Hace años que el maestro Adalberto Álvarez figura dentro de lo mejor de la música cubana. Su despegue discográfico ocurrió en 1978, según cuenta el afamado pianista Frank Fernández, cuando este convence a directivos de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, EGREM, para producir un LP de una joven orquesta llamada Son 14 y dirigida por un pianista, arreglista y compositor camagüeyano de nombre Adalberto Álvarez. Agrega Fernández que en aquel momento todo parecía un gran sueño, pero que gracias al empeño y el talento de Adalberto y sus músicos, lograron hacer historia grabando el disco A Bayamo en coche, sin dudas un clásico dentro de la música popular bailable en Cuba.
La salsa, a nivel continental estaba golpeando fuerte en Estados Unidos. Importantes casas disqueras como Fania, reunían a grandes músicos (Celia Cruz, Willy Colón, Héctor Lavoe, Rubén Blades, etc.) y así nacía su All Star… Pero en Cuba no sucedía nada atractivo que pudiese estar a la altura de aquellos, hasta 1979 en que sale al mercado A Bayamo… Así, los ojos de muchos de estos salseros entonces miraron hacia esta pequeña isla, en especial al hombre camagüeyano, nombrado Adalberto Álvarez. Cabe aclarar que la Orquesta Cubana de Música Moderna, creada a finales de los 60s, había descubierto a jóvenes músicos como Juan Pablo Torres, Arturo Sandoval, Chucho Valdés, Paquito D’ Rivera y otros, pero para muchos músicos y musicólogos, fueron tres los grandes acontecimientos que marcaron el rumbo de la música popular de aquellos años:
I- Creación de la Orquesta Cubana de Música Moderna (1967)
II- Creación de Irakere (1973)
III- Salida al mercado del LP A Bayamo en coche (1979)
Con este axioma cronológico, estaba listo el momento para la renovación y el redescubrimiento conceptual que a la postre resultaron definitorios en nuestra música, decantándose unos por el son, otros por el jazz y otros por la simbiosis entre lo llamado culto y popular.
Son 14: el inicio
Nacido en 1948, Adalberto es hijo de un importante cantante popular llamado Enrique, pero apodado Nené, quien además tuvo otros hijos de relevancia musical, como Enrique, director de la Charanga Latina, y Román, contrabajista clásico y maestro de la Escuela Nacional de Arte de La Habana. Precisamente en 1966 ingresa Adalberto a esta escuela, graduándose en 1972, y es cuando regresa a Camagüey para estar al frente de la orquesta de su padre, llamada Avance Juvenil. Aquí comienza su vida profesional, hasta que a sugerencia de un prominente compositor de Santiago de Cuba, llamado Rodulfo Vaillant, Adalberto crea su orquesta Son 14, para recrear y dar nueva vida al son cubano. Ahí, entonces, nace la leyenda.
Con esta, Adalberto se destaca como compositor, arreglista y pianista, que unido a la cálida e inconfundible voz de Esteban Morales, más conocido como “Tiburón” Morales, hacen un binomio musical aún recordado hoy, por la singular cubanía que ambos profesaban desde el escenario: “Tiburón” Morales supo traducir la genialidad de Adalberto como compositor, y Adalberto supo con maestría escribir y orquestar los mejores temas para la voz sonera revelación de su propuesta.
Adalberto Álvarez y su Son: la continuación
Para inicios de 1984, Adalberto vuelve a recrear la fórmula de la renovación en la música cubana, y crea la orquesta que aún hoy le acompaña: Adalberto Álvarez y su Son. Con un formato entre sonora, septeto tradicional y trova, Adalberto logra aglutinar a talentosos músicos para poner de moda nuevamente al son cubano. Ya con la inclusión del tresero Pancho Amat años más tarde, se consolida el fervoroso estilo de sonero clásico que venía haciéndose cada vez más sólido, más auténtico. Si recordado fue el binomio Adalberto-“Tiburón” Morales en Son 14, la unión Adalberto-Pancho Amat de esta nueva orquesta también sería un punto a tener en cuenta en el reposicionamiento del género, con aires eminentemente nuevos y competitivos, que lanzó a planos estelares a ambas figuras del firmamento musical cubano. También la presencia de un extraordinario cantante en aquella agrupación, hoy convertido en ícono invaluable del son, dotó a la misma de un blindaje musical extraordinario. Me refiero a Félix Baloy.
De esta época quedaron temas como El son de Adalberto, Son de la madrugada, El regreso de María, Cántalo pero báilalo y muchos más, los cuales forman parte del patrimonio musical cubano.
El baile de Casino: la otra pasión de Adalberto
El casino, o baile de casino, es un baile de salón que surge en La Habana a finales de la década del 50, mayormente marcado por una fuerte tradición danzaria, dando lugar de forma integral al baile de pareja enlazada, caracterizando la creatividad a partir de la libertad de movimientos. Su dinamismo y elegancia hicieron que muy rápido se propagara por el resto del país, dando lugar a la aparición de toda una serie de aportes por parte de los bailadores, que fueron complicando su coreografía con una serie de ejecuciones con la que se ponía a prueba la destreza de los participantes. Es un evento sociocultural que ha influido directamente en el desarrollo, creatividad y diversidad del fenómeno de la música bailable en Cuba y forma parte desde hace muchos años, de la mirada de Adalberto, quien se ha preocupado por mantenerlo vivo a toda costa. Mientras que varias orquestas se inclinaban hacia la ruptura del concepto de baile de pareja, y la música que hacían iban por ese camino, Adalberto Álvarez apostaba desde los años 70s al casino, hacia una relación entre baile y música capaz de retomar, de cierta forma, la mejor tradición de la música de los 40s, y del apogeo de la salsa en la década del 70.
Así, grandes temas de Adalberto fueron creados y diseñados expresamente para el desempeño con éxito del bailador, no solo en Cuba, sino en buena parte de América Latina, Estados Unidos y Europa, ganándose el apodo de “El Caballero del Son” por la elegancia de su música, y su respeto por el sentido rítmico del bailador; así como en 1978 Adalberto rescató al son, y en 1984 lo reoxigenó con elementos tímbricos novedosos, en la actualidad puede decirse, y hasta calificarse, como el músico cubano que mantiene vivo el género, con sabiduría, maestría y brillantez.
Es conocida la cadencia armónica mantenida en su orquesta, el uso de tres cantantes, la incorporación de trombones junto a trompetas, y el peculiar acento del contrabajo, lo cual ha acuñado un particular sello musical que, como el buen ron, ha sabido añejarse con el tiempo.
También la incorporación de mujeres a la orquesta ha sido una novedad musical, por la riqueza de la voz femenina a la hora de hacer los coros, aunque se mantiene la premisa de la masculinidad sonera en cuanto a la tímbrica, muy cuidada por Adalberto. Vale aclarar que en más de 20 años, solo dos mujeres han integrado la orquesta: la primera como pianista y coros, y la segunda como cantante y coros, y ambas son hijas de Adalberto.
Con una carrera profesional que abarca giras internacionales por Estados Unidos, Japón, Dinamarca, Francia, Holanda, Alemania, Inglaterra, España, Suiza, Bélgica, México, Puerto Rico, Venezuela, Colombia y Ecuador por solo citar algunos, Adalberto Álvarez continúa en la actualidad haciendo sones para los bailadores con la misma fuerza con que ha creado varios éxitos, y con el entusiasmo con el que ha grabado más de 20 discos que ya son clásicos en la historia musical cubana.
Desde hace unos años, es Artista Exclusivo de la disquera Bis Music, la cual ha lanzado al mercado los más recientes discos de Adalberto, dejando registro sonoro de lo mejor de la creación sonera cubana de estos años, iniciada para él en aquel lejano 1978, cuando entrando a un estudio de grabación en Santiago de Cuba, no imaginaba que recorrería Bayamo y al mundo, montado en un coche…
Deje un comentario