El pasado 6 de enero, el conocido espacio Sábado del Libro, dedicó su primera sesión del año al volumen Hay que defender la vida, compilación de textos de Haydee Santamaría, realizada por los investigadores Jaime Gómez Triana, también vicepresidente de la Casa de las Américas y Ana Niria Albo Díaz. Al evento asistieron el poeta Alpidio Alonso, Ministro de Cultura; el presidente de la Casa, Abel Prieto; Juan Rodríguez, presidente del Instituto Cubano del Libro; y Fernando Luis Rojas, director del Fondo Editorial Casa de las Américas.

La presentación del volumen, coeditado por el Fondo Editorial Casa y la editorial Ocean Sur y que fue presentado por vez primera en diciembre del 2022 en homenaje al centenario de la heroína del Moncada, constituyó, en esta ocasión, la acción inaugural del año en que se conmemora el 65 aniversario la Casa de las Américas.

El libro, fruto de la investigación durante cinco años de los archivos de la Casa, comprende tres secciones en las que se organizan los materiales de manera cronológica. En un primer núcleo se concentran materiales escritos por Haydee entre 1953 y 1959, que reflejan su declaración durante el juicio del Moncada y luego su tránsito por la cárcel, por la acción clandestina, la sierra y el exilio. Como queda explicado en la introducción realizada por los compiladores, «las otras dos partes de este libro recogen cartas, entrevistas, charlas, discursos, conversatorios, artículos o fragmentos de intervenciones suyas tal como aparecieron en la prensa, y otros materiales correspondientes a las décadas que van de 1959 a 1980».

Si bien la vida de Haydee Santamaría ha sido tratada a través de otras producciones editoriales o documentales, como los libros La pasión que me llevó al Moncada (2004), novela de Yolanda Portuondo que aborda la trayectoria de la heroína desde su nacimiento hasta 1955, la selección de cartas Destino Haydee Santamaría (Fondo Editorial de la Casa, 2009) o el documental Nuestra Haydee (2015) de Esther Barroso; la reciente compilación, que, igualmente no agota los necesarios estudios sobre Haydee, busca ofrecer a los lectores una visión más complementa de su personalidad y accionar revolucionario.

A través de la publicación de una parte de su correspondencia con el pueblo, inédita hasta el momento, puede reconocerse su preocupación leal por las necesidades de aquellos que, como ella, ponían su confianza en la Revolución. Sus respuestas honestas y directas, aparecidas en el volumen, dan cuenta de la altura moral de quien sabía tratar por igual a las más altas figuras intelectuales de la época como al ciudadano humilde, miembro del pueblo cubano del que ella era parte. Así, las cartas a unos y otros, reflejan su coherencia ideológica, su firmeza política y ética respecto a las urgencias de América Latina, el Caribe y su país.
No puede dejar de mencionarse la carta póstuma a Ernesto Guevara en la que, inmersa en el dolor por la pérdida del amigo, reacia a creerla, recuerda más de una vez la condición internacional del Che, quien no tuvo fronteras y podía ser hallado en el «minero boliviano», «la madre peruana», o simplemente, «el guerrillero». Esa actitud guevariana de la que aprendió Haydee, abrió paso al proyecto en el que concentró sus fuerzas, una vez que fue realidad el triunfo de la Revolución, la Casa de las Américas.

Sus años en la institución como directora e impulsora propiciaron importantes vínculos culturales de Cuba con el resto del continente, en el momento en que se hacía necesario visibilizar la alternativa que supuso nuestra revolución. Hay que defender la vida descubre para los lectores, el pensamiento de quien llevara a cabo tal misión, cuya premisa fundamental no es otra que el propio título del libro.
La imagen de Haydee, «multiplicada y única» tal como la rememorara Roberto Fernández Retamar regresa en este volumen en señal de que la seguimos necesitando. Jaime Gómez Triana, responsable también de la presentación y coautor del libro, insistió en ello en sus palabras:

«Estamos convencidos de que el pensamiento de Haydee Santamaría, resultado de su época y de su compromiso, pero siempre audaz, nunca dogmático ni retórico, puede seguir aportando al ideario de la emancipación en el presente y en el futuro, así como las luchas de Cuba y otros pueblos por toda la justicia».