En el cometido de significar la fuerza del pensamiento de Antonio Maceo y Grajales, junto a su condición de intelectual orgánico de la segunda mitad del siglo XIX cubano, no podría faltar el destaque de sus apreciaciones y empleo consecuente de la prensa; como instrumento de persuasión y movilización política, ante y durante los levantamientos armados.
Para Maceo “la prensa es el instrumento más indispensable en la vida social”. En su opinión el arte de persuadir era un arma poderosa en la lid por el poder: “es la política misma levantada a los planos sublimes del pensamiento y los sentimientos”. Así se expresa en misiva a Cirilo Pouble Allende, fechada el 24 de noviembre de 1883, desde Puerto Cortés, en la costa Caribe de la república de Honduras, donde ejercía como comandante del Ejército.
Expresó además, su resolución de “aprovechar” la “poderosa influencia” de la prensa: “quiero que mantenga el principio de libertad en unos y lo fomente en otros, que hable de la cuestión social y económica, de la situación política de Cuba y España, de la esclavitud y sus conservadores, y de las preocupaciones sociales entronizadas para gobernar la Colonia y hacer de ella mezquinas divisiones.
Por eso, cuando se entera de que algunos terratenientes, ansiosos de proteger sus intereses, han lanzado otra campaña a favor de una anexión de Cuba a los Estados Unidos, escribe con urgencia, desde la localidad hondureña de San Pedro Sula, un correo a José Dolores Poyo Estenoz- director del diario El Yara, de Cayo Hueso, Florida, el 13 de agosto de 1884- donde reafirma su compromiso con la independencia cubana: “quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha. Cuba tiene muchos hijos que han renunciado a la familia y al bienestar por conservar el honor y la patria. Con ella pereceremos antes que ser dominados nuevamente; queremos independencia y libertad”.
También en El Yara, pero en junio de 1881, se dió a conocer el documento considerado síntesis de su pensamiento humanista, Comentarios de Maceo a la carta que dirigió al General Polavieja. Texto que no es solo la expresión honesta de su hidalguía y decoro; sino también una especie de código maceista para un periodismo virtuoso:
“En cuanto a mí, amo todas las cosas, y a todos los hombres, porque miro más a la esencia que al accidente de la vida: y por eso tengo sobre el interés de raza, cualquiera que ella sea, el interés de la Humanidad que es en resumen el bien que deseo para mi patria querida. La conformidad de la obra con el pensamiento: he ahí la base de mi conducta, la norma de mi pensamiento, el cumplimiento de mi deber.”
“No ignoro que el triunfo de un ideal dependa en gran parte de la conformidad de las ideas definidas en la conciencia pública transformada con las condiciones en que vivimos o sea con el medio histórico que nos rodea; y aunque donde hay que hacer intervenir la fuerza al momento de acción se confía a una oportunidad bien apreciada, no seré yo de los que violente la marcha de los acontecimientos: no trabajamos principalmente para nosotros por la presente generación, bien al contrario, muévenos sobre todo triunfo del derecho de todas las generaciones que se suceden en el escenario de nuestra Cuba, y no creemos nunca que por una hora de vanidad o de egoísmo se debe comprometer la felicidad de muchos.”
Su humanismo e internacionalismo quedan expresados claramente en este fragmento: “La independencia absoluta de Cuba, no como fin único, sino como condición indispensable para otros fines ulteriores más conformes con el ideal de la vida moderna, que son la obra que nos toca tener siempre a la vista sin atemorizarnos de ella; antes tomar mayor empeño para resolverla con la lealtad del ciudadano que se debe a la Patria y con la honradez y pureza de motivos del hombre, que ante a todo se debe a la Humanidad”.
El Yara, diario cubano, fue el órgano del Partido Revolucionario Cubano en Cayo Hueso; tuvo entre sus colaboradores a Carlos Baliño, Fermín Valdés Domínguez y Juan Mambí, seudónimo de Ricardo Arnautó. Su director, José Dolores Poyo y Estenóz, fue periodista, escritor, poeta y lector de tabaquería. Uno de los fundadores del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y figura prominente de la emigración en los preparativos de la Guerra Necesaria organizada por José Martí.
Por igual, el invicto general mulato, aprovechaba las entrevistas de los medios de prensa extranjeros para avivar el decoro y la fe en la victoria que brillaron en Baraguá. En enero de 1896, declara al diario The Star de Washington: “El ejército cubano está lleno de entusiasmo”. “El triunfo de nuestra causa lo siento en mi propio ser, inveterado en la sangre, si desconfiara, moriría en el acto mismo que abrigara esas dudas”. […] “Yo me siento cada vez más animado y dispuesto a resistir contra la naturaleza y los hombres que se opongan a la realización de nuestros fines políticos. Venceré”.
Como ha fundamentado Armando Vargas Araya [1], Antonio Maceo y quien fuera su inseparable amigo y compañero de lucha, Enrique Loynaz del Castillo, protagonizaron una intensiva campaña de comunicación política en la capital de Costa Rica. La desarrollaron entre septiembre y noviembre de 1894 con el propósito de “vincular más estrechamente su empresa emancipadora con el empuje revolucionario de ecuatorianos, colombianos y otros radicales”. El joven escritor y periodista había sido designado como director del josefino diario La Prensa Libre. Para el también delegado del Partido Revolucionario Cubano, como para su jefe, “tiene el periodismo una alta misión y deberes penosos” y se “ha de ir a la lucha de ideas con ánimo tranquilo y desarmado de pasiones, y a ha de ser su escudo la dignidad”.
Poco después de iniciada la Guerra Necesaria, el 3 de agosto de 1895, reapareció en la manigua cubana el boletín independentista El Cubano Libre. El Mayor General Antonio Maceo, tomó una imprenta en el poblado de Nipe y designó como director al santiaguero Mariano Corona Ferrer. Se editaba en la Cueva de Sao Corona, sitio enclavado en las inmediaciones de Baraguá y cerca del Birán natal de Fidel y Raúl.
Maceo, consciente de su importancia como instrumento ideológico, le escribió en una ocasión a Corona: "Bien, muy bien; siga usted así. -El Cubano Libre es un cuerpo de ejército compuesto de doce columnas, que se bate, se bate bien, diariamente por la causa de Cuba; y los españoles darían algo por darle una carga. Mucho ojo... y aprieten”.
Como expresión de continuidad, se mantuvo el mismo lema, Patria y Libertad, de cuando se fundó a pocos días de la clarinada de La Demajagua. Cuentan que días antes del 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes decidió publicar un periódico que fuera el portavoz del programa revolucionario y que lo bautizó con ese nombre el poeta y periodista José Joaquín Palma, quien asumiría la dirección del mismo. “¿No vamos a libertar al cubano? El periódico; pues, debe llamarse El Cubano Libre”-sentenció Palma.
Simbólico que, con el mismo nombre y propósito, fuese retomado por el Che; nacido un 14 de junio y que rememoró una invasión de Oriente a Occidente para culminar la lucha por la independencia y justicia social, por la que murió nuestro Titán de Bronce, un 7 de diciembre de 1895.
[1] Ver de Armando Vargas Araya, El Código de Maceo. Ediciones Imagen Contemporánea, 2012.
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