El pasado viernes 20 de agosto, en la sala Manuel Galich de la Casa de las Américas se presentó la segunda edición de El Negro en el Caribe y otros textos, obra conmemorativa que recopila trabajos del investigador Eric Williams, en el marco del simposio por los 80 años de su famoso escrito, Capitalismo y esclavitud.
En ocasión del aniversario de tan importante publicación, se llevó a cabo el evento con la presencia especial de Erica Williams, hija del investigador. Ella y otros estudiosos de las culturas caribeñas, la filosofía y las lenguas se reunieron para conversar sobre las expresiones desconocidas y marginadas de nuestras antillas.
Completaron el panel Zuleica Romay, directora del Programa de Estudios sobre Afroamérica de la Casa; Félix Valdés, del Instituto de Filosofía y Samuel Furé Davis, de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana. Todos, de una forma u otra, formaron parte esencial del proceso de compilación y traducción de los textos que conforman el libro, tanto en su primera edición del 2011 como en la presente.
Por aquel entonces, la publicación de El Negro en el Caribe y otros textos constituyó un hito editorial, pues se trataba de la primera vez que estas obras se traducían al español. Además, la compilación fue enriquecida con 17 cartas inéditas intercambiadas entre Williams, Fernando Ortiz y otras figuras destacadas, e incluyó el relato de la visita oficial que Williams realizó a Cuba en 1975, como primer ministro de Trinidad y Tobago.
Tanto en la dimensión intelectual como en la política, Eric Williams fue una de las figuras más destacadas en los movimientos de emancipación del Caribe. En 1944, tras más de diez años de investigación, publicó su influyente obra Capitalismo y esclavitud. Posteriormente, regresó a las Antillas británicas para impulsar los movimientos políticos que culminarían con la independencia de Trinidad y Tobago, donde se desempeñó como primer ministro desde 1956 hasta su muerte en 1981.
Como la mayoría de sus trabajos, el texto tuvo como objetivo desmontar la narrativa hegemónica, que expropiaba las voces de las islas del Caribe, y su historia solo aparecía adyacente a la historia del colonialismo. Además, desmintió la posición de la academia británica, la cual definía la abolición de la esclavitud como un resultado cultural y humanitario, y no económico.
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