En su edición 65, el Premio Literario Casa de las Américas propició numerosos encuentros teóricos entre los jurados y el público, entre los cuales resaltó el espacio «Hacer el cuento». Reunidos en la icónica sala Manuel Galich, los narradores Daniel Quirós (Costa Rica), Socorro Venegas (México) y Sergio Cevedo (Cuba) compartieron anécdotas, obras, referentes, y visiones distintas sobre la narrativa actual en la región.
Con la amena y perspicaz conducción de Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias, los jurados en la categoría Cuento del Premio 2025 revelaron algunos secretos de su oficio.
A la pregunta «¿Por qué escriben?», el narrador y profesor costarricense Daniel Quirós respondió que este oficio le permite aportar ideas a partir de sus preocupaciones sociales, lo cual hace influenciado por la novela negra y los policíacos.
Toda su obra surge de la preocupación por su país natal, la experiencia costarricense dentro y fuera del país. Entre sus intereses centrales están la investigación de las transformaciones socioeconómicas que ha vivido esa nación centroamericana en los últimos 35 años, y cómo otras regiones se ven afectadas por estas, aseguró.
«La novela negra es una excusa para investigar la dinámica social y cultural alrededor de esos cambios en ciertas zonas», declaró el autor de Verano rojo (2010), novela que le valió el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría y fue nombrada entre las 30 mejores publicaciones costarricenses de las últimas tres décadas.
A propósito de los autores y tradiciones literarias que le han marcado, Quirós reveló que desde pequeño lee mucho en inglés y en casa su familia era muy ecléctica. Dijo sentirse influenciado por la Generación del 40 en Costa Rica, pero que además le atraen Juan Rulfo (México), Alejandra Pizarnik (Argentina), Raymond Chandler (Estados Unidos) y Leonardo Padura (Cuba).
Por su parte, la escritora, narradora y editora mexicana Socorro Venegas comentó, entre anécdotas personales, que no podría separar por qué lee y por qué escribe. «Si no pudiera escribir sería una declaración de muerte para mí», sentenció, y lo mismo le ocurre con la lectura.
El duelo, la enfermedad, el mundo de los niños y su visión particular de la vida han sido algunos de los temas que eligió desarrollar, y ello está marcado por la pérdida de un hermano a causa de leucemia, cuando el pequeño solo contaba 9 años de edad.
También vibran en sus libros las ideas de feminidad, libertad y miedo, afirmó la investigadora que también es reconocida por su labor a cargo de la Dirección de Publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Respecto a lecturas, formación y tradiciones, Venegas citó escritores que leyó y aún lee, entre ellos Julio Cortázar (Argentina), Armonía Somers (Uruguay), Elena Garro (México), Clarice Lispector (Brasil), Inés Arredondo (México), entre otros y otras que ha descubierto y con quienes se ha identificado.
Sergio Cevedo, a su vez, aseveró que comparte con sus colegas la obsesión por la composición escrita y la creación literaria. No obstante, pese a haber sido un niño lector ―vicio que no ha abandonado―, afirmó que tomó la decisión de lanzarse a escribir tras su expulsión de la Universidad, evento que le hizo transformar lo que hasta entonces había sido el contenido de su vida.
El también profesor del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso ha merecido diversos galardones literarios dentro y fuera de la nación. En Cuba, destacan el Premio David de Cuento en 1987, por La noche de un día difícil; el Alejo Carpentier de Cuento en 2015, por La gran ola de Kanagawa, así como ha obtenido mención en dos ocasiones (2005 y 2014) en el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar.
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