Entre dos fechas de honda significación patriótica, el 10 y el 20 de octubre, hace cinco años partió hacia otra dimensión una de las más notables artistas que ha dado nuestro país: la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, quien distinguió no solo por su talento, sino también por el compromiso profundo que sostuvo a lo largo de su vida con la tierra que la vio nacer.

Alguna vez dijo a los periodistas: “Mi afán es que no quede nadie que no grite ¡Bravo por Cuba!, cuando yo bailo. De no ser así, de no poder cumplir ese sueño, la tristeza sería la recompensa de mis esfuerzos”.

Tal vez en lo que a primera vista pudiera parecer una paradoja, la muerte de la fundadora del Ballet Nacional de Cuba el día 17 del décimo mes, en medio de una de nuestras Jornadas por la Cultura, en realidad convoca a que en cada una de ellas se le recuerde particularmente y se celebre la suerte de su existencia, su condición de cubana.

Alejo Carpentier, al que en ocasión del aniversario 120 de su natalicio se le dedicó este año el evento, escribió en una oportunidad:

“Nacida en una isla cuya música ya en el siglo XVII se distinguía por su originalidad, formada en el seno de un pueblo para el que la danza responde a una necesidad profunda del temperamento, Alicia se ha convertido, en cierta medida, en su artista nacional”.

También fundadora junto a Fernando Alonso de la muy reconocida Escuela Cubana de Ballet, la inolvidable intérprete de “Carmen” y “Giselle” describió en algo más de siete décadas una trayectoria profesional inabarcable en reducido espacio, si se tiene en cuenta que representó a Cuba en 65 países, les fueron conferidos 266 premios y distinciones internacionales, así como 225 de carácter nacional; sin olvidar sus 69 creaciones coreográficas.

Como ser humano, nos legó también un ejemplo de valentía y tenacidad, eso que hoy llamamos resiliencia, al vencer innumerables obstáculos, entre ellos su limitación visual y la edad, una vez que su última presentación tuvo lugar en 1995, cuando ya pasaba las siete décadas de existencia.

Alicia Alonso es un paradigma, no solo para los bailarines, sino para la cultura toda que, especialmente cada octubre, reverenciamos y celebramos.