El VI Coloquio Internacional de Estudios sobre Culturas Originarias de América ofreció entre sus paneles un importante recorrido sobre la actualidad de la comunidad taína en Cuba. El miércoles 16 de octubre, la visita de los representantes de La gran familia india de Cuba y la conferencia magistral “Indigeneidad en las Américas” del investigador y activista José Barreiro, fueron algunos de los más destacados momentos de la jornada.
De regreso una vez más a su Cuba natal, Barreiro compartió con el público su experiencia de vida y su trayectoria como periodista y activista del Movimiento Indígena Contemporáneo en los Estados Unidos. A la nación norteamericana llegó trasladado por sus familiares cubanos como víctima de la nefasta Operación “Peter Pan” promovida por el gobierno estadounidense en los años sesenta.
En las inmediaciones de Minnesota conocería a los miembros de la comunidad chicana, en quienes identificaría gran parte de sus raíces y costumbres. Así mismo, el temprano contacto con el pueblo Mohawk le haría ser partícipe de múltiples acciones y movimientos por los derechos, la autorepresentación y el establecimiento de diálogos entre las distintas poblaciones que habitan, más allá de las nacionalidades, las tierras de los Estados Unidos y Canadá.
Tras años de activismo, forjado como periodista, traductor e investigador, completamente identificado con sus raíces cubanas y taínas, Barreiro regresaría a Cuba y emprendería un proyecto dedicado a visibilizar las memorias de Francisco Ramírez Rojas, el cacique de los campos cubanos.
Fruto de esta labor, el libro Panchito Cacique de las Montañas, publicado por la Editorial Guaní en New York y presentado en otras de las sesiones del VI Coloquio, desde el testimonio, ha sido un punto de referencia para todos aquellos que buscan conocer la cosmovisión y práctica de la comunidad taína en Cuba.
Como bien expresara Barreiro, más allá de la cuestión racial, la indigeneidad pervive dentro de una gama heterogénea de saberes y prácticas como una alternativa para la convivencia en familia y comunidad. No se trata del aislamiento del universo indígena sino de la imbricación interdependiente de sus visiones con el resto de la sociedad nacional.
A la ponencia de Barreiro siguió un encuentro con Idalis Ramírez Ramírez, Gabriel Rojas, Mariuski Soler Ramírez y Delvis Frometa Ramírez, miembros de las familias taínas del oriente cubano, hijos y nietos de Panchito.
Pudimos conversar sobre él, quien estuviera en años anteriores en la Casa de las Américas, saber de su actual estado de salud y conocer anécdotas sobre sus vivencias en las rancherías. Así mismo, el testimonio de sus hijas constituyó un ejemplo de la constante labor de las familias campesinas cubanas, las cuales se han unido en la construcción de caminos transitables para unificar las zonas rurales profundas con el centro de la ciudad de Baracoa, en Guantánamo.
Por otra parte, durante el horario de la mañana fueron transmitidas de forma virtual las conferencias pertenecientes al panel “Markuecha Anchekorheni: mujeres indígenas tejiendo comunidad desde sus territorios”. Desde la comunidad P´urhepecha (México), María Gutiérrez de Jesús compartió las intervenciones críticas que han asumido las mujeres indígenas en los medios comunitarios. Con el ejemplo de las experiencias vividas y difundidas por Radio Uekorheni, quedó reflejada la importancia de volver visibles la pluralidad de cuerpos, voces e historias latentes en la región.
Desde allá nos llegó también el testimonio de Sandra Jasmín Gutiérrez de Jesús, quien comentó acerca de la impronta de los textiles tradicionales p´urhépecha no solo como objeto simbólico de memoria, sino como arma de continuidad cultural y fuente de la economía de muchas de estas mujeres.
Centrada en el proyecto Sirikupani Tsanharhikuechani: Bordando sueños, la ponencia reveló los objetivos fundamentales de la labor de dichas mujeres: revitalizar la práctica textil en la comunidad mexicana de Huecorio, aprender y difundir las diversas técnicas relacionadas con los textiles p´urhépecha, así como fomentar la memoria histórica colectiva.
Por otra parte, conocimos del Taller DeLirio gracias a Tania Domínguez Gallegos, el cual constituye un espacio cultural y artístico enfocado en la elaboración de papel artesanal con diversas fibras provenientes del entorno orgánico del lago Pátzcuaro o Japundarhu, cuna de la cultura p´urhépecha. En una confluencia entre muralismo y arte gráfico, las acciones del taller están inspiradas en el rescate y la conservación medioambiental del territorio, de los cuales también participan. Son el resultado de la búsqueda de un arte culturalmente sensible y con un profundo compromiso social.
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