El Beisbol, más que un deporte
El baseball, adaptado al español beisbol, es un deporte de equipo muy popular en Cuba, y con una cantidad considerable de aficionados en países como Canadá, Australia, Sudáfrica, Colombia, China, Taiwán, Países Bajos e Italia. Desde la conformación del Club de Béisbol en La Habana, Cuba, en 1869 hasta la fecha, ha formado parte de la identidad nacional cubana y, por ende, del proceso de su surgimiento y consolidación.
El beisbol cubano es símbolo del pueblo, y desde principio del siglo XX se distingue como deporte nacional. Por tales razones, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC), en uso de las facultades conferidas por el Ministerio de Cultura de la República de Cuba, y al amparo del Decreto 118, Reglamento para la ejecución de la Ley No. 1 de Protección del Patrimonio Cultural de la Nación, ha resuelto declarar “La dimensión cultural del beisbol: el juego de pelota, saberes y prácticas asociadas”, Patrimonio Cultural de la Nación Cubana.
Los principales saberes y prácticas relacionadas con el beisbol se asocian a su ejecución y técnicas, el lenguaje de señas, elementos definitivos de los portadores, la historia oral de este deporte, relatos y personajes tradicionales, y los actos de animación del juego como espectáculo.
Estos saberes y prácticas son recreados y transmitidos de manera ininterrumpida por familias, seguidores aficionados, jugadores, peñas deportivas, narradores y comentaristas deportivos, considerados como los principales grupos de portadores, provenientes de diversos sectores sociales, y abarcan toda la geografía insular.
Son muchos los cubanos que se entusiasman con las series nacionales y la práctica de este juego, pues se ha arraigado como pasatiempo nacional, a tal punto de integrarse en la cultura popular tradicional, entiéndase juego de espectáculo y tradición oral, y trasciende a otros ámbitos: la literatura, las artes plásticas, el teatro, la música e incluso, el vocabulario cotidiano.
Ciertos espacios públicos como calles, parques, terrenos deportivos y estadios, se han convertido en verdaderos hacedores del singular deporte, cuya práctica es inherente a la recreación y transmisión de saberes que datan de varias generaciones. El juego de pelota, también denominado popularmente, ha forjado en todos estos años disímiles sentimientos de unidad, y enaltece no solo los valores éticos entre sus portadores, sino también de la Cultura Nacional Cubana.
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