesusito, compuesta por José Antonio “Ñico” Rojas; que fuera muy popular en interpretación del pianista y compositor cubano Frank Emilio Flynn, junto a su proyecto Los amigos.
Orlando Valle "Maraca". Foto: Jorge Villa.
Roberto Carcassés y Orlando Valle "Maraca". Foto: Jorge Villa.
Justo entonces llegaría un momento especial; cuando el anfitrión de la velada, cedió el escenario a su padre, el polifacético artista Bobby Carcassés (fundador del festival Jazz Plaza). Bobby se las agenció para derrochar talento y energía, e interpretar una fantástica versión a capela de Summertime; conocido estándar compuesto en 1935, por el estadounidense George Gershwin (con texto de DuBose Heyward, Dorothy Heyward e Ira Gershwin).
Bobby Carcassés. Foto: Jorge Villa.
Aún flotaban los aplausos a Bobby, cuando regresaron los músicos; y él quedó en escena como vocalista de una obra reciente de su hijo, titulada Melodía absurda. En la misma hubo participación de relieve, de Julio Padrón y Alejandro Delgado en las trompetas.
Roberto Carcassés y Bobby Carcassés. Foto: Jorge Villa.
Para el cierre, llegaron a escena todos los músicos que intervinieron esa tarde. El tema escogido fue Cubanos por el mundo (pieza que da título publicado por Interactivo, en el año 2009). El protagonismo vocal lo retuvo Roberto Carcassés al inicio; aunque las improvisaciones corrieron por cuenta del trompetista Julio Padrón; mientras que Teresa Yanet y Bobby Carcassés participaban en los coros.
Julio Padrón. Foto: Jorge Villa.
El público puesto de pie, se sumó a la fiesta apoyando con palmadas durante el estribillo; momento en que Roberto Carcassés cedió el piano a Rolando Luna, y Bobby aprovechó el espacio para improvisar unas notas, empleando la trompeta de Julio Padrón.
Rolando Luna y Roberto Carcassés. Foto: Jorge Villa.
Entre aplausos prolongados, sonrisas y saludos, terminó el concierto.
Aún restaba poco más de una hora para la siguiente presentación de la jornada, esta vez en la Sala Avellaneda; del propio teatro. La misma, aunque logró su objetivo de atraer público, la promoción del programa de la noche (en mi opinión); estuvo marcado por tres imprecisiones de relevancia:
- se divulgó erróneamente el nombre del pianista y compositor sueco Jacob Karlzon (con lo cual, era imposible intentar encontrar referencias a él y a su trabajo)
- se anunciaba a Dominic Miller como “el guitarrista de Sting”. Si bien Dominic Miller ha trabajado con el británico Sting por 30 años, tiene una obra creativa en solitario, recogida en mas de una decena de discos propios. Igualmente, ha realizado múltiples giras y presentaciones con sus proyectos, y posee una extensa hoja de colaboraciones con otros artistas.
- La manera de promover a Dominic Miller (como mencioné anteriormente y sabiendo que su instrumento habitual es la guitarra acústica de cuerdas de nylon) podía llevar erróneamente al auditorio a suponer que sería un concierto de guitarra en solitario, y no que se trataba de su proyecto bautizado como Dominic Miller Group.
A las 9 de la noche, dio lugar el concierto. La primera parte, corría por cuenta del pianista sueco Jacob Karlzon; quien ha registrado mas de una decena de discos con sus creaciones. Igualmente, se le reconoce con frecuencia, por sus trabajos con la cantante sueca conocida como Viktoria Tolstoy.
Jacob Karlzon. Foto: Jorge Villa.
Durante cerca de 30 minutos, Karlzon (en solitario desde el piano), mostró un excelente dominio de su instrumento, y eslabonó de manera consecutiva, una mezcla de piezas que creaban una atmósfera totalmente distendida (aprovechando la semipenumbra del escenario). Interpretó fragmentos y obras completas de sus discos anteriores; mientras que aprovechó para introducir algunas de las piezas que aparecerán en Wanderlust; su próximo álbum, a publicarse en marzo de este año.
Jacob Karlzon. Foto: Jorge Villa.
Al concluir, saludo al público, luego de reconfortantes aplausos, y quedó todo listo en escena para la principal atracción de la noche; la presentación de Dominic Miller.
Dominic Miller. Foto: Jorge Villa.
Dominic Miller, uno de los artistas foráneos más publicitados en esta edición del Jazz Plaza, nació en Buenos Aires, Argentina (por lo cual también en ocasiones, se referencia erróneamente su nacionalidad). Su padre es estadounidense y su madre irlandesa; quienes, por razones de trabajo; se encontraban en Argentina cuando nació Miller. Creció entre Estados Unidos y Londres, y actualmente reside en Francia.
Si bien, Sting lo ha tenido a su lado durante 30 años; no ha sido únicamente como guitarrista acompañante en su proyecto. Miller es un ente creativo de gran valía; quien adicionalmente ha colaborado con disimiles artistas, tales como los británicos Peter Gabriel, Phil Collins y la banda Level 42, el desaparecido músico camerunés Emmanuel N'Djoké "Manu" Dibango, el senegalés Youssou N'Dour, el argentino Alejandro Lerner; así como los estadounidenses Charles Samuel "Chuck" Loeb y Chris Botti.
Salió a escena Miller, flanqueado por el bajista belga Nicolas Fiszman y el baterista israelí Ziv Ravitz; y para sorpresa de muchos, reapareció el sueco Jacob Karlzon con ellos.
Dominic Miller Group. Foto: Jorge Villa.
En esa mezcla de nacionalidades, el lenguaje común es la música; y por ello se han estado presentando en Europa en los últimos dos años como Dominic Miller Group.
Miller enfundado en su habitual guitarra de cuerdas de nylon, desde el primer tema motivó a sus virtuosos compañeros; mientras que, a lo largo de todo el concierto; daría inequívocas muestras de su maestría como guitarrista, y como líder del proyecto. De ahí que, desde la primera pieza; se desbordara el vibrante sonido de la batería de Ravitz, el intenso color del bajo de Fizman, así como la enérgica propuesta de Karlzon desde el piano y los teclados.
Dominic Miller Group. Foto: Jorge Villa.
Con la obra Exiting Purgatory (del disco Ad hoc, del año 2013) hicieron delirar a los asistentes; con interpretaciones solistas de Karlzon y Fiszman. El baterista Ziv Ravitz tuvo similar oportunidad en Rush hour; obra perteneciente al disco First Touch, de 1987.
Ziv Ravitz. Foto: Jorge Villa.
Como es costumbre en las presentaciones de Miller, siempre incorpora algunas pinceladas de su trabajo junto a Sting. Esta vez en solitario, regalo la primera de estas piezas, nombrada Saint Agnes and the burning train. La misma, es original de Sting, y aparece en su disco The soul cages (de 1991); que es su primer fonograma con participación de Miller).
A continuación, llegó otra gustada obra del anfitrión de la noche nombrada Baden (del disco Silent Light, de 2017); que constituye una suerte de homenaje al guitarrista brasileño Baden Powell. La misma, sería la antesala a su fantastica recreación de A Day in the Life; conocida pieza de The Beatles (firmada por John Lennon y Paul McCartney), que se incluye originalmente en el disco Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (de 1967).
Dominic Miller. Foto: Jorge Villa.
La magia quedó trunca, cuando una de las cuerdas de la guitarra de Miller cedió ante tantas emociones. Buscando sortear el contratiempo, y con muy buen espíritu; el músico tomó una guitarra de cuerdas de acero que le habían proporcionado, y trató de continuar su concierto. Para sorpresa del público, retomó la interpretación de la obra de The Beatles, justo donde se había interrumpido.
Aprovechando la guitarra de cuerdas de acero, decidió invitar a Francisco “Pancho” Amat, para interpretar una versión para guitarra, tres y bajo; de la obra Lullaby to an anxious child, firmada por Miller. En esta forma (y con Amat de invitado), aparece en el disco Made in Cuba, que grabara en el año 2016, junto al músico cubano Manolito Simonet.
Dominic Miller y Francisco "Pancho" Amat. Foto: Jorge Villa.
Justo en ese momento, Miller tuvo de vuelta su guitarra con una nueva cuerda. Decidió entonces, ejecutar otras dos obras de Sting (que aparecen en su disco Mercury Falling, de 1996). Para ello, invitó acertadamente al cubano Antonio “Tony” González en el fiscorno. La primera de esas piezas fue I was brought to my senses, y a continuación, La belle dame sans regrets (donde hubo también protagonismo del pianista Karlzon).
Dominic Miller, Antonio "Tony" González y Nicolas Fiszman. Foto: Jorge Villa.
Luego llegó la conocida pieza Shape of my heart, compuesta a cuatro manos por Dominic Miller y Sting; que fuera el primer sencillo promocional del disco Ten Summoner's Tales, publicado por el músico británico en 1993.
Para la despedida, el guitarrista seleccionó tres obras suyas indispensables en su repertorio. La primera fue Moroccan Roll (del disco Ad hoc del año 2013). Le siguió La boca (del fonograma First Touch, de 1987); donde destacó el trabajo de baterista Ravitz. Para el cierre quedó su obra Truco, del disco Second Nature (del año 2003), donde nuevamente Karlzon obtuvo protagonista desde el piano y los teclados.
Jacob Karlzon y Dominic Miller. Foto: Jorge Villa.
Al concluir, Dominic Miller y sus compañeros fueron justamente ovacionados por un auditorio que, les despedía puestos de pie; como retribución a su calidad y entrega.
Cerraba así la cuarta noche del Jazz Plaza 2022. Cuando volví a la noche habanera, la luna atenta, me acompañaba de regreso a casa; para luego de un merecido descanso, esperar por las emociones de la siguiente jornada.
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