La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, establece entre sus miembros la celebración de los Días Internacionales, una ocasión propicia para concientizar al público en general sobre temas de gran interés, como es el caso de los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud. En este sentido, también estimula a que los medios de comunicación y los Gobiernos socialicen problemas sin resolver, a favor del establecimiento de medidas políticas eficaces.

En estos momentos, cuando la escolarización a escala global es todavía un reto, la Unesco convoca a celebrar, como cada 8 de septiembre, el Día Internacional de la Alfabetización; consciente de la necesidad de una voluntad política innovadora para gestionar el derecho a la alfabetización de personas, comunidades y sociedades, y atendiendo a las condiciones especiales que vive hoy mismo la humanidad toda, centra en el 2020 su accionar en el tema “Enseñanza de la alfabetización y el aprendizaje durante y después de la crisis de la COVID-19”.

Es esta la oportunidad para demostrar logros y desafíos, sobre todo, al analizar los programas que permiten llegar el conocimiento de la lectoescritura a las poblaciones más vulnerables durante la pandemia.

La celebración del Día Internacional de la Alfabetización responde a un llamado de la  Conferencia General de la UNESCO durante su 14ª sesión celebrada el 26 de octubre de 1966; el hecho de identificar la alfabetización como un factor indispensable para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro del marco de la Agenda 2030 -aprobada en 2015-, corrobora la necesidad de promover el acceso universal a una educación de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida de las personas. Por tal motivo, una de las metas del Objetivo nº 4 establece que todos los jóvenes están en el derecho de aprender a leer, escribir y conocer las nociones básicas de aritmética, y que los adultos carentes de esos conocimientos han de tener la posibilidad de acceder a ellos también.

Sobre esta base, la estrategia de alfabetización de la UNESCO (2020-2025) contiene aspectos estratégicos específicos, tales como la elaboración de políticas y estrategias nacionales de alfabetización; las necesidades de aprendizaje de los grupos desfavorecidos, en particular de las mujeres y las niñas; el uso de las tecnologías digitales para ampliar el acceso y mejorar los resultados del aprendizaje; así como el monitoreo del progreso y evaluación de las competencias y los programas en materia de alfabetización.

En el marco de la celebración del 8 de septiembre, se entregan los Premios por el Día Internacional de la Alfabetización, con el objetivo de respaldar las prácticas de alfabetización eficaces y fomentar la promoción de sociedades alfabetizadas dinámicas. La Unesco recompensa a cinco galardonados cada año, y el estímulo consiste en una medalla, un diploma y un premio en metálico de 20 mil dólares estadounidenses, entregados durante una ceremonia oficial de premiación en la Sede de la UNESCO, en París, que este año se propone que sea online.

Para acceder a estos premios, cada gobierno de los Estados miembros a través de sus comisiones nacionales, u Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que mantienen relaciones oficiales con la UNESCO, pueden presentar hasta tres candidaturas para el Premio UNESCO-Confucio de Alfabetización, y hasta dos para el Premio de Alfabetización UNESCO-Rey Sejong. Pueden postularse personas, instituciones y organizaciones, así como programas o proyectos específicos con un trabajo innovador en el campo de la alfabetización de por lo menos tres años, que no hayan sido reconocidos por este Premio Internacional de Alfabetización en los últimos cinco años.

Cuba, que se declaró Territorio Libre de Analfabetismo en 1961, recibió ese alto galardón en 2006, por su contribución a la eliminación del analfabetismo en el mundo, con el aporte realizado a varios países a través del programa Yo, sí puedo.