Con numerosos proyectos y energía acumulada para liberarla en buenos espectáculos cuando sea posible, llega Papalote a su aniversario 58, aseveró René Fernández Santana, Premio Nacional de Teatro y director de la prestigiosa agrupación titiritera con sede en esta ciudad.
Es muy emocionante que Papalote siga vivo y activo después de tantos años –resaltó Fernández Santana-, pienso que después de la etapa de pandemia reabriremos la sala con mayor calidad técnica-artística, con intenso cariño hacia la familia y el pueblo que asiste sistemáticamente a las funciones.
El colectivo siente los mayores deseos de que el teatro reciba niños, pienso que el pueblo cubano cuando se abra a la vida, al trabajo, dará obras mejores, y tendremos que utilizar la inteligencia para asimilar cambios y transformaciones pero estaremos dispuestos a hacerlo para mejorar nuestro país, añadió el maestro titiritero.
Expresión de la intención de aprovechar los nuevos espacios y tecnologías constituye la XX Temporada Narices Rojas que en este año 2020 sesiona on line, con iniciativas diversas como el concurso Reprises de prisa para morirse de risa, a cuya convocatoria respondieron 35 participantes.
Estrenos pendientes, reposiciones de significativas obras como Los ibeyis y el diablo, la participación en el espacio Abra del Yumurí y la realización de la tradicional Calle de los Títeres, se incluyen entre las proyecciones de Papalote, colectivo respetuoso del todavía necesario aislamiento físico en Matanzas para controlar la pandemia de COVID-19.
Papalote constituye una institución emblemática, formadora de directores, asesores, dramaturgos, músicos, productores, actores, diseñadores y técnicos que llevan como legado el rigor y la ética profesional, resaltó Ulises Rodríguez Febles, vicepresidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas en Matanzas.
Luego de un curso impartido por los hermanos Camejo y Pepe Carril, en el año 1962 surgió el Grupo de Guiñol de Matanzas; en 1982 René Fernández Santana asumió la dirección de la agrupación que en 1984 comienza a llamarse Teatro Papalote, escuela y símbolo del arte titiritero en Cuba.
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