El próximo jueves 3 de septiembre a las 5:00 p.m. se inaugurará la exposición personal 20 Años en La Habana, del dibujante, pintor, grabador y curador de origen Alemán Siegfried Kaden (1) más conocido como (Sigi). La muestra se divide en dos partes, la primera podrá verse en la sala “Luis Cernuda”, situada en la planta baja del majestuoso edificio que ocupa el Centro Hispano-Americano de Cultura de La Habana, en Malecón N° 17, entre Prado y Capdevilla. Los espectadores encontrarán telas de gran formato realizadas por Sigi Kaden, en el período comprendido entre los años 2000-2015.
Aparentemente Kaden se forja en la creencia de algunos artistas europeos visionarios, aquellos que, como Paul Gauguin o Henri Rousseau, vivieron hechizados por mundos más allá de sus fronteras físicas o mentales. Gauguin visitó y vivió en las islas del Pacífico, desarrolló la parte más distintiva de su producción en el Caribe (Martinica) y en Oceanía (Polinesia Francesa) tierras indómitas cargadas de magia, sabiduría ancestral, lugares alejados de su realidad inmediata. En cambio Henri Rousseau, trabajó desde París, llenó sus telas de visiones oníricas, a menudo ambientados en la jungla, repletas de animales salvajes, plantas exuberantes y personajes surgidos de su imaginación. Alimentada por las narraciones de soldados que regresaban de distintas campañas bélicas en lugares tan distantes como México, la India y tierras de África. Sigi Kaden, en cambio, no dormita en la contemplación de sus predecesores europeos; el factor psicológico estructura su poética narrativa. Pensamientos enmarcados por un mundo repleto de personajes que conforman su experiencia vital, expresada de forma desenfadada, sin aspaviento alguno.
En muchas de sus piezas resta importancia al entorno en que se mueven sus figuras, grandes planos inundan su imaginario. Sigi no teme al vacío, la economía de recursos plásticos, en ocasiones ralla el descuido, derriba así las barreras que puedan existir entre los espectadores y sus pinturas. Escrutando sus telas podemos encontrar huellas de gatos, marcas de dedos, polvo y humedad. Sigi Kaden se nos muestra tal cual, como hiciera George Grosz, al abordar la realidad en la que vivió, con gran sentido del humor e ironía, sin piedades, lirismos fatuos o artificios elitistas.
Llegados a este punto se nos hace necesario una reflexión sobre la pertenencia de sus creaciones a nuestra cartografía creativa ¿Se pueden inscribir las obras de Sigi dentro del arte cubano actual o debemos seguir considerándolas íntegramente germánicas? O como apunta ese legendario tango “veinte años no es nada…” Kaden es un hombre entre dos tierras, pero es en nuestro suelo donde crea sus obras, desde hace veinte años, las mismas que hoy conforman esta exposición y le hacen merecedor de un puesto entre los cubanos más criollos.
La segunda etapa de la muestra se desarrollará en la primara planta, donde los espectadores podrán apreciar una serie de dibujos, de pequeño formato, titulada: Rostros de mujeres cubanas. Los dibujos de Sigi nos muestran con mayor acierto la vitalidad de este creador. En cada uno de sus trazos, el artista comparte con los espectadores la intimidad de su entorno, el cariño, la pasión, la exuberancia, el erotismo o la ternura que despiertan en él, las mujeres de nuestra Isla.
Rostros de mujeres cubanas, no debe tomarse como una serie de bocetos o esbozos para posteriores obras, para Sigi Kaden capturar el momento es vital, se sirve de cuanto esté a su alcance, un poco de café, bolígrafos comunes, vino, tinta en aguadas o papel para cartas. Sus dibujos pueden recordar aquellos que Julio Girona realizó en vida, habitados por mujeres solitarias que coexisten en el silencio infinito de su entorno, en una suerte de mónologo privado, del cual se evidencian unas pocas líneas. La elección de los materiales tampoco es azarosa, con sus dibujos Kaden estructura un diario público, el cual puede trasladar consigo sin mayores problemas logísticos, para más tarde compartirlos con todos nosotros.
El artista de origen alemán llegó a la mayor de las antillas en 1995, procedente de Munich, fatigado por una sociedad superficial que comenzó a forjarse tras la caída del muro de Berlín. Esa misma que diseñó una nueva cartografía en la Europa de finales del siglo XX y que afectó de forma estructural nuestra Isla. Para muchos de sus compatriotas, permanecer dentro del nuevo proyecto alemán fue la consecuencia lógica dentro de un proceso cambiante, para Sigi Kaden no fue así, su utopía personal tenía nombre propio, ¡Kuba!. Aquella misma que era noticia y enfrentaba una de sus peores crisis, el llamado Periodo Especial. Su elección de cambiar un mundo convulso por otro patas arriba, sorprendió a muchos coetáneos. Según nos cuenta, llegó a nosotros por casualidad, con el paso de los años, sin embargo, puede verse claramente que es Cuba su elección. Lugar donde encuentra un mundo menos cambiante, más parecido a los referentes sociopolíticos de la mítica RDA, aunque diametralmente opuesto en su clima, raíces, cultura y costumbres. Atractivos suficientes para desembarcar en nuestra tierra, lejos de la hecatombe del mundo en que vivía.
De la Isla le atrapó su gente, la mezcla de color en sus pobladores, su temperatura, la sensualidad, el mar, la explosiva sexualidad que inunda todo. La musicalidad existente en el ambiente, el idioma, los olores, la luz, su arquitectura ecléctica, sus ruinas y por qué no decirlo, el tiempo. Ese que pareciera estar detenido, a diferencia de su vertiginosa vida en una ciudad cosmopolita como Munich, donde el tiempo apenas se atrapa.
Con la muestra personal 20 Años en La Habana, Siegfried Kaden (Sigi) cierra un ciclo en su vida, comparte con el público cubano veinte años de permanencia ininterrumpida entre nosotros, corresponde así a La Habana, ciudad con nombre de mujer que le ha mimado por dos décadas y donde piensa residir muchos años más.
Nota
(1)Nació el 29 de marzo de 1945, en Dresde, Sajonia, de pequeño se traslada con su familia a la entonces Alemania Occidental o RFA. Egresado de la Academias Estatal de Artes Plásticas de Viena, Austria y de la Academia Estatal de Artes Plásticas de Stuttgart, Alemania, en los períodos comprendidos entre 1969 a 1974. De 1968 a 1974 estudia Historia del arte en la Universidad de Stuttgart, Alemania.
Ejerció como profesor de dibujo y pintura en distintas academias, entre las se encuentran, la Academia Internacional de Verano de Salzburgo, Austria. La Academia de San Alejandro de La Habana, el Instituto Superior de Arte de Cuba, así como la Academia Internacional de Verano de Wismar, Alemania. Ha recibido un número significativo de distinciones y premios, entre los que sobresale el Premio de la Bienal de Mulhouse, Suiza en 1982. En 1985 recibe el Premio de la Bolsa del libro alemana, Alemania. 1995 el Premio de la Fundación Erwin und Gisela von Steiner, Munich, Alemania.
Desde 1973 ha participado en más de cincuenta exposiciones personales y un número mayor de exposiciones colectivas. Ha expuesto su obra en galerías, museos, bienales, ferias y centros de arte contemporáneo de Alemania, Cuba, España, Estados Unidos, Suiza, Holanda, Italia, Austria, entre otros. Sus trabajos forman parte de un nutrido número de colecciones públicas y privadas.
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