El Museo de Ambiente Histórico Cubano se encuentra instalado en la vieja casona, la más antigua de Cuba, la vivienda del Adelantado Don Diego Velázquez de Cuellar, en la ciudad de Santiago de Cuba, a un costado del parque Céspedes, anteriormente Plaza de Armas. Fue inaugurado, en su primera parte, en la casa del siglo XVI, el 30 de noviembre de 1970, como saludo al III Encuentro Nacional de Activistas de Historia, que se desarrollaba en la ciudad de Santiago de Cuba. Luego se le anexó una segunda casa, la del siglo XIX, en el mes de julio de 1973, en el marco del 20 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.
Esta institución surge en los primeros años de la histórica Revolución Cubana de 1959, momento en que comenzaba a gestarse en Cuba la creación de nuevos museos, encargados de atesorar, conservar y divulgar para todo el pueblo el patrimonio material e inmaterial de la nación. En la materialización de esta idea desempeñó un papel importante la participación del Dr. Francisco Prat Puig, Licenciado en Derecho, pedagogo, historiador del arte y profesor de la Universidad de Oriente, quien condujo la exitosa restauración y rehabilitación de ambas casas. “(…) el Museo de Ambiente Histórico Cubano que se aloja en sus típicos conjuntos interiores, atesora los exponentes más representativos de las principales variedades de muebles y objetos cubanos de las distintas épocas de nuestra historia (…)” [1].
Los temas que se tratan en el Museo de Ambiente Histórico Cubano, son las principales etapas de nuestra cultura histórica material, las cuales se muestran en orden cronológico y están representadas principalmente por la arquitectura, los objetos decorativos y el mueble, estos últimos criollos o importados, dispuestos todos a la usanza de la época. Todo ello presenta el género de vida en cada época de las clases pudientes, sencillas, confortable al comienzo y lujosa en los ambientes burgueses de fines del siglo XVIII y principios de siglo XIX. Lo que muestra el desarrollo o estancamiento del arte, la artesanía y la técnica; así como la originalidad y maestría de los artesanos criollos, ebanistas, carpinteros, albañiles, y permite conocer la excelencia de la cultura material cubana.
Desde su creación, el Museo de Ambiente Histórico Cubano exhibe el montaje “Técnica de Museo Viviente”, ensayado por primera vez en Cuba en esta institución, realizado con el asesoramiento del Dr. Francisco Prat Puig con toda rigurosidad científica, y basado en lineamientos museográficos internacionales “(…) la realización del cubano, la hemos practicado con la máxima sobriedad, prefiriendo lo más simple, por considerarlo más en armonía con los niveles económicos que han prevalecido en Cuba, es lo que denominamos museo viviente (…), con el propósito de mostrar las viviendas en todo el esplendor de una época, evitando el impacto que marcan las vitrinas y letreros para la observación de la artes decorativas, (…) ya que restarían originalidad a los conjuntos y distraerían la atención del visitante…” [2].
Esta técnica posee la desventaja de hallarse cada objeto al alcance humano sin barrera de protección alguna, lo cual pone en peligro de deterioro al material en exhibición por el contacto con los contaminantes y acarrea el inconveniente de roturas. Debido a esta característica se requiere un servicio de veladoras que evite hechos vandálicos. Sin embargo, permite que el visitante se sumerja en la magia de una casa habitada en retrospectiva y cause en él un buen efecto: “(…) las ventajas logradas en nuestro museo viviente de ambiente histórico cubano, suplen con creces los inconvenientes apuntados y aún otros que se le puedan achacar (…)” [3].
Las salas utilizadas para la exposición permanente se encuentran distribuidas en las dos casas que lo conforman. La institución cuenta en la actualidad con un total de 19 recintos expositivos. El recorrido se inicia por la planta alta de la casa del siglo XVI con las salas del 1 al 6, recreando ambientes domésticos cubanos de ese entonces hasta mediados del XVIII. En la planta baja de esta se ubican las salas del 7 al 10, mostrando ambientes de comedor, salón y dormitorio cubano desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta sus finales, y la importancia y funcionalidad del patio para las familias cubanas en dicha etapa.
En la vivienda del siglo XIX se ubican un total de 9 salas. El recorrido comienza por la No. 11, exhibiendo el zaguán y al patio, con un ambiente típico de comienzos de este siglo. Luego se presentan sucesivamente el ambiente de salón de 1800, ambiente de cocina, dos dormitorios, comedor de 1830 y finaliza con la exposición permanente de un ambiente de salón principal de 1860.
Los inmuebles donde se ubica el museo son muestra irrefutable de la arquitectura del período colonial cubano, enmarcada en dos etapas muy bien definidas. La primera comprende desde el siglo XVI hasta el XVIII y la otra ocupa todo el siglo XIX. La casa del siglo XVI, la más antigua de Cuba, con exótico encanto y muy añeja, constituye un marco apropiado del ambiente de la casa cubana de la primera etapa arquitectónica con influencia morisca. La segunda casa con marcada influencia del neoclásico francés muestra rasgos de la arquitectura cubana de la última etapa, donde el patio va adquiriendo nuevas funciones: reuniones, encuentros de familias, zona de descanso y esparcimiento.
Tanto en una como en la otra vivienda se han organizado sus interiores con elementos originales de la época respectiva, lo que permite al observar estos ambientes y conocer cómo vivían sus moradores.
“Hemos querido hacer un museo militante, aguerrido, que en todos los órdenes deja a un lado las tradicionales concepciones. Empieza por tener, como todo museo que lo aspire de verdad, un objetivo concreto: el hogar de la cultura material cubana, para su divulgación y estudio. De ahí su doble aspecto de centro de enseñanza y de investigaciones. Su función pedagógica reclama, de una parte, que haya absoluta claridad y rigor en la clasificación del material por épocas y en la disposición del mismo en los conjuntos, ya que cada época ha tenido su estilo en modo de amueblar y decorar sus interiores (…)” [4].
La institución se destaca no solo por las características arquitectónicas de los dos inmuebles que lo conforman, sino también porque “(…) atesora los exponentes más representativos de las principales variedades de muebles y objetos cubanos de las distintas épocas (…)”[5]. Es así como el museo guarda desde su fundación hasta la actualidad un total de 1223 objetos museales, los cuales conforman sus valiosas colecciones.
“El Museo de Ambiente Histórico Cubano tiene una extraordinaria significación para la museología cubana, tanto por las colecciones que custodia como por el tipo de montaje que muestra. Está considerado el museo más completo (desde el punto de vista de la cronología que abarca) … en su tipología especializada en Arte. Las colecciones agrupadas en las secciones de Mobiliario, Cerámica, Artes Decorativas, Artes Plásticas y Textiles pertenecen a periodos tan iniciales como el debut de la conquista, los siglos XVII, XVIII, hasta la primera mitad del siglo XIX. La agrupación de los objetos museales responde a una intención definida de recrear la evolución del mobiliario (como eje central de las ambientaciones domésticas), las artes plásticas, las artes decorativas y aplicados como evidencia del desarrollo de la cultura material cubana de la etapa colonial (...)” [6].
En la actualidad es una institución merecedora de una extraordinaria significación y gran importancia por su papel trascendente en la función educativa y formativa de la comunidad y los diversos públicos que a él asisten o se vinculan, en la conservación y defensa del patrimonio cultural material de nuestra nación, atesorando gran parte de él desde sus orígenes, y por la labor que desempeña como centro difusor de la cultura cubana.
“Desde la unicidad de su temática y la singularidad de su montaje museográfico ha constituido punto de referencia obligada para estudiantes, especialistas, visitantes interesados en el tema y otros. Resalta además la labor socio-comunitaria sostenida desde la década de los años 1980, que ha dinamizado la labor del museo y ha hecho más armónica la relación sujeto objeto, abriendo las puertas para la realización de actividades múltiples que responden eficazmente a las exigencias de la museología contemporánea (…)” [7].
Desde su fundación ha sido visitado por diferentes personalidades de la política, las ciencias y la cultura tanto del ámbito nacional como internacional. Por su importancia histórica, cultural y estética fue declarado en 1978 dentro del Conjunto Arquitectónico del Casco Histórico de la Ciudad de Santiago de Cuba.
[1]Prat Puig, Francisco: La Casa de Diego Velázquez y El Museo de Ambiente Histórico Cubano. p. 25.
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Ibidem. p. 23.
[5] La Casa de Diego Velázquez y El Museo de Ambiente Histórico Cubano. p. 25.
[6] Entrevista a MSc. Elba Marina Soto Riba. Especialista Principal del Museo Ambiente Histórico Cubano.
[7] Entrevista a MSc. Magda Amara Lashley Olivares. Directora del Museo Ambiente Histórico Cubano.
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