Por primera vez en Cuba, llega a la escena una ópera del barroco, a cargo del Teatro Lírico Nacional de Cuba. La Alcina de George Hândel ha estado a cargo de jóvenes figuras de la Compañía, quienes han asumido con mucha seriedad la interpretación de las arias en su doble complejidad musical e histriónica.
El director de la puesta Luis Ernesto Doñas, con experiencia en el audiovisual, refiere que ha sido un reto para él enfrentarse a una obra en la que se vincula el despliegue vocal junto a la actuación, aspectos muy propios de la ópera barroca, “que es muy seria y difícil de interpretar, porque no es a lo que estamos acostumbrados, hay mucho dramatismo, sin embargo el barroco se apoya en las tradiciones populares por lo que no será ajena al público actual. Para el elenco ha sido una forma diferente de enfrentar la música y colocar la voz, porque aunque Alcina se estudia en la academia, por primera vez subirá a un escenario cubano. Yo he tenido alguna experiencia en la dirección de actores, soy un amante de la ópera y conocía a muchos integrantes de la compañía porque participé, junto a algunos de ellos, en el musical Rent, entonces me enamore de la idea y cuando Roberto Chorens, director del Lírico Nacional de Cuba, me lo propuso acepté.”
El concepto de mostrar primeramente la versión musical como parte del Festival “Las Voces Humanas”, en la que participaron la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana junto con todos los cantantes que le dan vida a los seis personajes de esta versión del Lírico Nacional, fue excelente. Esta presentación, previa a la puesta en escena teatral que está en el programa del Festival de Teatro de La Habana, ha dado la oportunidad al público de escoger que elenco es el que más le satisface de acuerdo a sus exigencias.
Respecto al trabajo de las voces el contratenor Ubail Zamora, quien tuvo a su cargo la asesoría musical, ha señalado: “la comprensión de los textos para apoyar el desempeño dramático, la pronunciación del italiano antiguo, así como la presencia del contratenor, aspecto que ya habíamos visto en la puesta hecha por la compañía de La Flauta Mágica, pero que en esta ópera barroca de Hândel tiene una connotación diferente, ha hecho del montaje un proceso complejo que se ha encarado por todo el equipo con mucho entusiasmo y profesionalidad.”
Una de las particularidades de esta producción de Alcina es que por primera vez el público puede apreciar el valor melódico del “aria da capo” propia del barroco, respecto a ello, Ubail Zamora aclara: “el aria de capo consta de tres partes, en la primera el intérprete dice la letra tal y como está en la partitura, con exacta fidelidad, en un segundo momento se realizan algunas variaciones que pueden estar dadas en una mayor rapidez al cantar o en un cambio del tono, la tercera oportunidad en que se repite el texto se adorna con improvisaciones que pueden ser diferentes cada día y están dadas en la letra o en el desempeño escénico.”
Por su parte, Luis Ernesto Doñas comenta, que él le imprimió a la pieza un montaje que viene de lo cinematográfico, si se tiene en cuenta que su formación es audiovisual, “por ello la relación de los actores en escena es más íntima y no tan frente a público como en las óperas que estamos acostumbrados a ver.”
La trama de Alcina fue tomada de la pieza Orlando furioso, de Ariosto y parte de un poema épico ambientado en la época de las luchas de Carlomagno contra el Islam. Su autor es el alemán George Friedrich Händel, quien se recuerda este año por el aniversario 330 de su natalicio. Alcina fue estrenada, el 16 de abril de 1735, en el Royal Opera House del Convent Garden, de Londres.
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