El pasado 31 de julio, con profundo dolor y consternación los cubanos recibimos la triste noticia del fallecimiento del Historiador de La Habana Dr. Eusebio Leal Spengler, paradigma para las presentes y futuras generaciones.

El pueblo avileño pudo acudir al histórico lugar que presidió el retrato del hombre ardiente, organizador incansable y pujante, escoltado por la imagen de su Maestro José Martí y la enseña nacional para mostrar condolencia y homenaje póstumo por la pérdida tan sensible del historiador, intelectual reconocido internacionalmente, revolucionario que fue, es y será síntesis de la cubanía, un pensador que queda en el camino hacia la luz definitiva no sin antes echar abajo muros centenarios, para seguir el rumbo hacia la estrella; quien siempre manejó ideas de hierro con guantes de terciopelo.

En este propio Patio de la Campana, en medio de vítores y aplausos, como agradecimiento de los avileños a su vida y obra, le fue otorgada a Don Eusebio la más alta Distinción que otorga el Centro Provincial de Patrimonio y nuestro Museo: la Distinción Ornofay, por su condición de benefactor y defensor a ultranza del Patrimonio Histórico Cultural de la nación. Aunque no estuvo presente en ese momento, días más tarde, mostró su agradecimiento con sentidas y modestas palabras.

Leal fue un hombre comido del ansia de hacer bien, veedor de los destinos de su pueblo, su apellido refleja su conducta invariable hacia Fidel, Raúl y la obra de la Revolución y siempre vió en todo lo que en si mismo llevaba: trabajo, camino a lo alto, superación, desinterés, sencillez, lucha.

Lo vimos caminar hace nueve años por las calles de nuestra ciudad ataviado con su inseparable traje gris.

Fue su última visita pública a Ciego de Ávila, donde mostró su complacencia por la obra transformadora de la urbe citadina en defensa del patrimonio arquitectónico, recorrió el boulevard e instituciones culturales y nos dejó lecciones imperecederas para el buen hacer y  la conservación de lo edificado. Prometió ayudarnos y así lo hizo hasta el momento final de su existencia física, enviando a través de su Oficina, libros, revistas, piezas museables de extraordinario valor y por último un tesoro que sabremos conservar con celo y amor: una colección  de objetos con los que se mostró al Comandante en Jefe el respeto y cariño en sus visitas a diversos pueblos hermanos y también otorgadas por  instituciones de nuestro país; como bien él lo especificó, no para resaltar, por voluntad expresa de Fidel, su figura,  sino como medio para la educación y la cultura del pueblo.

Gracias Eusebio Leal, tu pensamiento se ha desplegado con alas tan poderosas que rebasarán los horizontes de nuestro tiempo y se extenderán con asombrosa vitalidad hacia la plenitud de los tiempos por venir.

Vivo y activo, con tu reloj puesto en la hora de los nuevos tiempos, te encontraremos siempre en los principios de la Revolución cubana, enseñándonos la importancia  primordial de los intereses sociales por encima de los intereses personales.

De ti aprendimos lo que Fidel te enseñó y a todos, que la fuerza está en el sacrificio. Tu voz enérgica y apasionada resonará siempre en el corazón del pueblo. Hasta siempre Eusebio Leal, respeto eterno para tí.