El viernes 22 de marzo, a dos días de conmemorarse 48 años de la terrible fecha de inicio de la dictadura cívico-militar en Argentina, desde la Casa de las Américas fue presentado el título El renacer de las cigarras, compilación realizada por el investigador Hedelberto López Blanch. El volumen testimonial, cuya presentación estuvo a cargo de su autor, junto a Fernando Luis Rojas, director del Fondo Editorial de la Casa y Graciela Ramírez, una de las testimoniantes; resulta un homenaje a la resistencia de las mujeres argentinas y un llamado a que nunca más se permita en nuestros pueblos el auge del fascismo y la dictadura.

Como bien se explica en el libro, Argentina sufrió a lo largo del siglo XX, cinco golpes militares, pero el más sanguinario y perverso fue el del 24 de marzo de 1976 cuando la jerarquía castrense encabezada por el general Jorge Videla, con la anuencia de los civiles de clase adinerada, bajo la guía y consentimiento del gobierno de Estados Unidos, derrocó a la presidente María Estela Martínez de Perón y se adueñó del poder para instaurar lo que autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional” que se caracterizó por implementar un plan sistemático de terrorismo de Estado.

En la lucha por la defensa de la libertad de la Patria, muchas mujeres argentinas se incorporaron a la militancia revolucionaria en iguales condiciones que sus compañeros. La exorbitante cifra que estima alrededor de treinta mil víctimas, entre asesinados y desaparecidos, incluye los nombres de aquellas mujeres junto a hijos que nunca conocieron. Sin embargo, de entre las sobrevivientes, 16 dieron a Hedelberto López Blanch sus testimonios en los que denuncian las expresiones de deshumanización, sadismo y maldad a las que llegó la dictadura.

 Fue igualmente recordada la perseverancia de las Madres de la Plaza de Mayo, quienes desde 1977 salieron a las calles bonaerenses con la voluntad de exigir al gobierno dictatorial respuestas acerca del paradero de sus hijos desaparecidos o, al menos, conocer si aún vivían. Sí bien, los juicios llevados a cabo luego del derrocamiento de la dictadura permitieron echar luz sobre algunas de las prácticas más cruentas de lo que la Justicia argentina definió como un plan sistemático de desaparición, tortura y exterminio, que se dio en el marco de un genocidio, aún quedan archivos cerrados y juicios que emitir. En el prólogo de El renacer de las cigarras, la presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, reconoció la importancia de los testimonios para la búsqueda de la verdad en torno a los sucesos entre 1976 y 1983.

«Y en estos más de 40 años de recorrido, cada palabra que han brindado las sobrevivientes, cada partícula de información que han podido conservar de su paso por los centros clandestinos de la dictadura, cada nombre, cada apodo, cada rostro de compañeras y compañeros de cautiverio, han sido fundamentales en la reconstrucción del genocidio argentino. También han sido clave sus declaraciones en los juicios por delitos de lesa humanidad, que hoy se siguen consumando».

Junto a los agradecimientos de Adela Segarra, Ana María Careaga y Ana Moro, testimoniantes que asistieron a la presentación de manera virtual, fueron escuchadas las anécdotas de Graciela Ramírez, presente en la Sala Manuel Galich. La voz con que cantó los versos del ya consagrado himno “Como la cigarra”, le fue propicia para rememorar los actos de injusticia que vivenció en aquellos años en los que las fuerzas dictatoriales insistían en dejarlas “muertas o locas”. Consciente de saber reconocer el peligro inminente del fascismo, capacidad lograda de su experiencia, alertó a los jóvenes de hoy, de Argentina, donde un gobierno de derecha niega las atrocidades de la dictadura, pero también a los de Cuba y Latinoamérica.

Por demás, al concluir el espacio entregó a Abel Prieto, presidente de la Casa de las Américas, una cerámica como tributo a los 30 mil pañuelos blancos de la Plaza de Mayo que representan la lucha constante por los familiares y amigos desaparecidos.