La pluricentralidad tras el ocaso del unipolarismo norteamericano. Atilio Borón en Casa de las Américas.


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La segunda jornada de actividades convocadas por la Casa de las Américas en el marco de la 32 Feria Internacional del Libro inició este viernes con la conferencia «¿Se consolidará el orden pluricéntrico tras el ocaso del unipolarismo norteamericano?», impartida por el politólogo argentino Atilio Borón.

La disertación, un acertado análisis de los tiempos actuales, tuvo como eje central la etapa de transición que atraviesan las fuerzas geopolíticas y económicas del orden global. Si bien, tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias, mayoritariamente occidentales, buscaron el establecimiento de relaciones internacionales basadas en la paz, la solidaridad y la seguridad con la creación de organismos como la ONU, no pasó mucho tiempo para que se avistara la preponderancia de Estados Unidos como actor económico y político dominante. A partir de su hegemonía cuya manifestación más directa se dio en la constitución de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en las múltiples estrategias de manipulación y dominio geopolítico que llevó a cabo; el sistema neoliberal capitalista parecía alcanzar certeza de su expansión.

Sin embargo, el cauce de la historia, contrario al pronóstico de la filosofía occidental contemporánea, no presume haber llegado a su fin. Acerca del ocaso, el inevitable declive del imperio estadounidense y la consolidación de nuevos o más fuertes actores geopolíticos, Borón desarrolló el resto de sus interpretaciones. Esta etapa de trancisión tiene la particularidad, señaló el politólogo, de no desenvolverse dentro de un mismo marco civilizatorio como sí ocurrió a finales del siglo xix cuando los Estados Unidos desplazó en supremacía a su antigua metrópoli colonial, Gran Bretaña. En nuestra actualidad, los frentes que disputan la jerarquía global emergen de diversas culturas y modelos de organización económica, por lo que sus movimientos e intereses demuestran la heterogeneidad que marcará el nuevo orden.

Un factor primordial en esta etapa es la constitución de organismos como el BRICS, concebido para el intercambio comercial a partir de un amplio espectro de monedas nacionales cuya valorización permita dirimir la ubiquidad del dólar en el mercado global. Como apuntó Atilio Borón, el declive de occidente en la expresión de la economía norteamericana, se debe también a las propias prácticas del gobierno estadounidense. Fenómenos como el aumento de la deuda pública o la tendencia hacia una economía cada vez más especulativa, compartida por países de Europa, hacen que el posicionamiento la potencia americana descienda frente a la competencia de actores como Rusia o China.

Por otra parte, estos últimos proponen en sus relaciones económicas internacionales, modelos de industrialización, inversión y reciprocidad que equilibran la correlación de fuerzas globales. Resaltaba Borón la primacía adquirida por China como socio comercial en 144 países, además de consagrarse en la producción como el taller industrial del planeta y lograr mejorías significativas en el nivel adquisitivo de vida de sus ciudadanos. No obstante, la multipolaridad que se refleja en este nuevo mapa geopolítico, en el que emergen otros países con interesantes propuestas para el intercambio económico como pudieran ser India, Bielorrusia o Pakistán; la caída de un imperio siempre trae una serie de medidas violentas que rozan lo caótico.

El caso estadounidense, ya en sí reconocido por su tendencia al ejercicio de la violencia, manifiesta sus esfuerzos por imponerse en dos frentes que siempre han sido su especialidad. El primero, como explicaba el politólogo, es su rol en la potencialización de los conflictos bélicos actuales que dan poder a la carrera armamentística norteamericana como renglón vital de su economía y que puede verse en la injerencia sostenida en el conflicto entre Rusia y Ucrania, propiciado en gran medida por las políticas de la OTAN. El país norteamericano ha multiplicado además sus prácticas mediáticas para ejercer dominio en el terreno informativo, desde el cual se empeña en campañas rusofóbicas, por ejemplo, que desacrediten al país euroasiático y perjudiquen sus relaciones con el resto de la comunidad internacional.

Con tales argumentos, Atilio Borón contesta la interrogante que dio lugar a su conferencia: el ocaso del imperio estadounidense y aún de la propia cosmovisión occidental respaldada en el sistema capitalista es inevitable, mientras que la multipolaridad se construye en un proceso que se prevé irreversible. 


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