Un amigo periodista me conversaba hace poco del interés que tenía en escribir un libro donde pudiera relatar las historias populares que conoce acerca de los fantasmas de La Habana. Hablamos del fantasma de la Torre del Reloj de 5ta Avenida, de otro femenino también, que suele pasearse por el Palacio de los Capitanes Generales, de Doña Inés, en el Castillo de la Fuerza...
Así de pronto recordé las buenas anécdotas que narran custodios de Finca Vigía, (Museo Ernest Hemingway). Se habla de uno, al que nunca conocí, que fue capaz de dejar el llavero central colgado de una palma e irse a su casa porque el fantasma de Hemingway le producía mucho miedo, terminó abandonando su trabajo. Otro, confesó que en noches de luna llena él había perseguido por la carretera interior del museo a un hombre alto y colorado que, caminando despacio y vestido con bermudas, una camisa de guingham y unas holgadas chancletas de piel, solía desaparecer a la altura del camino de los pinos, que existe en la Finca; éste también abandonó el Museo.
Hubo un tercero que, sin pena alguna, declaraba que en noches oscuras de repente una luz lo iluminaba, venía de lo alto y, lentamente, sentía en su oreja un soplido cálido. Nunca miró hacia arriba, el miedo no se lo permitió. Este dejando pasar un tiempo prudencial, dejó el trabajo en Finca Vigía. También cuentan que una negra, vestida de azul, con pañuelo de igual color en la cabeza, acompañaba a algunos trabajadores. Sólo era visible esta aparición para la persona que la veía, no para las que el fantasma acompañaba en el recorrido, y tal parecía que iba conversando, decía la vidente.
Cierto público que visita el Museo, procedente de diferentes partes del mundo, asegura sentir la presencia cercana del fantasma de Hemingway, algunos han llegado a decir que deambula por la Finca acompañado de un guerrero de la etnia Masai, ¿y usted que piensa?, ¿tiene algún fantasma alojado en su Museo?
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