Muy estrecha ha sido la relación entre el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y la Asociación Hermanos Saíz, pues trabajan desde hace varios años en pos de proyectos conjuntos, muchos de ellos conectados en diciembre en los días de la fiesta del séptimo arte.
Como parte de la edición 41 que sucederá a partir de mañana jueves 5 y hasta el 15 de diciembre, se inaugurará en el Pabellón Cuba, sede la AHS, una muestra denominada Una cosa piensa el borracho y otra la bartender, proyecto de exposición colectiva. La apertura será el viernes, a las 7:00 p.m., en todos los espacios del recinto ferial habanero.
Los creadores que intervendrán en la exhibición para el 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano 2019 son Nelson Barrera, Leonardo Luis Roque, Sergio Marrero, Andy Mendoza, Víctor Piverno, Harold Ramírez Veliz, con la curaduría y museografía de Evelynn Álvarez y la asistencia de Mario Enrique Briño (El Mayo).
“Sin cambiar nada, hacer que todo sea diferente: objetos, acciones, escenas que construyen su propia gramática del tiempo y de los espacios, y que solo se comunican en la medida en que conforman estados de excepción, independientes e indiferentes los unos de los otros, y por eso mismo identificados con una atmósfera de suspensión que se establece, con mucho optimismo y no poco ingenio, como elemento de continuidad. Este podría ser, con el favor de R. Bresson y a riesgo de precisar un hecho que no ha ocurrido todavía, el rasgo primero de esta exhibición, especialmente concebida por la artista, curadora y pedagoga Evelynn Álvarez Rodríguez para la 41 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano”, según señala una nota de prensa de la AHS.
Y añade: “Una cosa piensa el borracho y otra la bartender tiene en cuenta el contexto cinematográfico en el cual se presenta, pero su aproximación no es histórica ni intertextual, sino que parte de un recurso tomado del cine: convertir al objeto en acontecimiento y en elemento de observación que es a un tiempo intérprete y audiencia de la realidad simbólica de la cual es parte”.
Lo que deriva que cada obra “instala” un acontecimiento diferente que el espectador distraído podrá vincular sin esfuerzo.
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