Las crónicas redactadas por el joven Ernesto, en su primer recorrido por el continente, comienzan por “una larga despedida” en diciembre de 1951 a su novia Chichina, de vacaciones con su familia en Miramar, Argentina, lugar donde empieza a hilvanar su diario de viaje, que fuera escrito en forma de crónicas al año de haber iniciado el recorrido.

El descubrimiento y publicación de los relatos del joven Ernesto Guevara, en 1992, causaron un impacto singular, llegándose a realizar una película del viaje con el título de “Diario en motocicleta”, fiel al recorrido y de particular importancia, sobre todo en este año que se cumplen 70 años de el viaje que marcó un primer peldaño a sueños futuros.

La estancia en Argentina concluye en Bariloche el 11 de febrero de 1952, para emprender el añorado recorrido por el continente en unión de su par insuperable, Alberto Granado y de la Poderosa II, moto devenida famosa por acompañarlos hasta Chile, convertido en el primer país visitado de “aquel primer viaje que inició teniendo veintitrés años” (y que) ha de ofrecer a los jóvenes de corazón la imagen jovial, divertida y seria, mordaz y cercanísima hasta casi sentir risa (…), de un joven como ellos que supo llenar de juventud toda su vida, que supo madurar su juventud sin marchitarla…”[1]    

El 14 de febrero de 1952, los flamantes viajeros llegan a Chile por Puerto Blest en una barcaza de nombre Modesta Victoria. El recorrido se extiende hasta el 22 de marzo en que se despiden del territorio chileno por Arica para entrar a Perú.

La estancia en Chile fue descrita en 12 crónicas en las que narra peripecias y experiencias nuevas, combinadas con una dosis de aventura difícil de superar en sus memorias y en la huella que dejaran.

Las primeras, un total de seis de las 15 dedicadas a su estancia en el país, cumplen 70 años de redactadas y se desarrollan en la segunda quincena del mes de febrero, tituladas: “Y ya siento, flotar mi gran raíz libre y desnuda… y”, “Objetos curiosos”, “Los expertos”, “Las dificultades aumentan”, “La Poderosa termina su gira” y “Bomberos voluntarios, hombres de trabajo y otras yerbas”. En este último relato, escrito desde Los Ángeles, se despiden de “La Poderosa”, dando, según palabras del propio Ernesto, “postrer adiós”, para emprender viaje a Valparaíso, teniendo como antesala a Santiago de Chile, el primero de marzo.

Concluye la primera etapa del viaje “por un magnífico camino de montaña que es lo más bonito que la civilización puede ofrecer a cambio de los verdaderos espectáculos naturales (léase no manchados por las manos del hombre)…”, el que se extenderá hasta el 22 de marzo donde escribe nuevos relatos.