La cultura como derecho de todos los cubanos, ha figurado entre los más caros anhelos de generaciones de patriotas nuestros. De ahí que apenas a dos años del triunfo revolucionario de enero de 1959 se abrieran las primeras Escuelas de Instructores de Arte y, con ellas, la posibilidad de desarrollar un Movimiento de Artistas Aficionados en todo el país.

Se trata de individuos que, si bien no poseen la formación técnica de los artistas profesionales, formados en el Sistema de Enseñanza Artística que también se ha desarrollado en Cuba, poseen el talento y la sensibilidad que acompaña a todo verdadero artista.

En los comienzos, fue la Dirección Nacional de Aficionados y Casas de Cultura la que les dio atención y organizó los primeros Festivales de Artistas Aficionados; más tarde los asumió el Centro Nacional de Cultura Comunitaria y, actualmente, el Consejo Nacional de Casas de Cultura, institución que el pasado año cumplió 45 años de fundada.

Gran repercusión tuvo en los sectores estudiantil y obrero la creación del Movimiento de Artistas Aficionados, con una lógica adecuación estructural y organizativa en cada uno de ellos, resultando el de la Federación Estudiantil Universitaria, FEU, el que mayor solidez alcanzó en el tiempo.

Del Festival Nacional de Artistas Aficionados, cuya realización felizmente se retomó en 2023 tras dos décadas de ausencia, surgieron agrupaciones y figuras que han llegado a tener gran aceptación popular.

Y, en muchas comunidades son ellos, los aficionados, quienes llevan el peso de las actividades culturales que ahí se realizan.

Mas, aun cuando la práctica de determinada expresión artística sea solo una especie de divertimento para el individuo, siempre tributará a su bienestar espiritual, principal objetivo del Movimiento de Artistas Aficionados, cuyos integrantes celebran este 21 de mayo su Día.