Casa Trovada. Frank Delgado en sus 45 años de vida artística


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De su anterior visita a la Casa de las Américas habían pasado ya doce años, y de sus inicios como músico y compositor, cuarenta y cinco. Este viernes 12 de abril, Frank Delgado llegó a la sala Che Guevara para celebrar la trova cubana de la que es un consagrado referente. La noticia de su concierto atrajo público de todas las edades, pues a lo largo de tantos años de labor artística su música ha acompañado a más de una generación de cubanos.  

La sala donde se alza el icónico Árbol de la vida y en sus paredes habitan las obras del cubano Raúl Martínez y el chileno Roberto Matta hizo gala de la amplitud de su espacio, uno de sus mejores atributos. Con las puertas de los balcones abiertas y los jóvenes, dentro, fuera o en el suelo de la sala, el aire revelaba la familiaridad que supone reconocerse en los versos del trovador. La suave melodía de «Mi mapa» —tema inicial del álbum homónimo del año 2004— abrió el concierto, al que luego se unieron artistas como Erick Sánchez, Vicente Trigo y Adrián Berazaín. La vigencia de sus letras y el ingenio que las caracteriza activó la nostalgia de todos los que hicieron coro a canciones como «Españolito», «Cuando se vaya la luz, mi negra…» o «Si el Che viviera».

En esta Casa de la expresión latinoamericana y caribeña en todas sus dimensiones y formas, desde sus inicios la trova halló un espacio de visibilidad y motivación bajo el respaldo espiritual y la entrega de Haydee Santamaría. Con Frank Delgado a la guitarra y a pocos días de celebrar el Premio Literario y el 65 aniversario de la Casa, esa tarde recordamos toda una tradición musical en la cual los conciertos de trova han removido el suelo de la Che Guevara, desde las míticas presentaciones de Silvio Rodríguez o Santiago Feliú, hasta las más recientes del chileno Manuel García y de Frank Delgado. Sin lugar a dudas, la Casa seguirá siendo trovada.


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