El gran pedagogo cubano José de la Luz y Caballero expresó una verdad que está presente a lo largo de nuestra historia, trasmitida de generación en generación: «La infancia gusta de oír la historia, la juventud de hacerla, la vejez de contarla», y de nuestro Apóstol aprendimos que «Cada siglo que pasa es un puñado más de verdades que el hombre guarda en su arca».  Ambas sentencias tocan muy de cerca la labor que día a día desarrollamos en nuestras instituciones culturales y, específicamente, al conmemorar cada 18 de abril el Día Internacional de los Monumentos y Sitios. La provincia de Ciego de Ávila atesora cuatro Monumentos Nacionales, varios de carácter local y sitios que rememoran acontecimientos heredados de mucha valía que permanecen en su memoria histórica. En esta ocasión proponemos acercarnos a uno de esos sitios que recuerdan la presencia de un hombre y revolucionario excepcional: Ernesto Guevara de la Serna.

El 4 de febrero de 1963, el entonces Ministro de Industrias, comandante Ernesto Che Guevara, iniciaba en La Norma, actual municipio de Ciro Redondo, la jornada de trabajo voluntario más extensa que de forma permanente realizara en Cuba, concluyendo la misma el 17 del propio mes en los cañaverales del central Venezuela. En ese espacio de tiempo, operando una máquina cubana, derribó más de 137 mil arrobas, convirtiéndose en el primer operador decimillonario del país. Se iniciaba entonces la mecanización cañera en Cuba, proceso tecnológico del cual fue el Comandante de la Boina Negra su máximo impulsor y paladín.

En el sitio de La Norma se yergue un obelisco que rememora el acontecimiento, donde cada año se recuerda al Guerrillero Heroico en su andar sin descanso por cada rincón del país como constructor del futuro, con voluntad espartana, convirtiendo la austeridad en norma de su vida, cincelando paciente, a través del ejemplo personal, al hombre nuevo. El pueblo cubano lo situó entre sus elegidos, por eso lo mantiene vivo de mil formas: en la palabra, en la conciencia, en la memoria.