¡La guitarra ha tenido un lugar permanente en la Casa! Por ello el sábado 16 de marzo volvió a disfrutarse el sonido de ese instrumento acompañando a Manuel García, cantor chileno casi cubano, que, en gratitud infinita estrenó una decena de canciones en homenaje a los 65 años de la Casa de las Américas y a su eterna fundadora, Haydee Santamaría. 
La sala Guevara atestiguó la presentación. A media luz, y desde la sinceridad de su alma revolucionaria, Manuel García se entregó entre versos y acordes a la complicidad de un público que aguardaba las piezas musicales cantadas y aplaudidas por vez primera.
El Caminante en la Casa cantó al amor, a la justicia, al Árbol de la Vida, custodio de esas míticas paredes. Cantó a su padre, a las flores, al tiempo, a los amigos, a Yeyé y a la vida que siempre se habrá de defender.
No faltaron los aplausos, no faltaron los abrazos, testigos de la complicidad del artista y su cercanía. Su voz fue magia. Amarillos los girasoles acompañaban un retrato de Haydee...Y ella, justiciera y amorosa, evocada en las letras de Manuel García, desde cualquier lugar de esa sala o de la Casa, prendía “Una vela en la oscuridad”, cuidaba “Un clavel del aire”, guardaba en una mochila algunas cartitas y una pipa de color marrón de “Un hombre con barba”.
Nadie dude que Haydee estuvo allí junto a Manuel, lo abrazó en su concierto, tocó su guitarra y cantó “La sombra y su hombre”, “De una flor a otra flor”, “Rey mago”, “Árbol sagrado”, “Un girasol te espera”, “La Clepsidra y tú”.
Luego volvimos a los 17 de Violeta Parra, se nos reventó el pecho de orgullo con la “Canción del elegido” de Silvio Rodríguez; y allí, en medio de tanta poesía y emoción, nos convencimos una vez más que es posible encontrar belleza incluso en tiempos difíciles, “Gracias a la vida”. 
Sutil cerró el concierto. El violín del joven músico Christopher Simpson y la voz nostálgica de Manuel nos arrullaron con “La danza de las libélulas” según se ponía el sol, frente a ese mar cercano a la Casa.