El proyecto cultural comunitario Tamborcitos de Bejucal arriba a su 15 aniversario. Dirigido por el músico Alexis Hernández, integrante de la agrupación folclórica Tambores de Bejucal, en la provincia de Mayabeque, surgió como una necesidad de esta añeja formación musical con más de 50 años de existencia de asegurar su relevo entre los bejucaleños.
Tradicionales acompañantes de las conocidas Charangas de Bejucal, los tambores cuentan en la actualidad con una generación de jóvenes músicos salidos de este proyecto que tiene hoy una matrícula de 48 niños de entre cuatro y 17 años. “Uno de los requisitos fundamentales -explica Alexis- es poseer un oído rítmico capaz de asimilar las marchas y toques de la percusión cubana”
Así, este promotor cultural, desde la Casa de la Cultura Félix Pita Rodríguez, ha ido desarrollando un proyecto que no solo ha aportado músicos a la insigne agrupación bejucaleña sino que del mismo se han desprendido integrantes para otras agrupaciones como el grupo de música Enfusión, el Bonito Guaguancó o la Banda Municipal.
El origen de los tamborcitos se remonta a los años 80 del siglo pasado. Sus predecesores fueron los Yeyitos, en honor a Rogelio Pérez López, Yeyo, fundador de Tambores.
Mi objetivo es que aprendan a tocar la rumba, el mozambique, el guaguancó, pero especialmente la conga, explica Alexis. La captación la hacemos fundamentalmente en las escuelas aunque también convocamos libremente a presentarse a las pruebas de aptitud. Luego ellos completan su formación en las escuelas de arte. Siempre hay quien coge otro camino pero por lo general se quedan en el municipio.
La reja en el repique y el contratiempo de la campana es lo primero que aprenden los discípulos de Alexis al entrar al proyecto. Es por esa razón que al escuchar el primer compás los congueros dicen, esos son los Tamborcitos…. Ellos participan junto a sus hermanos de los Tambores en diversas presentaciones en Bejucal. Lo mismo se les puede ver en un Consejo Popular urbano que en uno rural, en una escuela, en un espectáculo en el Cine Teatro Martí o en la propia Casa de Cultura. Incluso han viajado a provincias cuando las Charangas se han presentado en Matanzas o Pinar del Río.
Disciplina y muchos deseos de mantener viva esta tradición (la de las Charangas y sus tambores) que nació prácticamente junto con la fundación de la Ciudad de San Felipe y Santiago del Bejucal hace ya 300 años, son dos atributos que hacen de los Tamborcitos un digno relevo de amor y cubana.
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