Como cada verano, la Casa de las Américas organiza variadas actividades para el al disfrute y aprendizaje de los más pequeños. El pasado viernes 19 de julio, la sala Che Guevara fue el lugar propicio para que Fabián Muñoz, diseñador gráfico de la Casa, le enseñara a una decena de niñas y niños cómo crear los más fantasiosos dibujos a partir de un simple garabato.
Frente al monumental Árbol de la Vida, entre crayolas y lápices de colores, los infantes dejaron fluir su imaginación: de las letras U y W surgieron montañas o sirenas, quizás inspirados por la obra de Alfonso Soteno, la que muchos vieron por primera vez. Fabián les invitó a observar los largos murales que abarcan las paredes de la sala, y recordó que incluso obras como Para que la libertad no se convierta en estatua, del chileno Roberto Matta, en gran medida se componen de trazos y dibujos nacidos de garabatos.
En la presentación inicial –que fue también una excelente clase de apreciación artística–, el diseñador les mostró cuadros abstractos y expresionistas, obras de Joan Miró, Pablo Picasso o Antonio Saura, además de sus propias creaciones, todo desde una entretenida técnica didáctica. El objetivo no fue otro que demostrarles a los pequeños que el garabato, la idea original y creativa, a mano alzada, espontánea, podía surgir de ellos, como mismo surgió de la imaginación de los grandes pintores.
Una foto de Picasso con siete u ocho años resultó igualmente inspiradora, así como el conocido relato de su perro salchicha Lump, que le acompañó durante años y al cual dibujó mediante el trazado de una sola línea. El gran artista español, comentó Fabián, dijo una vez que le había tomado toda la vida aprender a pintar como un niño. A tanta motivación acompañó la habilidad creadora del diseñador, quien a partir de los garabatos de sus alumnos creó una composición particular: un payaso, una luna, un gallo; y ellos dibujaron detrás, imitando y renovando trazos.
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