Cuerpos y territorios: opresiones y disputas


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La mirada a las complejas relaciones que se articulan entre el cuerpo de la mujer y los territorios que habitan vertebró las intervenciones de la cuarta sesión del Coloquio Internacional 30 años de estudios de la mujer, feminismos y movimientos de mujeres en la América Latina y el Caribe. Durante el panel, integrado por las investigadoras Verónica Assef Ceballos, Lorena Isabel Altamirano Romo, Patricia Picazo Sanz, fueron presentadas ponencias que analizan significados asociados a los cuerpos - territorios desde la indagación en diversos contextos.

En Cuerpos violentados y recuperados de las mujeres mapuche Huilliches de San Juan de la Costa, Chile, Verónica Assef profundiza en sus experiencias de acompañamiento a mujeres mapuche en círculos coordinados por la Corporación Mujeres Siglo XXI. El pueblo mapuche históricamente ha sostenido estrategias por la resistencia de sus territorios y por su derecho a existir. La lucha contra los extractivismos y la criminalización es parte de su cotidianidad. La mujer mapuche, además de vivir situaciones de discriminación por pertenecer a una nación originaria, debe enfrentarse a la violencia de género. Para la defensa de sus territorios, pero también de sus cuerpos, las mujeres mapuche se han organizado en colectivos que reivindican sus derechos desde la lengua, las cosmovisiones y los saberes de la cultura a la que pertenecen. Distanciándose de los feminismos hegemónicos, las mujeres indígenas piensan y proponen soluciones a la triple opresión que viven como indígenas, mujeres y pobres.

A través de un acercamiento a las experiencias de mujeres mapuche de San Juan de la Costa, territorio en el que han sido denunciados varios femicidios, Verónica Assef plantea que para comprender la lucha de la mujer mapuche es fundamental mirar hacia la práctica comunal, hacia el uso de la memoria oral como herramienta de formación y transmisión de horizontes comunes. Además, destaca que no debe perderse de vista la importancia que atribuyen a los vínculos entre el cuerpo y el territorio, elementos que se encuentran en “permanente interrelación”. Con la siguiente frase sintetiza dicha afirmación: “Pensamos al cuerpo como el primer territorio, y al territorio lo reconocemos en nuestros cuerpos. Cuando se violentan los lugares que habitamos también se violentan nuestros cuerpos. Cuando se afectan nuestros cuerpos se violentan los lugares que habitamos”.

Iniciando con la lectura del cuento El páramo alumbrado (por Susana Sánchez Aguilar) Lorena Altamirano propuso a los asistentes un recorrido por la biografía de Dolores Cacuango (1881-1971). El cuento evoca la resistencia de Dolores (conocida como Mama Dulu) y su comunidad ante la amenaza a su proyecto de educación bilingüe. La ponencia, La abuela Dolores Cacuango y su participación política en las movilizaciones de Ecuador, fue ilustrada con varias fotografías de esta mujer kayambi que hizo de la lucha por los derechos de su pueblo el centro de su vida. A través de una línea de tiempo en la que se resaltaron algunas de las acciones y organizaciones de las que participó esta mujer – como por ejemplo la fundación de la Federación Ecuatoriana Indígena (1945) y de la primera escuela bilingüe kichwa/español (1946) – nos adentramos en una historia de lucha contra la oligarquía, en defensa del territorio y de la vida.

Lorena Altamirano compartió un video que recoge unas breves palabras de Dolores Cacuango.  Según la autora la denuncia de Dolores “habla de una relación indisoluble, esta vinculación entre la mujer, el cuerpo, el territorio. Nos habla desde esta dimensión, esta concepción del mundo de que cuando se violenta a una mujer se violenta la comunidad, y cuando se violenta la comunidad se violenta la Madre Tierra, y cuando se violenta la Madre Tierra se violenta al territorio”. 

En Las miningas en la literatura colonial española a ambos lados del Atlántico, Patricia Pizarro sitúa una hipótesis de trabajo sobre la que pretende continuar investigando: la ideología franquista estableció una jerarquía entre las mujeres de América Latina y las de Guinea Ecuatorial. Sus estudios sobre la literatura colonial española franquista, en particular de la obra La selva humillada (1951) de Bartolomé Soler, la llevaron a pensar en este tema. Para Patricia Pizarro las referencias a la figura de la mininga, mujer negra a la que se consideraba prostituta en Guinea Ecuatorial, aparecen desde textos anteriores del autor. Sin embargo, a partir de lecturas de sus novelas de viaje ambientadas en América Latina y el Caribe, como La llanura muerta (1947), la investigadora establece una comparación entre diversos pasajes donde la mujer negra latinoamericana y caribeña es calificada como inferior a la guineana. Si bien advierte que se trata de una investigación que comienza, la autora busca comparar la estructura social “a ambos lados del Atlántico” y sus influencias sobre las construcciones discursivas de los cuerpos de la mujer negra en la literatura.

 


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