Motoki Watanabe es un joven artista japonés, invitado a la XV Bienal de la Habana y estudiante de la Maestría del Departamento de Práctica Artística Global de la Universidad de las Artes de Tokio.
Con gran destreza y fluidez comunicativa, Watanabe logró un intercambio productivo con los niños de la Escuela Primaria Carlos Hernández Fernández y de la Cátedra Infanciar en el taller «Hariko no Gu: Herramienta de papel maché», realizado en la Biblioteca Roberto Fernández Retamar
El japonés pertenece a TURN, un proyecto artístico capaz de aprovechar las características del arte desde las particularidades, semejanzas, individualidades y diferencias de cada ser humano. De igual forma crea oportunidades de intercambio entre diferentes personas independientemente de sus capacidades físicas, grupo etario, género, raza, nacionalidad u otro aspecto social.
El trabajo de este grupo de artistas se basa en la visita a centros de bienestar y comunidades locales para crear y exponer en conjunto obras realizadas mediante el uso de técnicas y métodos tradicionales de cada país. Al interactuar con comunidades y centros de bienestar, los artistas aspiran a construir una sociedad donde prime la aceptación social.
Motoki expresó a Casa de las Américas su satisfacción por participar en las actividades de Casa Tomada: «Este taller me sirvió de experiencia con los niños cubanos. Al inicio me sentí muy nervioso pero en la medida que los niños se fueron interesando por mi técnica y vi que me entendían, me entregué por completo a la actividad para lograr que ellos la aprendieran y pudieran fabricar las máscaras de papel maché», expresó el joven.
Los infantes emplearon sus propios rostros como modelos para diseñar y fabricar las piezas con yeso y pinturas de distintos colores, a fin de lograr matices visuales interesantes y atractivos.
El taller se extendió durante varios días, y en el participaron niños con necesidades educativas especiales. Cabe destacar además que el artista se valió de otras expresiones artísticas como la literatura, a través de la lectura de cuentos tradicionales ―fundamentalmente cubanos―.
Para mayor alegría, el taller culminó con un gran carnaval de máscaras.