Un numeroso público apreció la exposición denominada Criollos por los 500 años de La Habana, una iniciativa personal que inauguró hace cerca de un mes el artista de la plástica Juan José Cura Espinosa, que ya ascienden a 26 individuales desde la década de los años 80.
La muestra es la primera de Cura Espìnosa con motivo del medio milenio de la Villa de San Cristóbal de La Habana en la Galería Manos, en el municipio capitalino de La Habana Veja, donde funciona una de la sedes de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA).
Agustín Antonio Villafaña, pintor, escritor y ceramista, y otros invitados coincidieron en señalar la calidad de la demostración de las obras de pinturas, dibujos, piel y cerámica, en la que intervinieron también varios colegas y los propios hijos del autor, Surik Oviaña y Yampier.
Cura Espìnosa participó también en más de 200 exposiciones colectivas en Argentina, Cuba, España, Italia y México, y es fundador de la Comunidad Artística Casa Yeti, en las calles 13 No. 4420 entre 44 y 46, en el municipio de Playa, donde integrantes de la Brigada de Constructores Seguidores de Camilo y Che celebran sus tradicionales intercambios y rememoraron hechos inolvidables desde su creación en 1972.
La Comunidad Artística Casa Yeti constituye un proyecto de su fundador y director general, Agustín Antonio Villafaña Rodríguez, en coordinación con Cura Espinosa, en la que hace más de dos décadas y desde las artes visuales promueven acciones de gran impacto social a partir de edades tempranas.
Yeti era el seudónimo de Rodolfo Baeza Fernández, practicante de judo, quien junto a Cura Espinosa integró en 1972 la Brigada de Constructores Seguidores de Camilo y Che, surgida por indicaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el II Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) para construir durante tres años escuelas secundarias básicas en la entonces Isla de Pinos.
Bajo la consigna El presente es de lucha y el futuro es nuestro, en el evento se evidenció el desarrollo y consolidación del Movimiento de Columnas, que agruparon a más de 45 mil jóvenes movilizados en las tareas de la zafra, la agricultura en general y las construcciones, entre otras “obras de choque”.
El Comité Nacional de la UJC orientó la formación de la Brigada, de casi 200 jóvenes en los organismos de la administración central del Estado, con aquellos que de manera voluntaria la integraron y que llegaron a ser una de las fuerzas más productivas del país.
Sin embargo, no solo edificaron planteles para alumnos internos de séptimo a décimo grados, sino también obras sociales, y participaron en la descarga de cemento a granel de buques surtos en el puerto de Nueva Gerona, al igual que en actividades recreativas, culturales y deportivas.
El colectivo estuvo conformado por técnicos, especialistas, obreros, profesionales, artistas y actores, y un año después, el tres de agosto de 1973, se incorporó a la Brigada Independiente del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) hasta terminar su misión en 1975.
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