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65 años y… ¿Qué más?


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Logo del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT)

Es criterio generalizado en las encuestas que se realizan por distintos medios y organizaciones incluyendo el propio Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión, que la programación de la Televisión Cubana es deficiente, que tiene mala calidad, y a veces pienso que son muy crudos los televidentes encuestados, en extremo exigentes y que además, miden parámetros de calidad por criterios cercanos a la televisión comercial en la que nos educamos en la década de 1950 y la influencia foránea que constantemente recibimos. ¿Es divina la TV cubana? No, es humana y por tanto no exenta de errores y contrariedades, ¿La parrilla es totalmente pésima? Tampoco, es criterio de este autor de que hay, como en cualquier otro medio, programas malos y muy malos, otros regulares, buenos, muy buenos y excelentes. ¿Reiterativa? Hasta cierto punto es una práctica de la televisión contemporánea en el mundo, aunque realmente, la nuestra en ocasiones, repite hasta el cansancio.

La República de Cuba es un estado de derecho y más allá de ser cierto este precepto constitucional, el propio proceso humanista y civilizatorio que llevamos adelante desde 1959 ha terminado con el analfabetismo y la subescolarización y elevado a cifras muy altas los niveles de instrucción medio básico, medio superior y superior, por tanto las cubanas y los cubanos de hoy constituyen, en esencia, televidentes muy instruidos. El libre acceso a la cultura artística y literaria, al conocimiento científico y a la práctica deportiva, los convierten en televidentes que conocen de muchas esferas del desarrollo social. Sin embargo, el gusto estético y los consumos culturales adecuados a la recreación no siempre son congruentes con esas características. Cuando se habla de televisión, por lo general la persona la asocia al placer, a “desconectar”, a “desestresarse”… y entonces prefiere algo que lo extraiga de su vida cotidiana y lo transporte a un mundo irreal para él, de ahí que lo mismo un profesional de alta responsabilidad científica o administrativa o una común ama de casa de nivel secundario, den loas a una noveleta frágil, una serie enlatada, una película cursi o un reality show por grosero o tonto que sea, todo a nombre del entretenimiento, no importa quien la oferte, si la propia TV nacional, la “antena”, internet o el “paquete semanal”.

En sus próximos 65 años a cumplir -24 de octubre- la Televisión Cubana tiene el dilema de tratar de ser más aceptada y eso es muy difícil al ser un medio tan masivo, al alcance de todos, complacer a más de once millones de personas se torna en extremo complicado, principalmente si no todos comprenden que la producción espiritual de una formación económico social concreta, está determinada por el modo de producción correspondiente y debe ser expresión de las clases sociales que lo lideran y cuando se trata de la lucha ideológica entre capitalismo y socialismo y el enfrentamiento entre una cultura dominante a nivel global y otra autóctona que trata de mantenerse como salvaguarda de una nación, no se puede ser ingenuo porque se comprometen las conquistas alcanzadas. ¿Acaso se puede intentar educar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en valores y principios éticos de una sociedad socialista y de la nacionalidad cubana y divulgar sin sentido crítico productos de otro sistema y contexto?

Considero que debe haber libertad de consumo cultural, aspirar a la Internet abierta y al alcance de todos, que, de hecho, es un propósito de la actualización del modelo cubano pero preservar nuestra televisión de la banalidad, la chapucería y los subproductos de la seudocultura, debe ser permanente. Sí no hay que temer a colocar en la parrilla televisiva determinadas producciones de otros escenarios –algunas, decididamente no creo que valgan algo ponerlas- pero siempre con el análisis crítico pertinente y con el debate abierto, si confiamos en los niveles de instrucción y culturales de la población, incluyendo de su cultura política, no habría consecuencias mayores, peligros sí y siempre los va a ver, pero mucho menos si los exponemos nosotros y los criticamos desprejuiciadamente, pues cuando se busca clandestinamente y no hay discusión, el peligro es mayor.

La programación fílmica actual de la televisión, no solo es diversa y actualizada sino atractiva culturalmente, para todos los gustos; la programación infantil trata de ser dinámica e instructiva y pudiera ir por los fueros de las anteriores décadas; la información sobre el arte está presente, pero falta más presencia de manifestaciones artísticas específicas; la promoción musical debiera reanalizarse para ser más balanceada; hay que revolucionar los noticieros aunque se están dando pasos concretos para que se parezcan más a nuestra realidad pero aún es insuficiente. La ciencia está presente pero le faltan cosas en esa esfera incluyendo un noticiario científico; la historia está en varios espacios pero no siempre logra el “gancho”. 65 años deben demostrar madurez y este año ha de ser de reflexiones.

Los trajines investigativos sobre la televisión comenzaron a finales del siglo XIX en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania y en la década de 1920 surgieron dos tipos de televisión: la mecánica y la electrónica pero definitivamente se impuso esta última. La etapa experimental se extendió hasta 1935, año en que comienzan las transmisiones de manera irregular en esos países así como a estabilizarse la producción de equipos telerreceptores a los que se sumaron Italia y la Unión Soviética.

La Segunda Guerra Mundial interrumpió la evolución del nuevo invento hasta su recuperación en 1945. En España se realizaron exhibiciones por las compañías no españolas BBC y Philips en 1948. La URSS logra ampliar sus transmisiones a partir de 1946, Francia inaugura un año más tarde el primer canal de televisión regular y Gran Bretaña logra en 1962 la total cobertura en todas las islas de su archipiélago.

La Televisión se extendió a otros países, así en 1950 comienzan sus transmisiones los tres primeros países de América Latina: México, Brasil y Cuba –se hacían experimentos en la isla desde 1946- a los que se incorpora Argentina en 1951, año en que se suma otro país europeo: Holanda y en 1952 lo hacen: Italia –que había estado en la etapa experimental de los años 30-, la República Democrática Alemana, Japón y Venezuela; en 1953: Bélgica, Dinamarca, Polonia, Checoslovaquia y Canadá; en 1955: Austria, Luxemburgo y Mónaco en el 56: España y Suecia y un año más tarde, Portugal, mientras Suiza, Finlandia, Yugoslavia, Hungría, Rumanía y China, en 1958.

Al triunfo de la Revolución, Cuba contaba con tres cadenas nacionales de televisión: CMQ Televisión, Unión Radio Televisión y Telemundo, identificadas también como los canales 6, 4 y 2 a las que se sumaba una televisora provincial en Camagüey: el Canal 11.

La televisión a color se inicia a escala experimental en 1953en los Estados Unidos y más tarde se incorporan Francia y Alemania. Cuba hace sus primeros experimentos en esa área hacia 1958 y el 17 de diciembre de 1975 inicia oficialmente sus transmisiones de varias horas a color alternando con la tradicional en blanco y negro y con el inicio de la televisión satelital, Cuba se incorpora a ella con la ayuda de la URSS y el establecimiento de la estación terrena Caribe, en Jaruco.

Definitivamente, Cuba ha sido del bloque pionero en la evolución de la televisión excepto en las últimas innovaciones: el Cable visión y la televisión digital pues a partir de la crisis del Período Especial en la década de 1990 quedaría a la zaga.

Dos canales nacionales quedaron a mediados de la década del 60: el 6 y el 2, y en 1968 se inaugura el Canal 5 Tele Rebelde en Santiago de Cuba que ampliaría a estudios en Holguín, años más tarde, pero que en la década de los 80 se fusionaría con el Canal 2 para formar el Canal Tele Rebelde nacional.

Forman parte de la historia de la televisión varios proyectos de producción como los Estudios de Cine y Televisión de las FAR (ECITFAR), actual Trimagen; la Televisión Latina, de la Agencia Prensa Latina; los Estudios Taíno, Mundo Latino y la Televisión Serrana, en la Sierra Maestra.

En 1986 se crea Cubavisión, con carácter internacional y transmisión por satélite, quedando oficialmente como Cubavisión Internacional cuando el Canal 6 adoptara el nombre de Cubavisión. La Batalla de ideas, en la primera década del siglo XXI vería nacer los telecentros provinciales: Tele Pinar, CHTV, Islavisión, Televisión Yumurí, Tele Cubanacán, Perlavisión, Centrovisión Yayabo, Televisión Camagüey, Tele Tunas, Tele Cristal, CNC Granma, Tele Turquino y Sol Visión, con corresponsalías municipales, así como dos nuevos canales nacionales: Educativo y Educativo 2; más, en 2006 surge, del telecentro CHTV, el Canal Habana, con sus novedades muy aceptadas y comienzan a crearse telecentros municipales en varios territorios, surge el Canal Multivisión y lo más reciente, los canales digitales, la participación cubana en la televisora multinacional Telesur con sede central en Caracas, Venezuela y la acertada acogida por Tele Rebelde del perfil deportivo.

La rica historia de la televisión en Cuba vale recordarla en este, el año de su 65 aniversario, momento de reflexiones y perfeccionamiento… ¿Qué más?

 

 


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