Este cinco de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, será inaugurada la exposición «El bosque de las flores salvajes», realizada por José Baez, que acogerá el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en La Habana Vieja.
La muestra cuestiona la percepción del ser humano sobre el entorno y propone actuar de manera consciente en la búsqueda de un futuro más armonioso con la naturaleza. Concebida como una gran instalación, presenta dibujos fijados sobre troncos de árboles talados, sumergiendo al visitante en un espacio donde utopía y realidad se entrelazan.
Acerca de la técnica empleada, la crítica de arte Tania Parson argumenta que para realizar los dibujos, Baez utiliza tinta sobre papel de arroz, materiales característicos de la pintura tradicional china y del sumi-e japonés; sin embargo, conceptualmente se distancian de esta tradición al no representar motivos naturales, como suele ser habitual en este tipo de obras. En su lugar emergen postes eléctricos, antenas de transmisión, grúas, pozos de petróleo y molinos de viento; construcciones humanas que coexisten en el entorno natural e invitan a la reflexión, convirtiéndose en el hilo conductor de la exposición.
Para enriquecer la experiencia sensorial, la muestra se acompaña de tres obras sonoras cuidadosamente seleccionadas: la Sinfonía no. 6 en fa mayor Op. 68, “Pastoral”, de Ludwig van Beethoven, que expresa el amor del compositor por la naturaleza y la vida en el campo. Además, se pueden escuchar sonidos ambientales de aves y arroyos junto a los ruidos de fábricas y actividades industriales, editados para seguir el tempo de la sinfonía. Esta fusión sonora no sólo complementa la experiencia visual, sino que también enfatiza el contraste entre la serenidad de la naturaleza y el ruido del progreso humano.
Al penetrar en este trepidante bosque metafórico, el espectador es instado a reconsiderar su relación con el mundo natural y a buscar un equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad, destaca la especialista. En un contexto donde el cambio climático se ha convertido en un reto apremiante, la exposición se erige como un espejo que refleja la complejidad de la relación del ser humano con el entorno.
Con esta exposición, Baez invita a una reflexión crítica sobre el medio ambiente, la tecnología y la identidad del paisaje contemporáneo. “El bosque de las flores salvajes” no es solo una muestra de arte; es una experiencia que invita a transitar la delgada línea entre la contemplación y la alarma ecológica.
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