Adolfo José Guzmán González, nació en La Habana, un 13 de mayo de 1920, justamente hace 100 años. Compositor, pianista, orquestador, director de orquesta, cuenta con una vasta trayectoria y es considerado como uno de los grandes clásico-populares de la música en Cuba.
Yo comencé en la televisión en 1978, pero hacia unos 10 años la visitaba para familiarizarme con los grandes de la música en los medios de difusión que se mantenían trabajando.
A Guzmán lo veía constantemente, siempre acompañado de la compositora Tania Castellanos, su amiga de la vieja guardia, desde los días de la emisora Mil Diez. Ambos frecuentaban la cafetería del hotel Habana Libre donde iban a merendar a diario. Siempre que coincidía con él, lo saludaba diciéndole: “Maestro”.
Tania Castellanos me comentó en una ocasión que se le cayó al suelo una cuchara y rápidamente Guzmán apunto la nota musical que correspondía al sonido de la cuchara al caer. Tenía oído absoluto.
Tanto Adolfo como todos sus hijos han tenido que ver con la música, caracterizándose por ser talentosos y respetuosos.
Los estudios de armonía y composición, los realizó con el profesor Bernardo Moncada, en la década de 1930. En toda esa primera etapa va haciéndose de un oficio unido a su talento natural. Comienza acompañando al cantante Floro Acosta, con quien formó el dúo Ideal. Después toca el piano en Los Románticos Gauchos.
Toca en la emisora CMW Cadena Roja, y luego en la RHC Cadena Azul, en la que acompañó a figuras internacionales como Libertad Lamarque, Amanda Ledesma y Hugo del Carril y al cantante argentino Alberto Gómez, con quien viajó a Santo Domingo, República Dominicana.
Su gran despegue llega en 1943 cuando ingresa como director musical de la radioemisora Mil Diez. De 1945 a 1946 dirige las orquestas del Zombie Club, del cabaret Montmartre, y la orquesta de los teatros América, Fausto, Teatro Nacional y Campoamor.
Tuvo el privilegio de estar asignado para la inauguración del teatro Warner en 1948, donde asume dirección musical y estuvo al frente de la orquesta. El teatro Warner se encoentraba en el lugar que ocupa hoy el cine Yara, adjunto al edificio de la radio y la televisión.
Trabajó la música de grandes como Ignacio Villa (Bola de Nieve), y los cantantes mexicanos Jorge Negrete y Tito Guízar. Pocos conocen que, entre 1967 y 1968 dirigió el cuarteto Los Modernistas, donde cantaba Lourdes Torres.
Dirigió la orquesta Riverside con el cantante Tito Gómez. Igualmente fue director del Teatro Musical, en el cual estuvo a cargo de la puesta en escena de Las vacas gordas, de Abelardo Estorino; El apartamento, de Jesús Gregorio; El vergonzoso en Palacio, de Tirso de Molina, y Pato Macho, de Ignacio Gutiérrez.
En 1969 realizó giras artísticas por países del entonces campo socialista y Francia, y participó en la Expo’67, en Montreal, Canadá.
La obra de Guzmán merece una valoración de un músico como Juan Blanco: “La música de Guzmán es absolutamente cubana. La identidad nacional, en su forma más depurada, está presente en toda su obra. Es decir, que partiendo de esa raíz que es la canción romántica, entronca con la gran trova cubana, con la música de compositores como Lecuona y Sánchez de Fuentes. Sin embargo, y a pesar de esa raíz, su canción No puedo ser feliz, por citar sólo un ejemplo, está más cerca de la obra Corazón, de Sánchez de Fuentes, que de cualquier canción norteamericana. Adolfo tiene un manejo muy avanzado de la armonía. Es un creador de canciones de primera línea por el don melódico y el trabajo armónico que les imprime. Además, trabajaba la orquestación de manera formidable. Su instrumentación era superior. Por eso sus canciones suenan a música de concierto”.
Escribió obras de ballet, lamentos, vals, boleros, canciones, blues, tangos, himnos, marchas, música incidental y para diversos instrumentos. Dedicó temas al Ché, a Viet Nam y al deporte. Dentro de los títulos más reconocidos podemos mencionar: No puedo ser feliz (inmortalizada por Bola de Nieve y Armando Manzanero), Llueve, Libre de pecado, Esta noche te encontré, No es posible querer tanto, Si alguna vez te vas, Profecía.
El maestro fallece el 30 de julio de 1976, el Instituto de la Radio y la Televisión, donde se mantuvo años, le dedica un importante concurso musical el Festival Adolfo Guzmán.
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