La década de 1970 significó para América Latina un momento convulso en el contexto del desarrollo de diversos movimientos sociales de izquierda truncados por la reacción de los cuerpos represivos militares en el cono sur. Sin embargo, también esos años estuvieron marcados por la emergencia de una intelectualidad resiliente que desde dentro y también en condiciones de exilio mantuvo activa la producción y acción artísticas como parte de la lucha contra el terror imperante en sus países.    

En Cuba, y tras el triunfo de la Unidad Popular en Chile en 1970, se intensificaron los intercambios con artistas de la región sudamericana a través de exposiciones conjuntas como Cuba-Chile (1971) y los Encuentros de Plástica Latinoamericana realizado en la Casa de las Américas en 1972, 1973,[1] 1976 y 1979.  En ellos, los cruces acaecidos entre la vanguardia artística y la política, sentaron las bases para el trabajo de las redes de artistas e intelectuales que tomando la Casa de las Américas como epicentro de resistencia, propiciaron el debate por el futuro del arte latinoamericano y otros peligros más apremiantes (dictaduras, violencia, persecuciones, muertes).

Con el golpe de estado chileno y uruguayos en 1973, Argentina en 1976, o Brasil desde los sesentas, los cuerpos y territorios violentados, la silueta de los desaparecidos −su ausencia/presencia− instauran la pregunta por la humanidad y sus derechos amenazados durante las dictaduras. Así, las luchas por la vida y el arte como expresión más lúcida de la denuncia irradiaron el continente entero, en constantes acciones de solidaridad de infinidad de creadores.

De ahí que, casi en su totalidad, la selección de obras y artistas en El cuerpo, los territorios, las luchas… hayan participado en algunas de las dos primeras ediciones del Encuentro de Plástica Latinoamericana (1972 y 1973) y pertenezcan a la colección de la Casa. Se establece así un diálogo a partir de la imagen del/de los cuerpo(s), los espacios representados, mostrando la toma de consciencia y acción políticas de una generación que asumió enteramente su compromiso con la realidad latinoamericana y mundial. Asimismo, este diálogo extiende su arco temporal a lo contemporáneo, en el encuentro con la obra del artista chilenx de origen mapuche, Sebastián Calfuqueo, quien ha trabajado en video, el performance, la instalación o diversas publicaciones, sobre los nuevos desafíos que desde el cuerpo y los territorios están teniendo lugar en el Chile contemporáneo: la protección de los recursos naturales, la memoria, la identidad, el cuestionamiento de lo heteronormativo. 

Cinco décadas para dirimir el alcance de la práctica artística como expresión de lo humano, de la fragilidad, pero también de la resistencia. Son otros tiempos, y quizás son nuevos los territorios a proteger, por los que luchar. Conquistar esos espacios, habitarlos con nuestros cuerpos podría ser entonces la vía más veraz de alzar la voz, de ser, de actuar.

La exposisción será inaugurada este viernes 24 de noviembre de 2023, a las 5:00 p.m., en la Galería Latinoamericana de la Casa de las Américas.

¡Los esperamos!