Decir Cebollita y Florecita en esta ciudad es lo que acude a la mente de los lugareños inmediatamente: una chispa de diversión, humor inteligente y enseñanzas didácticas , pues estos dos payasos camagüeyanos son el vivo ejemplo de la entrega constante y la autosuperación profesional, y a pesar de la COVID-19 no han parado de crear ni un solo día.
Adiel Morales y Denia Rodríguez, sus nombres en la vida real, son dos camagüeyanos que por más de 15 años no se han conformado con dos o tres chistes y cualquier cancioncilla, según ellos mismos comentaron en una ocasión a la ACN.
Ahora que en tiempos de pandemia es a favor de la toma de conciencia contra la enfermedad la dirección por la cual buscan encaminar el trabajo, declararon recientemente a la prensa local, contexto donde explicaron acerca de su trabajo desde las redes sociales.
Estar en casa es obligatorio, un tiempo que debemos aprovechar para enriquecer nuestro espíritu, y en nuestro caso para continuar con la labor, pero dada la situación, desde un nuevo contexto, y así aprovechar las facilidades de las tecnologías de la comunicación, agregaron.
Sobre el uso del nasobuco, la importancia de incrementar la higiene, seguir las orientaciones de Salud Pública, el distanciamiento social y la visita al médico en caso de sentir algún síntoma gripal, son algunos de las sugerencias expuestas en sus breves y divertidos vídeos.
Además, a propósito del reciente Día Mundial del Medio Ambiente, y el de la Infancia, también hicieron filmaciones especiales, y constantemente, mediante otros materiales hacen un llamado al ahorro de energía eléctrica en los hogares.
En el accionar de estos dos creadores siempre ha estado la intención de realzar canciones emblemáticas del pentagrama musical autóctono, y por ese motivo continúan con la experimentación sonora mediante el uso de campanillas para versionar varios temas.
Algunas de ellos son El manisero, La Guantanamera, y Lágrimas negras, e incluso un homenaje a Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, con el tema Santa Isabel de Las Lajas.
Se trata, precisaron, de enriquecer cada día el alma, renovar pero sobre la base de la transmisión de conocimientos, mejor aún si es la cultura popular y tradicional del país la que ayuda a la sana diversión en tiempos de pandemia.
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