Este lunes inició la última semana del Mes de la Cultura Francesa en Cuba, que debido a la situación epidemiológica, asume el presente año la modalidad televisiva para compartir con la familia cubana una representación del acervo creativo de la nación europea desde la danza, la música, las artes plásticas y la gastronomía.
Para el cierre de esta quinta edición, el Canal Multivisión acoge la trasmisión de tres documentales, con horario a las 4 p.m. (hora local), que abordan con minuciosidad el patrimonio artístico, arquitectónico y tecnológico galo.
El material “Los puentes de París, un patrimonio revelado: superar los límites”, se podrá disfrutar este martes 1 junio y, a través de él, el público descubre la increíble historia de los puentes de la mítica ciudad de París.
El Sena, a su paso por París, traza un arco de unos 13 kilómetros, atravesados por 37 puentes y recorrerlos es una lección de historia y una manera estimulante de descubrir la capital francesa.
Esta excursión urbana puede hacerse en algo más de cuatro horas, pero con paradas y visitas adicionales lleva toda una jornada o se necesita fragmentarla en varios días, pues recorre famosos puentes con una interesante historia como Tolbiac, Charles de Gaulle, Sully, Neuf, Royal, entre otros.
Otra de los atractivos documentales que se inserta dentro de la programación del Mes de la Cultura Francesa en Cuba es el del jueves 3 de junio, con “El canal du Midi, un patrimonio revelado: una obra maestra de arte y de tecnología”.
El canal del Mediodía es una importante vía de navegación que se encuentra entre los canales en funcionamiento más antiguos de Europa y está calificado como patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Su ejecución constituyó en su época una proeza de la ingeniería y un esfuerzo humano descomunal que se materializó bajo el reinado de Luis XIV y puso en práctica una vieja quimera de los gobernantes franceses: la construcción de una vía navegable que permitiera la comunicación interna entre las dos costas del sur del país.
En tanto, ya pudimos apreciar este lunes 31 de mayo el trabajo La puerta del Infierno, material que nos aproxima a la principal obra del escultor Auguste Rodin, quien creó obras maestras como El Beso y El Pensador.
En el año 1880, Rodin recibe el encargo de realizar una puerta para el Museo de Artes Decorativas de Francia, que terminará abandonando y trabajando sobre ella someramente hasta consolidar el colosal trabajo que resulta en 1917. Nos encontramos ante la obra de mayor importancia realizada por el escultor, que servirá como hilo conductor entre los movimientos de finales del siglo XIX y los del XX.
El lenguaje escultórico de Rodin será definitorio para el posterior desarrollo del arte a partir de las vanguardias y romperá con el racionalizado discurso narrativo asentada por el neoclasicismo. Sus esculturas se caracterizan por la ausencia de un ángulo de visión correcto o conveniente, interpelando al espectador mediante los gestos y el relieve de los personajes, en ocasiones ininteligibles.
En esta obra, encontramos diferentes partes influidas por obras literarias como la Divina Comedia, aunque se reitera la falta general de correspondencias evidentes.
El conjunto está encabezado por Las tres sombras, que adelantan los principios contrarios al orden clásico frente a una posible representación de Las tres gracias, como la realizada en 1813 por el escultor Antonio Canova (1757–1882). Rodin nos muestra la misma figura alterando la idea tradicional de equilibrio y significación mediante la disposición de los cuerpos y lo que de ellos se muestra, teniendo en cuenta la información no vista.
Del conjunto general de la obra se extraen motivos escultóricos individuales; en la puerta, los encontramos en un fondo que podríamos denominar magmático, donde se produce una solidificación de los cuerpos en el instante. El tratamiento de las superficies genera ambigüedad en las gesticulaciones de las figuras, consiguiendo así una reinvención de los efectos sensoriales mediante la impronta personal del artista durante el modelado.
Como cada año la cita anual del Mes de la Cultura Francesa en Cuba ha tenido entre sus intenciones principales establecer el diálogo creativo y cultural, entre los artistas de Francia y Cuba.
En tiempos difíciles, como los actuales marcados por la pandemia de la Covid-19, democratizar el arte es una fortaleza y una oportunidad para acercar los mejores valores de esta cultura a los hogares y se ha aprovechado este crisis para llevar a cada casa cubana los mejores expresiones del arte y la cultura de esta nación europea.
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