El pasado viernes 8 de diciembre tuvimos la dicha de darle la bienvenida a un grupo de niños de la enseñanza primaria que asistieron al Taller Infantil «Cabello Mágico», conducido por Yadira Vargas Horta, en la Sala Manuel Galich. Este encuentro formó parte del Taller Internacional «Juegos de libertad. Prácticas de descolonización del universo infantil», organizado por el Programa de Estudios sobre Afroamérica, que se extendió del 14 al 17 de noviembre, y tuvo como principal objetivo socializar prácticas educativas descolonizadoras llevadas a cabo en diferentes territorios de Latinoamérica y el Caribe.

Unos minutos antes de la llegada de los niños, dialogamos con la pedagoga Yadira Vargas sobre las razones que la motivaron inicialmente a impartir estos talleres, el objetivo principal que busca con estos encuentros y cómo ha sido su experiencia como tallerista:

«Soy historiadora, y también estudié un Máster en Conservación del Patrimonio. Ese nacimiento en las Ciencias Sociales te hace constantemente preguntarte sobre un millón de cosas. Una de las cuestiones que más me inquietaba era la forma negativa en que la sociedad percibe la estética afro, y cómo esto tiene una repercusión en la salud mental de muchos niños y adultos:  esta fue la piedra angular de mi proyecto. Quería que las personas se sintieran saludables mentalmente para que disfrutaran de una vida más plena. Decido empezar mi emprendimiento, que se llama Rizo Libre, como una peluquería, para estilizar cabello afro-rizado. Las conversaciones que surgieron en este espacio me confirmaron la prevalencia de estereotipos nocivos relacionados con el cabello afro. Hicimos un grupo de apoyo para la comunidad afro-rizada a través de WhatsApp, donde empecé a compartir muchísima información y a hacer encuestas: esta comunidad online ha sido la cantera de donde me he nutrido para ir realizando los talleres. Desde el 24 de junio hasta la fecha hemos realizado un total de 15 talleres».

«Hay mucha desinformación sobre cómo llevar la estética afro, cómo recuperar los rizos que han sido dañados por tratamientos, y todas las sensaciones que afloran en ese proceso de autodescubrimiento de la identidad. Desde nuestro primer taller hemos mantenido el mismo nombre, Cabellos Mágicos, y el objetivo principal ha sido dialogar con los niños, motivarlos empleando distintos métodos: las artes plásticas, los audiovisuales y ejercicios prácticos. En algunos talleres hemos escuchado testimonios de niños que han sufrido bullying en las escuelas, no solo por sus compañeros de clase sino por sus propias maestras, así que es un tema sobre el que debemos insistir. Para los adultos hemos hecho talleres que se llaman Afro-estima. Muchas mujeres comienzan a descubrir su cabello natural a partir de los 50 años, después de numerosos procesos de alisado, de queratinas y de transformaciones que buscaban seguir un estereotipo eurocéntrico, occidental, donde el pelo liso con determinadas características es el único modelo considerado “bello”. La mayoría no tuvo la oportunidad de escoger cómo quería estilizar su cabello durante su infancia: para algunas el proceso de laceado comenzó a los 4 años, no tuvieron tiempo de escoger. Eso justamente estamos buscando en nuestros talleres: que la estilización del cabello afro sea una experiencia liberadora, sin presiones externas de la sociedad. Luego de que lo conozcas, tú decides, pero todo desde el conocimiento».

Después de esta breve charla y con el arribo impetuoso de los protagonistas del taller dimos por comenzada la actividad. El primer ejercicio fue un juego de preguntas y respuestas, donde los niños debían escribir en papelitos qué tipo de cabello les parecía más lindo, cómo debe usarse el cabello rizado, de qué forma suelen llamarlo y qué profesiones combinan con la estética afro, entre otras interrogantes que incentivaron el debate de una forma proactiva. Entre audiovisuales, risas, intercambio de experiencias, dudas constantes, música y manualidades, el taller propició un flujo continuo de información sobre temas tan importantes como la autoestima, el respeto a la diversidad, la inteligencia emocional y la preservación de la herencia cultural afrocubana, sin descuidar aspectos más prácticos relacionados con el cuidado del cabello afro, siempre desde un enfoque lúdico y celebratorio.

En la tarde del martes 12 de diciembre acogimos en el Patio de la Galería Haydée Santamaría los Talleres Infantiles «El patio de mi Casa» y «Un juego nuevo y otro viejo», impartidos por los talleristas María Mercedes Hernández Guerra, Ladys Taquechel Cárdenas y Reinier Goicochea Taquechel. A partir del texto martiano «Un juego nuevo y otros viejos», incluido en el primer número de la revista La Edad de Oro, se realizó un recorrido por el centenar de variantes que ha creado el hombre para recrearse en comunidad a lo largo de los siglos: desde el antiquísimo juego de los escondidos hasta el moderno Capitolio, versión cubana del Monopolio. Tampoco faltaron las adivinanzas, los trabalenguas y los barcos cargados de letras: a través de competiciones amistosas los niños debían auxiliarse de su rapidez mental, su dominio de la lengua materna y su ingenio para resolver acertijos. Como acompañamiento visual, la actividad contó con las pinturas del artista plástico Alexis Gelabert en una exposición enfocada en el universo lúdico cubano, donde las canciones tradicionales, los poemas martianos y los cómics nacionales ocupan un lugar importante. Para cerrar el encuentro, los niños tuvieron a su disposición colores para dibujar, tableros de parchís, suizas, muñecas y otros juguetes didácticos para que pudieran divertirse de la forma que prefirieran, pues uno de los mensajes que se privilegiaron en estos talleres infantiles organizados por el Programa de Estudios sobre Afroamérica fue la libertad de elección y la importancia de fomentarla desde edades tempranas.