Un cuarto de siglo antes de la desaparición de la URSS y la caída del muro de Berlín, Che apreció el proceso de restauración capitalista impulsado por la superestructura saturada de ideas mercantiles y expectativas consumistas. De su análisis se derivaba la falsedad del mito manualesco sobre la irreversibilidad del socialismo una vez establecido, y la suprema lección de que es en la conciencia y no en el estímulo material de los humanos donde el socialismo puede hacerse irreversible, si esa conciencia se educa y se alimenta con valores de solidaridad.
Hacer la presentación del libro de Ernesto Che Guevara, Apuntes críticos de la Economía Política, requiere ante todo, agradecer al Centro de Estudios Che Guevara, y a las editoriales Ocean Press y de Ciencias Sociales haber culminado el arduo trabajo que nos permite tener en nuestras manos este libro deslumbrante.
Para los que hemos vivido en Cuba en el ciclo histórico donde el Che actuó, para los que Che significa el más alto escalón del revolucionario y el comunista, para los que hemos sido marcados por su ejemplo heroico y su magisterio moral, para los que leímos Pasajes de la Guerra Revolucionaria, el Socialismo y el Hombre en Cuba, el Mensaje a la Tricontinental, la carta de despedida a Fidel y el Diario de Bolivia, parecía imposible que Che pudiera sorprendernos aún más y hacerse admirar y respetar más aún.
El libro tiene 397 páginas y ni una sola de ellas fue preparada por el Che para ser publicada, con el cuidado que una publicación supone. Este caudal de páginas son, en su mayoría, apuntes de lecturas, esquemas de obras que se proponía desarrollar, anotaciones para sí mismo, en las que con su estilo capaz de sintetizar en pocas y precisas palabras un complejo problema, se interroga, se propone investigar más un asunto, acopiar datos, y de modo especial, deja escritos juicios críticos y agudas razones nacidas de su poderosa cultura, de su marxismo realmente dialéctico y de su incesante trabajo práctico.
El libro es fascinante por contener el pensamiento del Che, pero también porque nos permite asomarnos a su intimidad de trabajo, en su taller intelectual, en el proceso de construcción de sus ideas, en las impresiones que le causaban ciertas lecturas, en los planes de obras a escribir que no pudieron serlo, porque los deberes del revolucionario fueron más apremiantes que los afanes del teórico marxista.
Che nos sorprende con su síntesis biográfica de Marx y Engels que iba a ser según el plan tentativo del libro a escribir sobre economía política, uno de sus primeros contenidos. En 23 páginas nos ofrece una síntesis biográfica que cumple a cabalidad el objetivo de trasladar al lector “ese ser tan humano cuya capacidad de cariño se extendió a los sufrientes del mundo entero, pero llevándoles el mensaje de la lucha seria, del optimismo inquebrantable…..”, pero que “ha sido desfigurado por la historia hasta convertirlo en un ídolo de piedra…..”. “Para que su ejemplo sea aún más hermoso, es necesario rescatarle su dimensión humana”.
La síntesis biográfica es una pequeña joya de contenido y estilo, en la que aparecen balanceados el intelectual riguroso que fue Marx con el revolucionario y el ser humano de cálidos sentimientos familiares, de amistad ejemplar con Engels y de vida austera, enteramente dedicada a sustentar científicamente la necesidad del comunismo.
Pero es la discusión crítica de la Economía Política la que ocupa el foco central del libro.
Discusión crítica de la economía política marxista que gira en torno a El Capital de Marx, a las obras de Lenin, a la cultura filosófica del Che y a la Economía Política que llamándose marxista, encontraba su plasmación en el Manual de la Academia de Ciencias de la URSS. Este Manual redactado por orden de Stalin, publicado en 1954 en la primera de varias y cambiantes versiones y convertido por los años 60 en Biblia económica que en la práctica, sustituía a “El Capital”; en su parte más lamentable presentaba una Economía Política de la llamada transición al socialismo, y también del socialismo desarrollado o maduro y del tránsito al comunismo, que tenía como característica la apología de la experiencia soviética, presentando como leyes generales y objetivas lo que no eran más que especificidades de aquel país o peor aún, simples decisiones administrativas.
Che utiliza las expresiones herejía y osadía para referirse a su plan tentativo de escribir una verdadera economía política marxista no apologética y que fuera como “un grito dado desde el subdesarrollo”.
La enorme tarea intelectual que se proponía era la de repensar el contenido teórico de El Capital, de las obras de Lenin y de otros autores, en el contexto de los problemas prácticos del imperialismo tal como éste existía en los años 60 y de la revolución socialista, teniendo en el comunismo su realización estratégica. Y hacerlo desde la realidad y con la óptica de los países subdesarrollados. Era grande el tamaño de la osadía, por más que el Che tenía la fuerza política e intelectual para hacerla.
En los años 60 no era fácil advertir en la URSS los graves y básicos problemas que el Che apreció. Menos fácil aún era plantear las críticas sin ser tildado de antisoviético y anticomunista, pues no era raro encontrar la tendencia a establecer una igualdad absoluta entre socialismo-comunismo y la URSS.
La función bíblica que desempeñaba el Manual sin Ciencia de la Academia de Ciencias se asentaba, entre otras cosas, en más de cuatro décadas de existencia de la URSS, en la epopeya de su revolución pionera, en sus victorias sobre la contrarrevolución interna y la intervención extranjera en los primeros años y sobre la Alemania fascista en la Segunda Guerra Mundial, en su capacidad para romper el monopolio nuclear de Estados Unidos, en la industrialización y el crecimiento económico que escondía sus graves falencias detrás de logros y avances reales. Para la joven Revolución Cubana, agredida y acosada, era lógico ver en la Unión Soviética -que aparecía como el gran aliado natural frente al imperialismo agresor-, tal compendio de virtudes, experiencia y fortaleza que hacía muy difícil apreciar las debilidades.
La crítica del Che al Manual de Economía Política se basa -como él expresó- en el “mayor rigor científico posible” y en “la máxima honestidad”. Su crítica fue profunda, pero nunca asumiendo la posición de los oportunistas que atacaban desde la extrema izquierda con el aplauso del imperialismo.
Che declara que “nos hemos hecho el firme propósito de no ocultar una sola opinión por motivos tácticos, pero al mismo tiempo, sacar conclusiones que por su rigor lógico y altura de miras, ayuden a resolver problemas y no contribuyan sólo a plantear interrogantes sin solución. Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables”.
Para el Che el momento crucial que marcó el principio del fin de la construcción socialista en la URSS fue la adopción de la Nueva Política Económica (NEP) por Lenin. Esto fue un paso atrás en condiciones muy difíciles de agobio y asfixia económica, una concesión en una desfavorable correlación de fuerzas, una “paz de Brest” en el terreno de la economía con todo su amargo significado de repliegue. Che sostiene que por la lógica del pensamiento de Lenin y ciertos indicios en sus escritos finales; de haber vivido más el líder de los bolcheviques, hubiera ido variando el esquema de relaciones que estableció con la NEP-
Después de muerto Lenin y a lo largo de un áspero y trágico período de agrias disputas que condujeron a turbios procesos judiciales y una sucesión de penas de muerte, el debate teórico fue ahogado y sustituido por el dogmatismo y la apología.
La NEP, impuesta por una penosa necesidad, fue convertida en virtud permanente y elevada al rango de método adecuado para avanzar en la construcción del socialismo e incluso para alcanzar el comunismo.
Che lo expresa con palabras estremecedoras por su exactitud y por su asombrosa previsión un cuarto de siglo antes de que la URSS se derrumbara sin gloria: “Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez más de forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo”.
Un cuarto de siglo antes de la desaparición de la URSS y la caída del muro de Berlín, Che apreció el proceso de restauración capitalista impulsado por la superestructura saturada de ideas mercantiles y expectativas consumistas. De su análisis se derivaba la falsedad del mito manualesco sobre la irreversibilidad del socialismo una vez establecido, y la suprema lección de que es en la conciencia y no en el estímulo material de los humanos donde el socialismo puede hacerse irreversible, si esa conciencia se educa y se alimenta con valores de solidaridad.
Observaciones y críticas
En las páginas del libro que comentamos, hay una impresionante cantidad de filosas observaciones y críticas sobre el Manual de Economía Política, que hace imposible referirse siquiera a todas ellas aunque no sea más que mencionando el tema tratado. Pero, no resisto a la tentación de seleccionar algunas pocas.
- Sobre el aumento de la cohesión de la clase obrera y de su organización y grado de conciencia:
“Esto está dentro del marxismo ortodoxo en la forma, pero choca con la realidad actual. La clase obrera de los países imperialistas ha aumentado en cohesión y organización pero no en conciencia, a menos que se le dé ese nombre a la conciencia de formar parte de los explotadores mundiales”.
- Sobre categorías económicas entre las que se incluye el “cálculo económico”:
“Entre las categorías económicas, junto a las importantes del capitalismo y a definiciones, como día de trabajo, se introduce el cálculo económico. Hay que tenerlo presente, para examinar las razones en que se basan para hacer de un método de administración una categoría económica”.
- Sobre la expresión “capitalismo agonizante”:
“Hay que tener cuidado con afirmaciones como ésta. “Agonizante” tiene un significado claro en el idioma; un hombre maduro ya no puede sufrir más cambios fisiológicos, pero no está agonizante. El sistema capitalista llega a su madurez total con el imperialismo, pero ni siquiera éste ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y tiene una gran vitalidad. Es más preciso decir “maduro” o expresar que llega al límites de sus posibilidades de desarrollo”.
- Sobre el papel de la clase obrera como supuesta fuerza dirigente del movimiento de liberación nacional:
“Se insiste en una afirmación que va palpablemente contra la realidad. Es un caso de apologética ciega”.
- Sobre “cambios en la correlación de fuerzas y la posibilidad de conjurar una nueva guerra mundial”:
“Ésta es una de las más peligrosas tesis de la URSS, que puede aprobarse como una posibilidad extraordinaria, pero no convertirse en el leit motiv de una política. Tampoco ahora las masas son capaces de impedir la guerra y las manifestaciones contra la de Viet Nam se deben a que la sangre corre. Es el heroísmo del pueblo vietnamita en lucha el que impone la solución; la política de apaciguamiento, por otro lado, ha reforzado la agresividad yanqui”.
“Sería bueno precisar a qué es lo que llaman guerra estas gentes”.
- Sobre la “vía no capitalista de desarrollo”:
“Habría que investigar dónde Lenin pronunció o escribió esa frase “vía no capitalista”; es ambigua y no creo que lo haya hecho. De todas maneras, si no es capitalista ¿qué es? ¿Hermafrodita? ¿Híbrida? Los hechos han demostrado que puede haber un corto período de lucha política antes de definir la vía, pero ésta será capitalista o socialista”.
- Sobre la “ley económica de la distribución con arreglo al trabajo”:
“Muy vago y muy inexacto en cuanto a la realidad de hoy. ¿Cuánto trabajo invierte un mariscal y cuánto un maestro?, ¿cuánto un ministro y cuánto un obrero? Lenin en El Estado y la Revolución tenían una idea (marxista) que luego desechó de la equiparación de sueldos de funcionarios y obreros pero no estoy convencido de que su marcha atrás sea correcta”.
- Sobre la “construcción de la economía socialista en los países europeos de democracia popular”:
“La puntilla. Esto parece escrito para niños o para estúpidos. Y el ejército soviético ¿qué? ¿se rascó los huevos?
- Sobre la “eliminación del peligro de restauración del capitalismo en la URSS”:
“Afirmación que puede ser objeto de discusión. Las últimas resoluciones económicas de la URSS se asemejan a las que tomó Yugoslavia cuando eligió el camino que la llevaría a un retorno gradual hacia el capitalismo. El tiempo dirá si es un accidente pasajero o entraña una definida corriente de retroceso”.
“Todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con elementos del capitalismo sin cambiarles realmente la significación. Así se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida o salida difícilmente perceptible que obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir al retroceso”.
- Sobre el tránsito al comunismo basado en alcanzar un nivel de producción y productividad más alto que el capitalismo:
“El modelo comunista de producción presupone una abundancia considerable de bienes materiales pero no necesariamente una comparación estricta con el capitalismo. Cuando el comunismo se haya impuesto como sistema mundial, vivirán en él pueblos de diferente desarrollo, hasta que se nivelen luego de muchos años. Hacer del comunismo una meta cuantitativa y cambiante, pues debe aparearse al desarrollo capitalista que sigue hacia delante, es mecanicista por un lado y derrotista por el otro. Sin contar que nadie ha reglamentado, ni puede hacerlo, la tal emulación pacífica con el capitalismo, aspiración unilateral, noble en su sentido superficial, pero peligrosa y egoísta en su sentido profundo, pues desarma moralmente a los pueblos y obliga al socialismo a olvidarse de otros pueblos atrasados por seguir su emulación”.
Notas tan reveladoras de un pensamiento dialéctico afianzado en un marxismo creador y antidogmático, aparecen también en la selección de notas críticas sobre obras económico-filosóficas del marxismo que incluye el Manifiesto Comunista, el Anti-Duhring, El Estado y la revolución y otros numerosos trabajos de Lenin, así como Sobre la contradicción de Mao Tse Tung.
En la selección de actas de reuniones efectuadas en el Ministerio de Industrias se encuentra otro tesoro de análisis sagaces, profundos; esta vez en el tono y a veces el desenfado del lenguaje oral en medio de reuniones de trabajo donde el Che aborda con flexibilidad y estilo didáctico, temas que van desde las complejidades conceptuales de la oposición al cálculo económico hasta el análisis de los datos estadísticos diarios de la industria y sus problemas de organización y operación.
Che cumpliría hoy 78 años. Sería retórica gastada decir que no se ha ido, que nos acompaña, pero en cierta forma profunda y entrañable, no es retórica.
¿Cómo explicar que nuestro pequeño y pobre país, acosado por la guerra económica, a pocas millas de la “Roma Americana” haya resistido en soledad tanto la agresión como la seducción y que asombre al mundo derramando solidaridad en el Himalaya, en Indonesia, en Venezuela, en ¡Bolivia! donde Che entregó su vida y hoy su nuevo presidente le rinde honores en La Higuera?
Las razones de esa descomunal resistencia, que contrasta con el triste derrumbe de aquellos que el Che critica en este libro, son diversas y la primera de ellas es la clarividencia estratégica, el liderazgo, la tenacidad y la autoridad moral de Fidel, e inmediatamente aparece el Che, símbolo por excelencia de la moral comunista, del combate al individualismo, a la banalidad, al lucro como ideal de vida.
Si estamos aquí Comandante Guevara, ha sido también porque tu ejemplo caló bien adentro en el pueblo y eres parte de la coraza con que protegemos nuestro derecho a construir el socialismo después que otros capitularon.
Las armas melladas del capitalismo
Tus Apuntes Críticos de la Economía Política son mucho más que una interesante información sobre una polémica de los años 60, porque si bien hemos resistido a las ofertas del neoliberalismo, de la “tercera vía”, del capitalismo disfrazado de socialismo, se mantienen vivas tu permanente advertencia contra “las armas melladas del capitalismo”, tu suprema lección de ética y tu llamado aún no cumplido, para avanzar en una necesaria economía política del socialismo, que no existe aún y reclama un profundo trabajo teórico-práctico que los economistas cubanos no hemos sido capaces de hacer.
Esa economía política pendiente de escribir tendrá que surgir utilizando como base general a Marx, Engels, Lenin e incorporando la revisión crítica -en el ambiente de debate a fondo que el Che practicó-, del pensamiento elaborado sobre el filo de la contradicción imperialismo-socialismo, esto es, Rosa Luxemburgo, Trotsky, Preobrazhenski, Bujarin, Gramsci y otros muchos, con especial atención al pensamiento de Fidel y sin olvidar el renaciente pensamiento de izquierda latinoamericano.
En esta tarea la obra teórico-práctica del Che es de obligada presencia, pues en mi opinión, además de otros títulos de superior jerarquía histórica, Che es también el más creativo y original de los economistas cubanos. Nos ha entregado hasta el plan tentativo de la obra que no alcanzó a redactar y que en ausencia de su talento, será probablemente el resultado de un trabajo colectivo.
La obra que el Che no pudo redactar es de Economía Política marxista. No se trata de un texto de economía neoliberal en el que la palabra política ha sido eliminada y que pretende encerrar el pensamiento de los economistas en una jaula de trivialidades teóricas vestidas con lujoso aparato matemático. Las técnicas empresariales y de mercadeo, y los modelos matemáticos son útiles instrumentos auxiliares cuya aplicación tiene que estar determinada por la Economía Política que continúe alumbrando el camino que nos ha mantenido en el socialismo durante 47 años.
Para avanzar en la tarea ya no es necesario enfrentar la Biblia que en forma de Manual pretendía ser compendio de supuestas verdades universales. Aquel Manual quedó enterrado junto a los escombros del derrumbe. De ese derrumbe es necesario también extraer y sintetizar conclusiones, así como repensar la economía política del socialismo en las condiciones de un país que continúa económicamente bloqueado, que se vió obligado a hacer concesiones en los inicios del período especial a una cierta ampliación de las relaciones mercantiles y otorgar facultades a las empresas en cuanto al uso descentralizado de la divisa, pero que nunca convirtió la necesidad en virtud ni perdió de vista el peligro que enfrentaba.
El uso descentralizado de la divisa comenzó a emitir después de algún tiempo, síntomas -aunque en escala incipiente- coincidentes con los análisis del Che sobre los efectos a favor del capitalismo, de la ampliación de las relaciones mercantiles en la construcción del socialismo. En las decisiones para la rápida rectificación de esas desviaciones, que incluyen el establecimiento de la Cuenta Única de Ingresos del Estado, la eliminación del dólar de la circulación y la lucha frontal contra la corrupción, están presentes las enseñanzas del Che.
Los Apuntes Críticos de la Economía Política escritos por el Che son mucho más que una instructiva lección de historia acerca del debate de los 60 sobre el socialismo, el cálculo económico y el sistema presupuestario de financiamiento. Es este libro lo que me atrevo a decir que el Che quiso que fuera: un arma político-intelectual de alta eficacia para contribuir a ese permanente combate contra el imperialismo y contra el egoísmo y la complacencia que cada día debemos expulsar de nosotros. En esa Batalla incesante de Ideas el Che es imprescindible.
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